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Published online by Cambridge University Press: 29 January 2010
Durante los últimos años, la opinión pública mundial ha mostrado una preocupación creciente por un problema que, a su vez, parece aumentar en gravedad: el de la tortura. La experiencia reciente del CICR permite pensar que esta preocupación tiene razón de ser y que se trata de una cuestión sumamente grave.El uso reiterado e incluso sistemático de la tortura, siguiendo instrucciones superiores o a causa de la tolerancia cómplice de los responsables, bajo formas violentas o utilizando medios sicológicos y químicos, es un cáncer que parece seguir desarrollándose actualmente, y que amenaza los propios cimientos de la civilizatión. En efecto, de todas las armas, ¿ no es acaso la tortura la más cruel y la más nociva? Su crueldad no necesita demostración; en cuanto a su nocividad, es el resultado del hecho de que la tortura pervierte no sólo a la víctima, obligada a traicionar a su conciencia, y muy a menudo a sus allegados, sino también a los verdugos y a sus jefes, y también al país en donde se practica.