Una rama de la literatura de la cual por muchos años nada se dijo, ha venido a hacerse presente en nuestra época, el ensayo, hasta el punto de que la literatura hispanoamericana parece ser, por el momento, entre las que forman el ámbito cultural de Occidente, una de las más fecundas en este tipo de producciones. No nos detendremos a precisar qué debe entenderse por ensayo, ya que ello ocuparía la mayor parte del espacio concedido a nuestra colaboración; pero en forma negativa podría decirse que es todo aquel escrito en prosa al cual no pudiéramos cómodamente llamar novela, ni cuento ni artículo de costumbres ni drama, y en forma positiva podríamos añadir que en el ensayo han de barajarse ideas. Es deseable que el ensayo, además, esté bien escrito, más o menos conforme al patrón que dejó para todos los ensayistas hispanoamericanos José Enrique Rodó, el famoso pensador uruguayo. Esta exigencia formal no es, sin embargo, un requisito indispensable, y es notorio que el ensayo hispanoamericano de nuestros días es harto menos elaborado que en los días de Rodó.

Je rappelle ici que le principe de la “procédure de consultation” est contenu dans la Déclaration de Lima du 24 décembre 1938 adoptée par la 8ème Conférence Panaméricaine. Le 4e paragraphe de cette Déclaration prévoit que, pour faciliter les consultations rendues nécessaires par les circonstances, “les ministres des relations extérieures des républiques américaines, quand cela paraît désirable et sur l'initiative de l'un d'eux, se rencontreront dans leurs diverses capitales, par rotation, et sans caractère protocolaire. Chaqué gouvernement peut, sous des circonstances spéciales et pour des raisons spéciales, désigner un représentant en remplacement de son ministre des relations extérieures”.

Hablar hoy de América — de todas las Américas, pero en particular de nuestra América Latina — es lo más aventurado y difícil. Y lo más simple y sencillo. Vivimos complicando un tema que parecía clarísimo en los días batalladores de Bolívar, de Juárez, de Martí. Cuántas veces, en estos tiempos, nuestros ciento ochenta millones de personajes, parecen ciento ochenta millones de problemas en busca de un autor. Hasta hace no muchos años usábamos de una expresión que parecía muy justa. Decíamos que América era el Nuevo Mundo. En efecto, había hecho su aparición geográfica hacía poco tiempo, y se había anticipado a poner en marcha ideales de libertad, de independencia, de democracia, que aún hoy son fuente de progreso político, punto de referencia en los conflictos de todos los días. En Europa estas aspiraciones se estrellaban contra una herencia, aún viva, de jerarquías, de imperios, de aristocracias.

Partimos da noção de estrutura social, cuja conceituação já propuzemos, noutra oportunidade, nos seguintes têrmos: quando falamos em es- ‘ trutura social referímo-nos a urna sociedade encarada do ãngulo das relagóes dos homens entre sí e dos homens com as coisas materiais que o cercam; relações interdependentes e geradas históricamente na atividade social de produzir e reproduzir as condições essenciais de sobrevivencia do grupo. Dêsse modo, tôda estrutura social contém, no mínimo, essas tres partes, que lhe são inseparáveis: por base, urna forma histórica de produção; por corpo, um sistema de estratificação social; por cúpula, um conjunto de instituigóes e de valôres sociais — cujo escôpo é sancionar e manter, como um todo, o sistema estreitamente interdependente formado por essas partes.

Cuando Armand Vasseur afirmara que algunos de los poemas de Whitman parecieran hechos por la mano que escribiera el Bhaghavad Gita, o que fuera una reencarnación de Kalidasa, evade la otra reminiscencia del poeta de Long Island: la persa. Y se ven también contornos del Ramayana; del vahimikio golpe sobre canteras seculares, sólidos relieves en la religiosa formación de estructuras nuevas sobre cimientos de edades babilónicas — o de prístinas rondas indostánicas — en la bíblica expresiva conformación.

Es opinión corriente que el cuento es un género literario en plena decadencia, incapaz ya de interesar al público y en vías de extinción. Cuando un autor de cuentos llega hasta la mesa del editor, sus esperanzas son rápidamente disipadas: “pero hombre, escriba usted novelas. Eso sí que tiene público”. Se argumenta largamente sobre el asunto y se exhiben penosas estadísticas. A más de un joven autor hemos visto echar las tristes cuentas de sus aventuras editoriales. Parece indudable que eso que llamamos “el gran público” prefiere novelas o novelones … tal vez por un cálculo económico: al comprar un libro, prefiere invertir su dinero en el mayor número de páginas!

Brazil, during the past thirty years, has undergone extensive social and economic change, amounting to a Brazilian “Industrial Revolution”. It is always somewhat arbitrary to assign dates to broad historical events, but, if establishment of a starting point for the Industrial Revolution would aid in its understanding, the best date is probably 1930. In the economic field, it is true, World War One represented a first step; in the cultural field, the Week of Modern Art (1922 in Sao Paulo) was the first significant manifestation of a really Brazilian culture. But in both cultural and economic fields, and especially in the political field, the Revolution of 1930 (when Getúlio Vargas came to power), and the world depression beginning in 1929, are the most important events. The phase that many sociologists, economists, and historians call either the National Revolution or the Industrial Revolution, the stage that W. W. Rostow prefers to call the take-off period, began at that time in Brazil.

La Revolución Mexicana como movimiento armado y como proceso políticosocial constituye un tema apasionado para los mexicanos. A escaso número de años del desarrollo de las operaciones bélicas y con la supervivencia de personajes participantes, se vuelve sumamente difícil esclarecer situaciones, uniformar opiniones y sobre todo conciliar intereses.

Sabemos perfectamente que nuestra organización políticoadministrativa actual tiene sus raíces en la Constitución proclamada bajo la egregia figura de don Venustiano Carranza en 1917 y sabemos también que en el norte la personalidad de Francisco Villa se sigue viendo con admiración y con respeto, y que en el sur, donde parece que la Revolución fué sólo una guerra fratricida sin ninguna proyección social, los campesinos que se debaten en la miseria buscan ansiosamente otro Emiliano Zapata.

Aunque las conexiones marítimas de los países latinoamericanos del Pacífico con los Estados Unidos sólo se intensifican desde comienzos del siglo XIX, dando lugar a las obras de Amasa Delano, David Porter y Samuel B. Johnston, no pueden soslayarse los comienzos de esas relaciones, cuanto más remotas más débiles en los albores del siglo XVIII.

“Historically the spread of technical progress has been uneven,” declared Dr. Raúl Prebisch, Executive Secretary of the United Nations’ Economic Commission for Latin America, “and this has contributed to the division of the World economy into industrial centers and peripheral countries engaged in primary production, with differences in income growth.” This division of the family of nations into relatively-developed “centers” and the developing “periphery” lies at the core of the Prebisch theory of industrialism for Latin America.

The Prebisch “thesis”, already twelve years old, has grown out of the Latin-American experience and is gaining an increasing acceptance among Latin-American economists. The effort of this paper will be to lay open the elements of the Prebisch analysis uncritically at its several stages of development. But first it will be useful to review briefly the earlier development of economic growth theory in Latin America.

Cualquier diccionario nos señala los límites de la palabra “contemporáneo”; actual; algo que existe al mismo tiempo que otra persona o cosa. No hay aquí ningún problema de semántica; lo que existe al mismo tiempo que nosotros son los escritores vivos, aunque hayan dejado de escribir.

Para nuestros propósitos, entonces, debemos prescindir de la presencia de novelistas ya desaparecidos, como Augusto D'Halmar, Pedro Prado y Mariano Latorre, que aunque continúan siendo representantes de Chile, no deben figurar entre los novelistas contemporáneos.

Benjamín Franklin y José Martí estuvieron presentes, respectivamente, en el principio y en el término de un largo período de la vida de América. Fué el período dentro del cual se iniciaron y culminaron en gloriosas victorias los empeños enderezados a desuncir el rigor colonial de los pueblos del Nuevo Mundo transformados en naciones soberanas. Franklin nació en los albores del siglo XVIII. Martí murió en las postrimerías del XIX. Franklin y Martí fueron el primero y el último, cronológicamente, de los grandes libertadores americanos.

Desde la madurez de Franklin hasta la de Martí, y en la madurez de éste se produjo su perecimiento, a lo largo y a lo ancho del Hemisferio Occidental, desde los Estados Unidos de América hasta Cuba, con notorios anhelos de superación y liberación en el tiempo y en el espacio, se transformó todo un medio globo.

August 29, 1960, marked exactly a century and a half since the birth of Juan Bautista Alberdi, and more than a century since his pen produced a book of unique importance in the history of Argentina and of America in general — Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. This work, published in 1852, is one of those rare books in the history of the human spirit which capture the sense and meaning of the experience of an age. The age, in this case, is that of the literary generation of 1837 in Argentina, an era which suggests some analogies to the almost equally famous generation of 1842 in Chile, as well as to that of the New-England Transcendentalists. The common element in all three is the birth of an American spirit in letters and thought.

The Republic of Haiti is not a country of the twentieth century. Plagued by questions of race and color, illiteracy, an exhausted soil, a population explosion, a history of ineffectual and corrupt governments, and the worst poverty of the hemisphere, little has been accomplished since independence in the welter of civil wars, coups d'état, and assassinations. An inevitably large body of social legislation, therefore, does not hide the fact that the Haiti of today is a poor, underdeveloped land, relying for its food on archaic and destructive agricultural methods, packed rather than inhabited by a cheerful but disease-ridden negro people.

President Kennedy, in his inaugural address, spoke of an “Alliance for Progress” with Latin America and more recently of an expanded Latin-American aid program. His phrase “Alliance for Progress” underscores the fact that the U. S. chooses not to be identified with blind defenders of the status quo but to support evolutionary change calling for political, social, and economic reform.

What motivates U. S. citizens to tax themselves to help the underdeveloped countries help themselves? One observes an interesting mixture of goals with respect to U. S. aid programs. There is no single enforced purpose handed down from higher authority. Each citizen indicates and advances his own preferences with some sort of compromise or majority view prevailing when necessary. One peculiarity of a democratic society is the pluralism of motivations and purposes.

Generalmente suele señalarse la dictación del Reglamento del libre comercio entre España e Indias de 1778, como la decisión de mayor importancia que tomó la corona española en el siglo XVIII en materias de comercio, relegándose a un segundo término medidas anteriores como el establecimiento de los navios de registro y otras posteriores que ampliaron el horizonte de los comerciantes españoles y criollos. Nuestro propósito es referirnos a estas últimas, que dieron nueva fisonomía a la actividad mercantil y que en conjunto representan, además, la apertura del mercado americano a una influencia directa del comercio extranjero, lo que significó, en último término, la virtual quiebra del monopolio español con mucha anterioridad a los sucesos de 1810. No sería arriesgado afirmar que en los últimos años del régimen español, las colonias eran proveídas con gran holgura y dentro de los términos legales — para excluir el contrabando — desde los más variados centros fabriles del extranjero y que sus productos encontraban colocación en mercados foráneos.