Pretender tratar el tema de «Solidaridad y protección de los detenidos políticos» es indiscutiblemente una apuesta. En 1980, el problema de los detenidos llamados «políticos» es uno de los más controvertidos, y también uno de los más politizados; procurar identificar una solidaridad realmente universal con respecto a un problema tal, no es, pues, cosa fácil.

En la definición, ya se evidencia disparidad de opiniones. No ocurre así con respecto a la definición de los derechos humanos, pues hay unanimidad, al menos con respecto a los principios; Estados y expertos se refieren a la misma Declaración Universal y a los mismos Pactos. Es verdad, hay divergencias en cuanto a la aplicación de esos textos y en cuanto a si conviene destacar la aplicación de tales derechos más bien que la de tales otros; pero la base formal es universal y puede decirse que hay una solidaridad real en cuanto a los objectivos que se trata idealmente de alcanzar en el ámbito de los derechos humanos.

La « Conferencia de las Naciones Unidas sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Ciertas Armas Convencionales que Puedan Considerarse Excesivamente Novicas o de Efectos Indiscriminados » terminó, el 10 de octubre de 1980, con la aprobación, por consenso, de los instrumentos siguientes:

— Convención sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Ciertas Armas Convencionales,

— Protocolo sobre Fragmentos no Localizables (Protocolo I),

— Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa y otros Artefactos (Protocolo II),

— Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Armas Incendiarias (Protocolo III).

Además, ya en su primer período de sesiones, la Conferencia aprobó una Resolución sobre los sistemas de armas de pequeño calibre.

La Revista Internacional de la Cruz Roja comienza aquí la publicación de una obra reciente titulada «El Comité Internacional de la Cruz Roja», escrita por el señor André Durand, ex delegado general del CICR y autor de una historia del CICR.

El Centro de Investigations Europeas de la Universidad de Lausana publicó, el año 1980, bajo la dirección del profesor Henri Rieben, la edición original en francés de esta obra.

Se reproducirá la obra en su totalidad en la Revista Internacional con la amable autorización del autor y del director del Centro de Investigaciones Europeas, que vivamente agradecemos.

El Servicio de Traducción del CICR efectuó, para la Revista Internacional, las correspondientes versiones en inglés y en español.

Más en tiempo de guerra que en tiempo de paz, pueden darse circunstancias en que soldados y personas civiles se encuentren, contra su voluntad, en una situación en que se utilice una lengua extranjera. Además, pueden verse obligados, en el propio territorio, a relacionarse con personas que hablan diferente idioma. Así pues, en la guerra, la protección de los derechos lingüísticos fundamentales es, quizás, más importante incluso que en tiempo de paz para aliviar la suerte de las personas concernidas. Uno de los modos por los cuales el derecho humanitario tiende a proteger a las víctimas de la guerra es garantizando su derecho a comunicarse en un idioma que comprendan. La finalidad de este estudio es analizar los derechos lingüísticos en tiempo de guerra.

La XXIV Conferencia Internacional de la Cruz Roja tuvo lugar en Manila, del 7 al 14 de noviembre de 1981, en presencia de un considerable nútnero de delegaciones de 121 Sociedades nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, del CICR, de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de cerca de 70 Estados Partes en los Convenios de Ginebra. Asimismo, estuvieron presentes muchos observadores de Sociedades de la Cruz Roja en formación, de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, quienes fueron invitados a seguir los trabajos de la asamblea.

Los meses de octubre y noviembre de 1979, muchos khmers abandonaron sus poblados y encontraron refugio en los campamentos situados en Tailandia o a lo largo de la frontera khmer-tailandesa. El CICR y otros organismos humanitarios, internacionales o privados, tuvieron que satisfacer súbitamente las necesidades de una población numerosa desplazada, agotada por el hambre, el sufrimiento, el miedo, las enfermedades y la guerra. En tales circunstancias, lo primero que ha de hacerse es garantizar la higiene y suministrar alimentos, agua, refugios, todo ello indispensable para sobrevivir. Asimismo, hay que luchar contra las enfermedades y la muerte, tarea a la que se dedicaron inmediatamente los equipos médicos del CICR y de las Sociedades nacionales de la Cruz Roja, así como muchos grupos pertenecientes a otros organismos llegados para ayudar a esos refugiados. Era indispensable coordinar todos los servicios de asistencia médica, de lo que se ocupó CICR.

La XXIV Conferencia Internacional de la Cruz Roja,

considerando que, en varias situaciones de conflicto armado, la falta de documentos que permitan conocer la identidad de los miembros de las fuerzas armadas muertos en el campo de batalla hace muy difícil su identificación,

recordando que, en los artículos 16 y 17 del I Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949, se prevé el porte, por parte de los miembros de las fuerzas armadas, de una placa de identidad para facilitar su identificación en caso de muerte y la comunicación de su fallecimiento a la Potencia de la que dependan,

Por tratarse de un período de transición y de transformación, su unidad se debe únicamente al contraste que presenta con respecto a los conflictos mundiales que lo encuadran. En ese paso de una guerra a otra pueden distinguirse tres períodos que son fases tanto para la evolución del mundo como para la del CICR.

Durante el primer período, inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, los pueblos procuraron organizar el mundo mediante el sistema de la Sociedad de Naciones. Pero no fueron abolidas las secuelas de la guerra. El conflicto se prolongó con las guerras revolucionarias y las guerras civiles. Las epidemias, la desnutrición, el hambre, el éxodo de las poblaciones fueron nuevas pruebas para los países que ya la guerra había devastado.

La asistencia es lo esencial en todas las acciones de la Cruz Roja; la protectión y la asistencia son esenciales para todas las acciones del CICR.

Para entrar en el tema del presente documento « Asistencia y Protectión de la Cruz Roja », han de recordarse normas y conceptos fundamentales que servirán de directrices para dicho estudio.

En primer lugar, ha de aclararse que, en este documento, no se tratarán las situaciones de catástrofes naturales, que normalmente sólo requieren la asistencia de la Cruz Roja; tampoco se tratarán las situaciones de disturbios interiores o de tensiones internas, que principalmente incumben al CICR y a sus actividades en favor de detenidos por motivos políticos o de segundad.

El control continúa siendo uno de los problemas más difíciles del derecho Internacional público y, muy especialmente, del derecho Internacional humanitario aplicable en los conflictos armados. A pesar del sistema previsto en los Convenios de Ginebra y en los Protocolos adicionales y a causa de la inexistencia de una jurisdicción que pueda obligar a los Estados, se cometen con frecuencia graves violaciones contra ese derecho sin que sean objeto de castigo ni siquiera de juicio.

Ante tales violaciones, es delicado el cometido del Comité Internacional de la Cruz Roja.

En primer lugar, puede intervenir por propia iniciativa, especialmente cuando sus delegados están directamente confrontados con violaciones.

Los fundadores de la Cruz Roja no intentaron apoyar su obra en los elementos de una doctrina. Se basaban en una concepción del mundo que les era común y que no requería, al parecer, explicitarse. Los animaba la emoción suscitada por las revelaciones y las propuestas de Henry Dunant. Teniendo por finalidad «tomar seriamente en cuenta la idea expresada en las conclusiones del libro titulado «Recuerdo de Solferino», es decir «la fundación de Sociedades de Socorro para los heridos militares y la institución de un cuerpo de enfermeras voluntarias junto a los ejércitos beligerantes», se preocupaban del «cómo» más bien que del «por qué». Es verdad que esas propuestas contenían en germen todo un conjunto de principios rectores que serían anunciados más tarde; pero que se consideraban entonces como condición necesaria para la aplicación de las primeras decisiones, más bien que como su origen.

Guiaba a los fundadores un sentimiento religioso, que en su mente era una fuente de fraternidad humana. Segñn ellos, la Cruz Roja debía garantizar no sólo el progreso material de la humanidad sino tambien su progreso moral.

La Asamblea del Comité Internacional de la Cruz Roja reeligió, en su reunión de los días 17 y 18 de diciembre de 1980, al señor Alexandre Hay como presidente del CICR para un periodo de cuatro años.

El señor Alexandre Hay habia sucedido como presidente del CICR al profesor Eric Martin y asumió sus funciones el 1 de julio de 1976.

Como presidente del CICR, el señor Hay continúa presidendo también el Consejo Ejecutivo.

En la misma reunión, la Asamblea del CICR renovó el encargo a 4 miembros de su Consejo Ejecutivo: señores R. Pestalozzi, J. Burckhardt, A. Gallino, R. Jäckli. Por lo demás, aceptó la dimisión en ese Consejo de la señora D. Bindschedler-Robert, expresándole su viva gratitud por los servicios prestados desde que se constituyó, en 1973, el Consejo Ejecutivo. La señora D. Bindschedler-Robert sigue siendo miembro de la Asamblea del CICR.

El Comité Internacional se ha enterado, con mucha tristeza, del fallecimiento, el 25 de abril, a la edad de ochenta años, de Lady Angela of Limerick, vicepresidenta de la Cruz Roja Británica y ex presidenta (de 1965 a 1973) de la Comisión Permanente de la Cruz Roja Internacional.

Lady Angela of Limerick era muy conocida y apreciada por todo el Movimiento de la Cruz Roja. En un período difícil, cuando se registraron dos guerras mundiales, dedicó a ese Movimiento más de sesenta años de su vida y, gracias a sus excepcionales cualidades humanas, a su incansable actividad y a su rica experiencia, tuvo considerable influencia y desempeñó un preponderante cometido en nuestro Movimiento.

Durante su visita a Ginebra, el príncipe heredero Harald y la princesa Sonja de Noruega visitaron, el 10 de junio de 1981, la sede del CICR y la Liga de Sociedades de la Cruz Roja.

Recibidos en el CICR por el presidente, señor Alexandre Hay, se informó a Sus Altezas Reales y a su séquito, en presencia de miembros del Comité y de la Directión del CICR, acerca de las actividades de la Institutión; tras haber firmado en el Libro de Oro, visitaron la Agencia Central de Informaciones del CICR.

1. enmendar el artículo 14 como sigue:

Artículo 14 — Función de la Liga

La Liga actúa como centro de información de la Cruz Roja en cuanto se refiere a situaciones ocasionadas por desastres y coordina a nivel internacional su asistencia y la de las Sociedades nacionales, así como la transmitida por su mediación.

El Gobierno suizo recibió, el 18 de septiembre de 1981, un instrumento en el que Santa Lucía formula su declaratión de sucesión por lo que respecta a los cuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para la protectión de las víctimas de la guerra, en virtud de su ratificatión anterior por el Reino Unido de Gran Bretaña y de Irlanda del Norte.

El Gobierno suizo recibió, de la República Democrática Popular Lao, sendos instrumentos de ratificación de los Protocolos adicionales I y II a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativos a los conflictos armados internacionales y no internacionales, aprobados el 8 de junio de 1977, en Ginebra.

Esos instrumentos fueron registrados ante el Gobierno suizo el 18 de noviembre de 1980 y, los Protocolos, de conformidad con sus disposiciones, entraran en vigor, para la Repuiblica Democrática Popular Lao, seis meses despuás del depósito de los instrumentos de ratificación, es decir, el 18 de mayo de 1981.

De conformidad con la decisión tomada, en mayo de 1978, por la Comisión Permanente de la Cruz Roja Internacional de aceptar el ofrecimiento de la Cruz Roja de Filipinos, relativo a que la próximo Conferencia Internacional se organice en Manila, dicha Sociedad nacional envió, en marzo del año en curso, las convocaciones a los miembros de la Conferencia.

Se recuerda que los miembros de la Conferencia Internacional son las Sociedades nacionales de la Cruz Roja, debidamente reconocidas, los Estados Partes en los Convenios de Ginebra, así como el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Liga de Sociedades de la Cruz Roja. También se dirigieron invitaciones a cierto número de observadores, a las Sociedades nacionales en formación y a organizaciones que se interesan por cuestiones que aborda la Conferencia.

El Gobierno de Tuvalu, en carta fechada el 9 de febrero de 1981, dirigida al Consejo Federal Suizo y recibida el 19 del mismo mes, declara que ese Estado se considera obligado por los cuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para la protección de las víctimas de la guerra, en virtud de su ratificación anterior por el Reino Unido de Gran Bretaña y de Irlanda del Norte.

Mediante esta declaración, Tuvalu es Parte en los Convenios de Ginebra desde el 1 de octubre de 1978, fecha de la declaración de su independencia.

Con Tuvalu asciende a 146 el número de Estados Partes en los Convenios de Ginebra.

El presidente de la República de Venezuela, señor Luis Herrera Campins, estuvo, el 12 de los corrientes, en la sede del CICR, acompañado por su esposa y por su séquito. Fue recibido por el presidente del CICR, señor Alexandre Hay. A continuatión, fueron presentados a la pareja presidencial los miembros del Comité y de la Directión del CICR, así como el secretario general de la Liga de Sotiedades de la Cruz Roja, señor Henrik Beer.