Durante veinte meses, de noviembre de 1862 a agosto de 1864, tuvo lugar una revolución, de la que el mundo, en esa época, apenas se percató; la causa inmediata era la emoción causada en varios países de Europa por la publicación de un librito llamado Recuerdo de Solferino. Su autor, un joven hombre de negocios de nacionalidad suiza, Jean-Henry Dunant, aprovechó esta ola de simpatía para promover la idea de que ya no se debe tratar como enemigos a los soldados heridos y fuera de combate. Dunant quería que las naciones formen grupos de voluntarios que, con el pleno apoyo del respectivo Gobierno, puedan prestar asistencia permanentemente a los miembros heridos y enfermos, sean amigos o enemigos, de los ejércitos en campaña.
Fue una verdadera proeza que lograra, en menos de un año, reunir en Ginebra a los representantes de 16 Gobiernos interesados y a cierto numero de organizacions filantrópicas para examinar de qué manera podría cristalizar esta idea. Asi, el 29 de octubre de 1863, nació la Cruz Roja.