Hace cien años, el 29 de julio de 1899, se celebraba en La Haya una solemne ceremonia para clausurar la Primera Conferencia Internacional de la Paz. Convocada a iniciativa del zar de Rusia, Nicolás II, los plenipotenciarios de los principales Estados europeos, así como de China, Estados Unidos, Japón, México, Persia y Siam habí an recibido la tarea, según rezaba el memorandum ruso, de "buscar los medios más eficaces de garantizar a todos los pueblos los beneficios de una paz real y duradera y, ante todo, limitar el progresivo desarrollo de los armamentos existentes". La Conferencia fracasó rotundamente. En ese momento de la historia, la desconfianza entre algunas de las principales potencias era tan fuerte que ni siquiera fue posible adoptar una sola medida de desarme. Para quienes querí an garantizar, mediante una institución permanente, la solución pací fica de controversias entre Estados, la creación de una Corte Permanente de Arbitraje fue lo único que les permitió no quedar tan mal.