Si bien es muy conocido que la integración económica latinoamericana, mejor dicho sudamericana, se inicia con la suscripción en 1961 del Tratado de Montevideo, hoy estamos contemplando que desde esa fecha se ha venido produciendo precisamente el proceso inverso, por una serie de causas y factores que no es el momento de analizar ni exponer y que están culminando con la desintegración económica de los países sudamericanos.
Sin tomar en cuenta a los países centroamericanos que iniciaron muy tempranamente el proceso de su integración exclusivamente entre ellos, sin referirse en nada al resto de sus hermanos latinoamericanos, los países sudamericanos y México emprendieron en 1961 su propia integración a base del ya mencionado Tratado de Montevideo; mas transcurridos algunos años, después de la Reunión de Presidentes en la ciudad de Bogotá en 1967, países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Chile, resuelven crear una subzona particular de comercio denominada “Subandina”, la misma que de acuerdo con los postulados que sostiene está constituyéndose en un grupo antagónico, por no decir rival, de los que quedaron integrando el Tratado de Montevideo, o sea, Brasil, Uruguay, Paraguay y la Argentina, países que por su situación geográfica han sido denominados los del grupo del Atlántico.