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Published online by Cambridge University Press: 29 January 2010
En los conflictos armados y en las complejas emergencias actuales, los sufrimientos afectan a un mayor número de personas civiles que de combatientes. Tras la guerra fría, era posible definir una zona de confusión que se distinguía por el intenso sufrimiento de las personas civiles. Pero también se podía identificar una zona de estabilidad desde la que actuaba un complicado sistema de asistencia humanitaria destinado a aliviar el sufrimiento de la población civil. En los reportajes de los medios de información se resaltaba el sufrimiento, pero nunca antes en la historia del mundo se había visto tal variedad de organismos humanitarios prestar socorros de emergencia durante los conflictos armados y las emergencias complejas. Inevitablemente, se elevaron protestas para que mejorara la organización y la coordinación y, en 1991–1992, la ONU creó el Departamento de Asuntos Humanitarios (DAH).
2 Según fuentes de la Cruz Roja, durante la primera guerra mundial, el porcentaje de víctimas civiles fue del 15%; durante la segunda guerra mundial, esta cifra alcanzó el 65% y, en los actuales conflictos armados, equivale al 90%. «Campana Mundial para la Protección de las Víctimas de la Guerra», RICR, nº 105, mayo-junio de 1991, p. 331Google Scholar. Véase, asimismo, Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (eds), «Informe Mundial sobre Desastres», Ginebra, 1994, p. 36Google Scholar. «Emergencias complejas» es un término amorfo utilizado por la ONU para esquivar el debate acerca de la línea divisoria entre conflictos armados y otras situaciones. Implica, como mírtimo, crisis de índole nacional, sufrimientos humanos y falta de control por parte dc cualesquiera de las autoridades.
3 De la extensa bibliografía que existe sobre el Movimiento, veánse, en particular, dos publicaciones recientes: Bugnion, François, Le Comité Internacional de la Croix-Rouge et la protection des victimes de la guerre, CICR, Ginebra, 1994Google Scholar; y Hutchinson, John, Champions of charity: War and the rise of the Red Cross, Westview Press, Boulder, 1996Google Scholar.
4 Leaning, Jennifer, «When the system doesn't work: Somalia in 1992», en Cahill, Kevin (ed), A framework for survival: Health, human rights, and humanitarian assistance in conflicts and disasters, Basic Books, for the Council on Foreign Relations, New York, 1993Google Scholar.
5 Véase, asimismo, Roberts, Adam, «Humanitarian war: Military intervention and human rights», Internacional Affairs, 69/3, julio de 1993, pp. 429–450CrossRefGoogle Scholar.
6 Este esquema es una adaptación de Minear, Larry y Weiss, Thomas G., Mercy under fire: War and the global humanitarian community, Westview Press, Boulder, 1995Google Scholar.
7 Informe de actividad, CICR, Ginebra, 1996. En la contabilidad del CICR, la asistencia se anota por separado con respecto a otras categorías como son, «apoyo operacional de las delegaciones» y «gestión», y resulta dificil, así, obtener una idea del coste global de las actividades asistenciales.
8 Harroff-Tavel, Marion, «La acción del Comité Intemacional de la Cruz Roja ante las situaciones de violencia interna, RICR, nº 117, mayo-junio de 1993, p. 219Google Scholar.
9 Illingworth, Montieth, «Remedies for an ailing world: An interview with Doris Schopper», Hemispheres, United Airlines, Chicago, junio de 1995, pp. 19–24Google Scholar.
10 Natsios, Andrew S., «NGOs and the UN system in complex humanitarian emergencies», en Weiss, Thomas G. y Gordenker, Leon (eds), NGOs, the UN, and global governance, Lynne Rienner Publishers, Boulder, 1996, p. 73Google Scholar.
11 Thierry Hentsch nos da una relación interna en Face au Blocus: La Croix-Rouge Internacionale dans le Nigéria en guerre (1967–1970), Graduate Institute of Internacional Studies, Ginebra, 1973Google Scholar. El CICR había obtenido de Lagos autorización para «volar bajo su propia responsabilidad». Una vez revocada esa autorización, el CICR siguió participando en vuelos «nocturnos»: los aviones de la Cruz Roja se mezclaban con los que transportaban armamento a las fuerzas de Biafra. Por lo tanto, ese transporte aéreo no era totalmente neutral. Pero, al CICR le preocupaban las personas civiles del enclave de Biafra y competía con Joint Church Aid (JCA), una coalición de organismos de socorro, a la que no le interesaban demasiado detalles como la autorizacion gubernamental o la neutralidad. Si el CICR se hubiese retirado antes, habría dejado la asistencia durante la guerra en manos de JCA perdiendo el apoyo de gran parte de la opinión pública en Europa y Norteamérica, que era pro Biafra.
12 Minear, Larry y Weiss, Thomas G., op. cit. (nota 6). V., asimismo, Minear, Larry et al.. Humanitarian action in the former Yugoslavia: The U.N.'s Role 1991–1993, Occasional Paper # 18, Brown University, Watson Institute, Providence, RI, 1994, pp. 43, 78.Google Scholar
13 Para un análisis ecuánime, Véase Minear, Larry, Humanitarianism under siege: A critical review of operation lifeline Sudan, Red Sea Press, Trenton, NJ, 1991Google Scholar; y Deng, Francis M. y Minear, Larry, The Challenges of famine relief: Emergency operations in the Sudan, Brookings, Washington, 1992Google Scholar.
14 Bugnion, , op. cit. (nota 3), p. 364Google Scholar: El CICR «ne peut ignorer cet ensemble de régies qu'il a contribué lui-même à établir et dont il demande le respect par les États».
15 además, V., Mars, William De, «Contending neutralities: Humanitarian organizations and war in the Horn of Africa», en Chatfield, Charles, Pagnucco, Ron y Smith, Jacckie (eds), Solidarity beyond the State: The dynamics of transnational social movements, Syracuse University Press, Siracusa, 1996Google Scholar.
16 Bugnion, , op. cit. (nota 3), pp. 946–8Google Scholar.
17 Girod, Christophe, Tempête sur le désert: Le Comité internacional de la Croix-Rouge et la guerre du Golfe 1990–1991, Bruylant, Bruselas, 1994, p. 28Google Scholar.
18 Aproximadamente en la misma época, en la ex Yugoslavia, el CICR aceptó la protección militar para garantizar la liberación y el intercambio de prisioneros, pero no para prestar asistencia a la población civil. El ACNUR aceptó la protección militar de la FORPRONU para desplegar sus actividades asistenciales.
19 Leaning, en Cahill, op. cit. (nota 4), p. 108Google Scholar.
20 Minear y otros, Humanitarian action, op. cit. (nota 12), p. 31Google Scholar.
21 CICR, «The role of the ICRC in relief operations», marzo de 1994, documento no publicado, consultado con autorizaciónGoogle Scholar.
22 Ibid.
23 CICR, Emergency appeal, 1995, p.155Google Scholar.
24 V., en particular, Leaning, en Cahill, op. cit., (nota 4), pp. 114, 117Google Scholar.
25 Oliver, Thomas W., The United Nations in Bangladesh, Princeton University Press, Princeton, 1978Google Scholar. En aquella situación, por una vez, el coordinador de socorros de la ONU era suizo y miembro, asimismo, del CICR. No siempre estaba claro si esa persona representaba a la ONU o al CICR cuando dirigía las actividades de socorros.
26 Weiss, Thomas G. (redactor), Humanitarian emergencies and military help in Africa, Macmillan, for the internacional Peace Academy, Londres, 1990CrossRefGoogle Scholar.
27 Minear, Larry y Weiss, Thomas G., op. cit. (nota 6), p. 118Google Scholar.
28 MFS no era una organización orientada hacia los conflictos armados y, al principio, no le interesaba mucho la cuestión del consentimiento gubernamental. A Physicians for Human Rights interesaba, en particular, la medicina forense, mientras que el CICR se negaba a cooperar en causas penales con miras a facilitar sus actividades en los paises. El CICR, independientemente de su discreta diplomacia, tampoco intentó movilizar una oposición al abuso de la ética médica relacionada con los detenidos. A este respecto, Véase Stover, Eric, The open secret: Torture and medical profession in Chile, American Association for the Advencement of Science, Washington, julio de 1987Google Scholar, y Bloche, Gregg, Uruguay's military physicians: Cogs in a system of state terror, American Association for the Advancement of Science, Washington, marzo de 1987Google Scholar.
29 Brauman, Rony, «The Médecins sans Frontières experience» en Cahill, op. cit. (nota 4), cap. 13Google Scholar.
30 CICR División de Socorros, Handbook for donors: Technical guidelines for donations in kind to ICRC relief operations, CICR, Ginebra, septiembre de 1989Google Scholar.
31 Tansley, Donald D., Informe Final: Una agenda para la Cruz Roja, Institute Henry Dunant, Ginebra, 1975, pp. 23, 24, 54, 78, 80, 126–7Google Scholar. Conviene señalar que el autor era consultor en el equipo de ese estudio, y redactó parte del informe.
32 Caratsch, Claudio, «Humanitarian design and political interference: Red Cross work in the post-Cold War period», Internacional Relations, nº 11/4, abril de 1993, p. 308Google Scholar. El señor Caratsch, uno de los vicepresidentes del CICR, añadió luego que eso era mucho más de lo que el CICR hace habitualmente y que, a menudo, los periodistas consideran que los comunicados de prensa del CICR no son lo suficientemente «atractivos», p. 312Google Scholar.
33 V., por ejemplo, , The Economist, del 21 de mayo de 1988, p. 80Google Scholar.
34 Mercier, Michèle, Crimes sans châtiment: L'action humanitaire en ex-Yougoslavie 1991–1993, Bruylant, Bruselas, 1994Google Scholar; y Christophe Girod, op. cit. (nota 17). Ambos libros fueron publicados primeramente en francés. El primero fue publicado, asimismo, en inglés: Crimes without punishment, Pluto Press, Londres, 1995Google Scholar. Pero el último no fue publicado en inglés a causa de una protesta diplomática. Sin embargo, en opinión del autor de este artículo, poco hay en el texto francés de Girod que justifique la no publicación en inglés. Una persona entrevistada en Ginebra me dijo: «Una protesta diplomática no debe tomarse a la ligera». Es poco probable que muchos organismos humanitarios, que promueven el interés independiente por las personas civiles, retiren de la circulación un relato histórico simplemente porque un Estado no está de acuerdo con su contenido.
35 Hutchinson, op. cit. (nota 3), p. 3Google Scholar.
36 Minear, y Weiss, , op. cit. (nota 6), p. 164Google Scholar.
37 CICR, «The role of the ICRC in relief operations», op. cit. (nota 21), pp. 1–2Google Scholar. Véase, asimismo, Junod, Dominique-D., The Imperiled Red Cross and the Palestine Eretz-Yisrael Conflict 1945–1952, Kegan Paul Internacional, Londres y Nueva York, 1996Google Scholar.
38 Citado en Kent, Randolph C., Anatomy of disaster relief: The internacional network in action, Pinter Publishers, Londres, 1987, p. 173Google Scholar.
39 Minear et al., Humanitarianism in the former Yugoslavia, op. cit. (nota 12), p. 40Google Scholar.
40 Médecins sans fontières (eds), Populations in danger, MSF-UK, Londres, p. 13Google Scholar.
41 Jan Eliasson, citado en: Childers, Erskine, Urquhart, con Brian, Renewing the United Nations system, The Dag Hammarskjöld Institute, for the Ford Foundation, Upsala, 1994, p. 255Google Scholar.
42 El año 1994, tras el masivo éxodo ruandés, varios organismos de socorro no conseguían ponerse de acuerdo sobre si había que distribuir víveres en los campamentos de refugiados controlados por la milicia. El ACNUR prosiguió la distribution de víveres, pero MSF puso término a sus actividades médicas porque pensaba que estaba contribuyendo a la reanudación de los combates.
43 Mégevand, Béatrice, «Entre la insurrección y el gobierno», RICR, nº 127, enero-febrero de 1995, pp. 101–115Google Scholar.
44 Cruz RojalMedia Luna Roja, enero-abril de 1994, p. 21Google Scholar.
45 Natsios, Andrew S., op. cit. (nota 10), pp. 73–74Google Scholar.
46 Acerca de la toma de decisiones del CICR durante la segunda guerra mundial, Véase, en particular, Favez, Jean-Claude, Une mission impossible? Le CICR, les déportations et les camps de concentration nazis, Payot, Lausana, 1988Google Scholar. Favez tuvo acceso a los archivos del CICR. Compárese con François Bugnion, colaborador del CICR, op. cit., (nota 3), cuya interpretación es más favorable.
47 Dominique-D. Junod, op. cit. (nota 37).
48 Freymond, Jacques, Guerres, Revolutions, Croix-Rouge, Institut Universitaire de Hautes Études Internacionales, Ginebra, 1976Google Scholar. Freymond era uno de los vicepresidentes y el presidente en ftinciones del CICR.
49 Algunos de los cambios son reseñados por Vichniac, Isabelle, Croix-Rouge, les stratèges de la bonne conscience, Alain Moreau, París, 1988Google Scholar, pero hay errores en ese relato.
50 V., por ejemplo, «Principios por los que se rige el derecho a la asistencia humanitarian», aprobados por el Consejo del Instituto Internacional de Derecho Humanitario (San Remo), en RICR, nº 120, noviembre-diciembre de 1993, pp. 548–555Google Scholar.
51 Sahnoun, Mohamed, Somalia: The Missed Opportunities, US Institute of Peace Press, Washington, 1994, p. 18Google Scholar. Véanse, asimismo, sus comentarios en los que denuncia «la abrumadora burocracia de las Naciones Unidas que, a diferencia de la Cruz Roja, es una organización integrada por funcionarios más preocupados por su carrera y por los requisites previos que por el trabajo que se traen entre manos», citado en Perez, J., «No easy fix for Somalia», New York Times, 7 de septiembre de 1992, p. A1Google Scholar.
52 Minear, Larry, «Making the humanitarian system work better», en Kevin Cahill (ed), op. cit. (nota 4), p. 243Google Scholar.
53 Cuny, Fredy, «Humanitarian assitance in the post-Cold War era», en Weiss, Thomas G. y Minear, Larry (ed), Humanitarinism Across Borders, Lynne Rienner, Boulder, 1993, p. 168Google Scholar.
54 Ingram, James, «The future architecture for internacional humanitarian assistances» en Thomas G. Weiss y Larry Minear, op. cit. (nota 53), p. 189 y ssGoogle Scholar.