Este artículo teoriza las relaciones entre la ciudadanía y el Estado ecuatoriano durante el primer año y medio de la pandemia COVID-19. Basado en una metodología cualitativa de entrevistas, las perspectivas de los participantes revelan relaciones contradictorias con el gobierno características de los estados de seguridad neoliberales, pero también de patrones (pos)coloniales persistentes de exclusión racista y clasista: por un lado, un sentido de abandono del Estado, particularmente en salud pública y educación; y por otro lado, la fuerza represiva del Estado en su uso de medidas militares y policiales y de estados de excepción. Proponemos el término estado disperso para referirnos a estas tendencias opuestas de simultánea ausencia y presencia estatal. Argumentamos que las respuestas ciudadanas a la ausencia estatal incluyen cierta aceptación del retorno de las funciones educativas y sanitarias a comunidades, hogares e individuos, provocando de todas maneras nuevas formas de adaptación y creatividad cultural. En cuanto a la presencia represiva del Estado, los participantes expresaron apoyo considerable hacia medidas estatales autoritarias, frecuentemente justificadas por discursos esencialistas sobre el carácter de la ciudadanía nacional.