Published online by Cambridge University Press: 11 January 2024
Acorred sin temor a la pelea
Ármanse los valientes adalides
Maldito amén todo cobarde sea.
Autor anónimo.Luego que se efectuó la proclamación, fue Abenamet, a quien seguiremos llamando siempre ferí de Benastepar, a Benajú, y contara a doña Elvira lo que había pasado.
—Has sido —le dijo esta— sumamente cruel conmigo.
—¿Por qué, señora?
—¿Cuando te creía más tranquilo y ajeno de guerreras ideas, vas a dar el golpe destructor a mi patria?
—Acuérdate, doña Elvira, que por desgracia ya no es tuya esa patria; pensaba yo detener por algún tiempo aún el glorioso alzamiento, mas por el mal trato que impíamente han causado he adelantado la hora terrible de la venganza; ¡ay del desgraciado enemigo tuyo que caiga en mis manos! No me hartaré de molestarlo una y mil veces.
—Pues yo, Abenamet, los perdono.
—Yo no.
—¿Y por cumplir una venganza que no apetezco quieres sacrificar hasta mis amigos y deudos?
—No, doña Elvira; cuando llegue la hora feliz que la media luna se halle encumbrada de nuevo en los altos muros de Ronda, tus parientes serán completamente respetados; tampoco pienses que sacrificaré cruelmente ni a los indefensos, ni a los que alzan su espada en apoyo de Castilla; no, yo respeto el valor do quier que lo encuentro; ¿mas quieres que respete a los indignos arcabuceros que quemaron a Benastepar, a los que robaron la hija del ferí de Jubrique, y, sobre todo, al ermitaño de Benameda, y a Inés, su cómplice impía?
—¿Pues acaso…?
—Yo lo sé todo felizmente; sé que fray Silvestre estaba oculto en las salas de Galiana, y sin duda él es quien, por venganza, ha querido sacrificarte.
—Dejo a un lado mis cuitas, y te pido que suspendas por ahora el golpe mortífero.
—Es imposible, señora; ¿soy yo acaso solo el que conspira, ni el agraviado? Detrás de cada mata, detrás de cada piedra, hay ya un hijo de Mahoma ansiando por correr a la lid; además, aunque yo quisiese, se alzó ya el estandarte, y quizás a esta hora marcharán los cristianos de Ronda contra nosotros; vuelve la cara. ¿No ves las hogueras en la cumbre de los montes?
—Sí las veo.
—Pues ellas son la señal de la libertad.
—¡Qué fatalidad terrible!
—Así lo tiene decretado el destino; el cielo te guarde, doña Elvira.
—¿Y qué te vas?
—Es preciso, mas pronto volveré a verte.
To save this book to your Kindle, first ensure [email protected] is added to your Approved Personal Document E-mail List under your Personal Document Settings on the Manage Your Content and Devices page of your Amazon account. Then enter the ‘name’ part of your Kindle email address below. Find out more about saving to your Kindle.
Note you can select to save to either the @free.kindle.com or @kindle.com variations. ‘@free.kindle.com’ emails are free but can only be saved to your device when it is connected to wi-fi. ‘@kindle.com’ emails can be delivered even when you are not connected to wi-fi, but note that service fees apply.
Find out more about the Kindle Personal Document Service.
To save content items to your account, please confirm that you agree to abide by our usage policies. If this is the first time you use this feature, you will be asked to authorise Cambridge Core to connect with your account. Find out more about saving content to Dropbox.
To save content items to your account, please confirm that you agree to abide by our usage policies. If this is the first time you use this feature, you will be asked to authorise Cambridge Core to connect with your account. Find out more about saving content to Google Drive.