En este trabajo se explora la organización de un taller de cerámica indígena ubicado en el interior de la provincia de Buenos Aires. Este taller fue impulsado por una familia que incursionó sobre técnicas de alfarería indígenas a partir del hallazgo fortuito de fragmentos de cerámica arqueológica. Desde un enfoque biográfico, analizamos las prácticas desplegadas en torno a la cerámica arqueológica que dieron lugar a procesos de memoria indígena. Luego, reflexionamos sobre la dimensión política de los procesos movilizados y el modo en que los mismos interpelan la gestión del patrimonio arqueológico local. A partir de ello se abordan las tensiones que configuran el saber científico académico respecto del patrimonio y la cerámica arqueológica. Con la presentación de este caso se busca aportar al debate sobre los múltiples procesos sociales que los objetos arqueológicos pueden movilizar a nivel local, involucrando una trama compleja de actores e instituciones.