La producción de Juan de Mena gozó ya de considerable popularidad muy poco después de su publicación. En esta trayectoria de éxitos, la aparición de comentarios que intentaron explicar el significado de sus versos supusieron un hito de gran trascendencia en la canonización literaria del poeta cordobés. Las motivaciones que dan lugar a su elaboración varían, sin embargo, de unos autores a otros, de acuerdo con el paso del tiempo y las corrientes ideológicas y culturales que van sucediéndose. Quiero fijar mi atención en la Glosa que Hernán Núñez de Guzmán, el Pinciano (c.1473–1553), dedica a su Laberinto de Fortuna (1444), cincuenta y cinco años después de que el poeta hubiera escrito su obra y cuando las circunstancias políticas y culturales de la España del momento habían sufrido modificaciones de gran calado. Pretendo esbozar las causas que despiertan el interés de uno de los protagonistas más destacados de la consolidación de la corriente humanista en nuestro país hacia un poema que todavía no participaba plenamente de sus presupuestos ideológicos pero que, sin embargo, podía amoldarse a los principales aspectos que vertebraban este nuevo sistema de conocimiento.

La realización de la Glosa de Núñez participa del programa de esta corriente originada en Italia y que por los años en que él desarrolla su carrera universitaria estaba asentando su implantación en España. Pero no es este un hecho aislado. Recordemos que, poco tiempo antes, Nebrija había utilizado los versos de Mena para ejemplificar algunos apartados de su Gramática (1492) lo que, al margen de controversias todavía no resueltas en torno a la valoración que le despertaba el poeta, es en sí mismo un hecho suficientemente significativo. El desarrollo del humanismo traerá con el paso de los años una evolución hacia nuevos cauces estilísticos y modelos poéticos inéditos, tal como afirma el Brocense en la dedicatoria de su edición a las obras de Mena, que afecta incluso al propio Hernán Núñez: su recopilación de refranes publicada póstumamente (1555) apunta hacia un ideal de naturalidad expresiva que nada tendrá que ver con la propuesta estilística del Laberinto.