Published online by Cambridge University Press: 28 April 2010
A diferencia de la tendencia hacia la autarquía del conjunto de la economía española durante el primer tercio del siglo xx, los decenios iniciales de la centuria suponen en el País Valenciano un período en el que se consolidan sus vinculaciones con el mercado exterior, como resultado del espectacular aumento de las exportaciones. De esta forma, mientras los años que siguen a la contienda europea constituyen para España la etapa de culminación del modelo de crecimiento basado en la sustitución forzosa de importaciones y en el fomento directo de la demanda industrial por parte del Estado, para el País Valenciano, el decenio posterior a la guerra y, en especial, los años de la Dictadura de Primo de Rivera representan un período de auge y fortalecimiento de su tradición exportadora ante el rápido y sostenido aumento de la demanda europea.
1 Iniciada en el pasado con la exportación de seda, primero, y con la de vino común, decenios más tarde. Véanse Santos Isern, V. M., Cara y cruz de la sedería valenciana (siglos XVII–XIX), Valencia, Institúció Alfóns El Magnànim, 1981Google Scholar, y Carnero, T. i Arbat, , Expansión vinícola y atraso agrario, Madrid, Ministerio de Agricultura, 1980.Google Scholar
2 Como señaló el Instituto Valenciano de Economía, durante los años posteriores a la Guerra “la producción resultaba insuficiente para abastecer la demanda de los países europeos, los precios se elevaron notablemente permitiendo grandes be neficios. Y este hecho originó el desarrollo del cultivo” (I.V.E., Economía citrícola, Madrid, Sindicato Nacional de Frutos y Productos Hortícolas, 1952, p. 5).Google Scholar La misma constatación fue hecha por Manuel de Torres, en Una contribución ol estudio de la economía valenciano, Valencia, s. i., 1930, p. 113.Google Scholar
3 Para 1930 y 1936, datos del Ministerio de Agricultura. Dirección General de Agricultura y Comercio, Anuario(s) Estadístlco(s) de las Producciones Agrícolas. Años respectivos. Para 1920, Bernaldo de Quirós, C. y Amela Mencot, V., El contrato de trabajo de la Plana. Temporada naranjera, 1920–1921, Madrid, Instituto de Reformas Sociales, 1920.Google Scholar En los años treinta el Centro de Estudios Económicos Valencianos (en nadelante, C.E.E.V.) señalaría que “actualmente puede calcularse que existe en la provincia de Valencia un 30 por 100 del número total de naranjos plantados que son aún jóvenes, es decir, que un 80 por 100 no llegan a los cinco años y el resto no llega a los diez años. Este hecho pone de manifiesto la verdad de las grandes inversiones de capital en compra de terrenos o bien en transformaciones de cultivos” (Archivo C.E.E.V., Capital, pp. mecanografiadas, s. f., p. 2). Los mismos porcentajes serían aceptados por Carlos Sarthou en una conferencia basada casi exclusivamente en los trabajos de R. Perpiñá para el C.E.E.V. Véase Sarthou, C., “Algunas ideas sobre economía valenciana, Conferencia en ‘Lo Rat Penat’ en 26 de marzo de 1933, por D. …, ex presidente de la Cámara Oficial Agrícola”, El Agrario Levantino, VII, núm. 84, junio 1933, pp. 4–7Google Scholar (reeditado en Palafox, J. (editor) Los años treinta: crisis económica y derecha valenciana, Valencia, Almudín, 1980, pp. 136–149).Google Scholar
4 Puede verse un resumen en López Gómez, A., “Nuevos riegos en Valencia en el siglo XIX y principios del XX”, en Torletta, G. y Nadal, J. (eds.), Agricultura, comercio colonial y crecimiento económico en la España contemporánea, Barcelona, Ariel, 1974, pp. 186–205Google Scholar; también del mismo autor, “Los regadíos en Valencia en el período 1919–1936”, Estudios Geográficos, XXXIX, núms. 112–113, agosto-noviembre 1968, pp. 397–422.
5 El cuadro siguiente constituye una excelente síntesis de este proceso:
6 Bellver Mustieles, J., Esbozo de la futura economía valenciana. Conferencia. Recopilación de la conferencia pronunciada por D. …, en el Salón Consistorial del Excmo. Ayuntamiento de la ciudad, el dia 24 de junio de 1933, Valencia, Imprenta La Gutemberg, 1933, pp. 141–198Google Scholar, especialmente. También, , Lo naranja española en el mundo, Madrid, J. Cosano, s.a. (¿1927?).Google Scholar
7 Bono, E., La base exportadora de la economia del País Valenciano y el modelo de crecimiento hacia afuera, tesis doctoral, dirigida por el Dr. D. Manuel Sánchez Ayuso, Universidad de Valencia, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, 1974, inédita, pp. 301–305Google Scholar; Picó, J., Empresario e industrialización. El caso valenciano, Madrid, Tecnos, 1976, pp. 72 y ss.Google Scholar Más matizadamente, la tesis es aceptada por Lluch, E., La vía valenciana, Valencia, Tres i Cuatre, 1976, pp. 163–164.Google Scholar
8 Picó, J., Empresario e industrialización…, p. 73.Google Scholar
9 Bellver Mustieles, J., Esbozo de la futura economía valenciana…, p. 177.Google Scholar
10 Font de Mora, R., Comercio de los agrios españoles, Valencia, Tip. Moderna, 1938, pp. 207–217.Google Scholar
11 En los meses en que se realizaba la exportación de la cosecha de naranja del País Valenciano, ésta representaba más del 80 por 100 del total importado por Gran Bretaña, el 90 por 100 del de Francia y el 75 por 100 del absorbido por el mercado alemán. Cfr. Archivo C.E.E.V. Hojas sin identificación. Carpeta Naranja. Unos porcentajes similares pueden obtenerse a partir de las cifras anuales de importación de estos países recogidas en I.V.E., Economía citrícola…, pp. 127–159, restando la fruta procedente de paises que por su situación geográfica tenían un período de comercialización diferente; esto es, todos menos Palestina, Italia y Estados Unidos.
12 Los ejemplos que podrían citarse en este sentido son innumerables. Pueden verse algunos de ellos en Picó, J., Empresario e industrialización…, pp. 71–72Google Scholar, y Bellver Müstieles, J., Esbozo de la futura economía…, p. 183.Google Scholar
13 La feliz expresión es de Villalonga, Ignacio, “El actual momento de la economía valenciana y su relación con el conjunto de la economía española”, Solidaridad económica nacional. Ciclo de conferencias sobre la aportación de dijerentes regiones españolas a la economía nacional, Madrid, Publicaciones de la Unión Económica, 1934, pp. 101–121Google Scholar, p. 113 (incluido en Palafox, J. (ed.), Los años treinta…, páginas 106–133Google Scholar). Intentar un resumen en una nota a pie de página de los principales comentarios sobre esta actitud es prácticamente imposible. Villalonga, Bellver Mustieles, Carlos Sarthou, Terrero Egaña y García Guijarro la constatarían considerándola provocada, como señaló El Agrario Levantino, porque “tan halagüeña situación servía para acentuar nuestro innato individualismo, que se consolidó de tal manera que en nuestra provincia repugnábase toda organización. […] Aquí no se sintió jamás la necesidad de la agrupación ni del cooperativismo” (“El mal del bien”, El Agrario Levantino, VII, núm. 71, marzo 1933, pp. 2–3, p. 2).
14 Y debido también al comportamiento de los exportadores y cultivadores. Como escribió El Mercantil Valenciano, “todos lo hicimos mal: unos vendiendo a conciencia naranja helada y otros exportando la que la experiencia nos ha enseñado que es desechada en todos los mercados” (“Orientaciones sobre el problema naranjero”, El Mercantil Valenciano, 8 de octubre de 1926). Este comportamiento no cambió durante los años posteriores. Font de Mora comentaba en 1938 que “producida la helada comienza el forcejeo para dar salida a las producciones adquiridas por el comercio, y luego a las de cada término municipal, para los que se logró siempre la colaboración de las organizaciones de las localidades en las que el fenómeno ha tenido un carácter más general, ya que no se acepta fácil mente la pérdida de la cosecha y pretenden que el criterio con que se juzga la calidad de la naranja apta para el consumo alcance a declarar como tal la del término que los interesa. Es frecuente también el que se traslade desde zonas afectadas por los fríos a las libres de ellos fruta, para que al salir como proce dente de estas últimas alcance mayor precio, lo que sucede hasta que el desprestigio alcance por igual a toda la producción) (Font de Mora, R., Comercio de los agrios…, p. 34Google Scholar).
15 “Conclusiones de la Conferencia Nacional Naranjera”, El Mercantil Valencia no, 11 de octubre de 1936, Conclusión 5.a
16 Luis García Guijarro, el mismo que había planteado la necesidad de crear una organización cooperativa general en 1926, sería quien encabezaría el movimiento contrario a tales proyectos en años posteriores. Cfr. Guijarro, García, Informe sobre la situación actual del mercado naranjero en Inglaterra, Madrid, Unión Nacional de la Exportación Agrícola, 1930, pp. 15–16.Google Scholar
17 Font de Mora, R., Comercio de los agrios…, p. 207.Google Scholar
11 Desarrollo que, según todos los indicios, estuvo ligado al cambio de la propiedad del Banco de Valencia, adquirido por un grupo de valencianos en 1927. La localización geográfica de las sucursales del Banco y su excelente trayectoria durante los años de la crisis constituyen dos buenos exponentes de este hecho.
19 Font de Mora, R., Comercio de los agrios…, p. 6.Google Scholar
20 Sistemáticamente exagerada en los escritos sobre el comportamiento de los cultivadores valencianos. Véanse Bellver Mustieles, J., Esbozo de la futura economía…, p. 179Google Scholar, y Herrero Egaña, M., “Estudio de nuestras variedades de naranja y creación de otras nuevas por polienación artificial. Orientaciones prácticas para la conquista de nuevos mercados”, en Instituto Nacional Agronómico, Frutos españoles y sus derivados exportables, Madrid, Instituto Nacional Agronómico, 1935, página 309.Google Scholar Que ello no era así, lo subrayaba el ingeniero agrónomo de Castellón Gaspar Molina al escribir: “La parte sanitaria está, en general, muy abandonada en los naranjales de esta región; basta para convencerse de ello dar un paseo por los huertos y se verán los árboles invadidos por todos los parásitos del reino nival y vegetal, específicos del Citrus auration.” (Y aun cuando existen algunos huertos bien cuidados, los efectos de éstos) “son poco duraderos por hallarse los huertos invadidos de otros parásitos, lo que hace que estos huertos fumigados se vean pronto atacados por las mismas enfermedades que sus vecinos” (Molina, G., Nota aclaratoria y cuenta de gastos de instalación del arbolado en naranjos en la zona naranjera de Castellón, por el ingeniero agrónomo D. …, Achivo C.E.E.V., hojas mecanografiadas, s.a., pp. 12–13Google Scholar). La referencia no es única; la misma constatación en “Declaraciones interesantísimas del secretario de la Comisión Gestora de la Cámara, D. Manuel González Torralba, publicadas en El Sol de Madrid”, El Agrario Levantino, VII, núm. 72, abril 1933, pp. 3–5, pp. 3–4.
21 Las cotizaciones que he utilizado para realizar los cálculos que aparecen en las páginas siguientes corresponden a las del mercado de Londres, y se encuentran en el Archivo del C.E.E.V. en hojas separadas sin numerar, con el título de “Cotizaciones de media caja de naranja de 300 en el mercado de Londres. Temporada 1930–1931…”, dentro de una carpeta sin identificación. En ellas se incluye, además de la cotización media en cada subasta, las cajas vendidas y el cambio de la libra esterlina en ese día. Las cotizaciones mensuales que he utilizado han sido ponderadas en todos ios casos.