Los países que gozan de paz no saben bien lo que son las guerras. Por ello se acude tan a menudo a los humanitarios para comentarlas y explicarlas. La actión humanitaria se lleva a cabo en el fragor de los conflictos y con más frecuencia más cerca de los combates y, fuera de éstos, tiene lugar una impresionante adaptatión a los medios de comunicación, en las pequeñas pantallas del mundo entero, sobre todo dirigidas al Occidente. Para destacarse en la competitión humanitaria, ofrecer presencia visible a los donantes, recabar fondos o incluso denunciar atrocidades, los humanitarios se empecinan en esta carrera por la imagen, cuyo triunfo es, a veces, la condición de su supervivencia. Pero, a fuerza de salir en la televisión, es esta imagen adaptada a los medios de comunicación la que, a fin de cuentas, explica su actión ante los actores de los conflictos y la que evidencia su lealtad para con este mundo occidental. Es sumamente probable que el rechazo de que son objeto cada vez más los humanitarios aumente, e incluso sea la causa de este encasillamiento en los medios de comunicación. Esto refuerza que se les considere como miembros de un campo ideológico cuyos intereses políticos, económicos y culturales son lo que está en juego cuando se trata de los principales conflictos actuales.