Book contents
- Frontmatter
- Dedication
- Indice de Materias
- Prefacio
- Agradecimientos
- Introducción
- I La alegoría, entre figuración nostálgica del duelo y desfiguración melancólica
- II Antecedentes: niños alegóricos en la li teratura y el cine argentinos/ latinoamericanos
- III Alegorías nacionales y relatos nostálgicos de la transmisión fili al
- Apéndice documental: Anexos
- Filmografía y Bibliografía
- Indice
- Frontmatter
- Dedication
- Indice de Materias
- Prefacio
- Agradecimientos
- Introducción
- I La alegoría, entre figuración nostálgica del duelo y desfiguración melancólica
- II Antecedentes: niños alegóricos en la li teratura y el cine argentinos/ latinoamericanos
- III Alegorías nacionales y relatos nostálgicos de la transmisión fili al
- Apéndice documental: Anexos
- Filmografía y Bibliografía
- Indice
Summary
Espérame mucho o las voces del pasado
Si La historia oficial inauguró una serie de películas urbanas articuladas en torno a una niña inocente cuya mirada silenciosa adquiere un valor sintomático y a veces traumático en la economía narrativa, se puede considerar que Espérame mucho abrió otra línea de filmes, centrados en un niño de unos diez años en proceso de iniciación. La mayoría de las películas “de infancia” que siguieron (El rigor del destino, La deuda interna, Un lugar en el mundo, Kamchatka; incluso Amigomío) fundaron su nostalgia en la puesta en escena armoniosa de un territorio principalmente natural. Es la ciudad, sin embargo, o más precisamente el barrio, el objeto de la nostalgia en Espérame mucho (1983), tal como en Valentín (Alejandro Agresti, 2002), película rodada veinte años más tarde.
Estas dos películas, dirigidas con un intervalo de veinte años, construyen historias nostálgicas a la vez de la infancia y del pasado anterior a la dictadura militar de 1976–83; la primera está ambientada en los años 1950–52 y la segunda en 1969, o sea, bajo la dictadura de Onganía, a la que, sin embargo, no hace ninguna alusión explícita. En ambos casos, el relato de infancia se inspira en los recuerdos propios de su director y la época histórica recreada se asocia a una forma de vida más comunitaria y solidaria, subrayada por una presencia importante de los vecinos y amigos del barrio, el cual no es designado ni ubicado con precisión. Según Isidoro Blaistein, coguionista de Espérame mucho, el barrio como micromundo corresponde a la visión del chico (cf. Linares). La misma idea inspira la puesta en escena de Valentín, donde, como destacó Diana Fernández Irusta, las acciones del niño “están íntimamente ligadas con el entorno urbano”: “las calles por las que deambula el chico […] no ofrecen peligro alguno; el fragmento de la ciudad que aparece brinda refugio a sus habitantes, los acompaña, es abarcable y transitable por cualquiera” (2005b: 87).
También en ambos filmes la narración es sostenida por una voz en off: la del adulto que recuerda en Espérame mucho, la del niño en Valentín. La idealización nostálgica de la infancia proyectada en ambas películas puede entenderse a la luz del contexto histórico crítico en el que se realizaron.
- Type
- Chapter
- Information
- El niño en el cine argentino de la postdictadura (1983–2008)Alegoría y nostalgia, pp. 179 - 288Publisher: Boydell & BrewerPrint publication year: 2014