La persistencia y la repetición de graves violaciones de los derechos humanos (GVDH) han dado lugar a un enorme número de víctimas en todo el mundo. Los que no han sido asesinados, se han visto afectados por el asesinato de sus seres queridos y por las violaciones de derechos tales como la detención prolongada y la tortura, la mutilación, la violación o la destrucción de sus propiedades, de sus hogares y medios de subsistencia. Las consecuencias físicas, psicológicas y económicas, tanto a nivel individual como social, son en cierta medida inconmensurables e irreparables. También hay que tomar en cuenta que mayoría de las GVDH se producen en plena inestabilidad política, cuando las instituciones estatales apenas funcionan y el Estado de derecho está ausente. Además, los Estados que hacen la transición a una forma de gobierno más democrática se enfrentan a varios obstáculos, consecuencia de los abusos del pasado. Estos obstáculos pueden ser políticos y legales, así como materiales. Asimismo existen varios factores pueden evitar que las víctimas busquen y obtengan justicia. Algunos de ellos son la gran cantidad de víctimas, la dificultad de determinar quién es la víctima y/o el perpetrador, especialmente cuando hablamos de conflictos que han durado mucho tiempo, así como la falta de capacidad y los recursos limitados del Estado en cuestión. Estas circunstancias limitan igualmente la capacidad de los Estados para proporcionar reparaciones. Dado que las autoridades estatales a menudo están directa o indirectamente involucradas en la perpetración de GVDH, una cultura de impunidad comienza a desarrollarse a partir de la incapacidad o falta de voluntad para responsabilizar a dichas autoridades.

Durante muchos años, las víctimas dependieron de la voluntad y la capacidad de los Estados para obtener cualquier tipo de justicia, porque ellas no podían recurrir a mecanismos de justicia internacional para presentar sus reclamos cuando las vías nacionales para la justicia no estaban disponibles o eran ineficaces. Sin embargo, esta situación ha cambiado gradualmente. Reparar o “enmendar” los agravios sufridos por las víctimas, especialmente cuando el daño sufrido es particularmente grave, es hoy en día un imperativo tanto moral como legal para los Estados. Los foros internacionales que tienen como objetivo facilitar la reparación de GVDH, incluidos los que constituyen crímenes internacionales, ahora están disponibles para las víctimas.