La arqueología moderna ha enfocado su atención al estudio de las áreas de actividad para entender formas de vida y patrones de subsistencia. Esto ha conducido a que se manejen niveles de análisis cada vez más pequeños, tales como los estudios de microarqueología, la recuperación de información botánica por medio de la flotación de restos vegetales, y el estudio de fitolitos y polen. Hasta el momento, el análisis químico de los pisos representa la escala más pequeña de estudio, ya que se está tratando con iones y moléculas químicas invisibles, impregnadas en los pisos. Sin embargo, la interpretación arqueológica de estos datos necesita estar sustentada por estudios etnoarqueológicos para entender los patrones de contaminación de actividades universales como el comer, cocinar, almacenar, etcétera y poder extrapolarlos coherentemente a contextos arqueológicos.
El presente trabajo muestra la relación entre las actividades humanas practicadas in situ y la distribución de compuestos químicos orgánicos e inorgánicos que impregnan los pisos de un área habitacional localizada en el poblado de San Vicente Xiloxochitla, en Tlaxcala, México.
Las pruebas químicas aplicadas a 76 muestras identificaron las concentraciones de carbonatos, fosfatos, pH, hierro, calcio, albúmina, ácidos grasos y carbohidratos, además de registrar su color Munsell. Los mapas de distribución muestran que las mayores alteraciones producidas por la ocupación están relacionadas principalmente con las actividades alimenticias y con los desechos de los animales. El resto de las actividades tuvieron un impacto menor en el enriquecimiento químico de los pisos pero a pesar de ello resultan claramente reconocibles. Lo anterior constituye una prueba fehaciente del tipo de información que los compuestos químicos impregnados en los pisos pueden proporcionar en contextos arqueológicos, especialmente cuando los materiales sobre los pisos son escasos.