El alejamiento de los ciudadanos respecto de los partidos políticos está presente en diferentes lugares y puede evaluarse desde distintos ángulos. El diario El País en Uruguay reportaba con sorpresa que en 2017 la confianza en los partidos políticos cayó al punto más bajo desde 2002 y uno de cada cuatro uruguayos confiaba algo o mucho en ellos (Reference UrwiczUrwicz 2017). En Costa Rica y México se han atendido recomposiciones en el sistema de partidos dado el surgimiento y la pérdida de apoyo de algunos de ellos. En el primer caso con la llegada del Partido Acción Ciudadana en el año 2000, se transformó el sistema bipartidista costarricense y, en el segundo caso, con MORENA (Movimiento Regeneración Nacional) desde 2014, se asiste a un cambio que se acentuó en la última elección presidencial.
En otras latitudes se ha atestiguado el triunfo de candidatos no partidistas como Emmanuel Macron en Francia y Donald Trump en los Estados Unidos de América. Si bien los partidos políticos son necesarios para la configuración de la política (Reference AldrichAldrich 1995), en algunos casos han perdido la fuerza que poseían para generar identificación y simpatía en los ciudadanos (Reference Dalton, McAllister, Wattenberg, Dalton and WattenbergDalton, McAllister y Wattenberg 2000).
Por ello, recientemente se ha acentuado la necesidad de estudiar a aquellos electores no identificados con algún partido político,Footnote 1 debido a la paulatina disminución de la identificación partidista en varias partes del mundo (Reference HagopianHagopian 1998; Reference WattenbergWattenberg 1999; Reference Dalton, McAllister, Wattenberg, Dalton and WattenbergDalton, McAllister y Wattenberg 2000; Reference DaltonDalton 2012, Reference Dalton2013). Este fenómeno ha sido analizado sobre todo en las democracias avanzadas (Reference Keith, Magleby, Nelson, Westlye, Orr and WolfingerKeith et al. 1992; Reference DaltonDalton 1984, Reference Dalton2013), pero “no es exclusivo de ellas” (Reference Dalton and WeldonDalton y Weldon 2007, 181). En América Latina se ha puesto énfasis, sobre todo, en el comportamiento de los identificados con un partido (Reference LupuLupu 2015) y no en los independientes, a excepción de México (Reference EstradaEstrada 2006; Reference Temkin, Solano and Del TroncoTemkin, Solano y Del Tronco 2008; Reference Temkin and CisnerosTemkin y Cisneros 2015). Por esa razón, este artículo pretende llenar ese vacío en la literatura, apoyado en la propuesta de la movilidad cognitiva (Reference InglehartInglehart 1970; Reference DaltonDalton 1984).
La teoría de la movilidad cognitiva argumenta que la modernización trajo consigo cambios en la relación entre partidos y electores, generando un proceso de desalineamiento electoral (Reference InglehartInglehart 1970; Reference ShivelyShively 1979; Reference DaltonDalton 1984, Reference Dalton, Dalton and Wattenberg2000, Reference Dalton2004). Dos desarrollos separados se combinan en este proceso. Por un lado, “el aumento de la habilidad de los individuos para procesar información política como resultado de su alto nivel de educación y, por el otro, la expansión de los medios de comunicación y otras fuentes informativas que han reducido los costos para adquirir información política” (Reference DaltonDalton 2007, 276).
La propuesta central de esta teoría es distinguir dos tipos de electores independientes: apolíticos y apartidistas. Los primeros son individuos con un nivel bajo de interés en la política y escolaridad (baja movilidad cognitiva), mientras que los segundos poseen un nivel más elevado en ambas características (alta movilidad cognitiva). Estas diferencias traen consigo actitudes y comportamientos distintos hacia la política. A partir de esta distinción es que este artículo responde las siguientes preguntas: ¿quiénes son los votantes independientes en América Latina? ¿cuáles son sus actitudes y comportamiento político? Y ¿qué factores influyen en su decisión de voto?
La poca atención puesta a los electores no identificados con un partido en América Latina, puede deberse a dos motivos: uno teórico y otro empírico. Respecto al primero, las explicaciones sobre comportamiento político han enfatizado la fuerza del lazo partidista para entender la manera cómo se comporta un individuo en la arena política (Reference Campbell, Converse, Miller and StokesCampbell et al. 1960; Reference Green, Palmquist and SchicklerGreen, Palmquist y Schickler 2004), y han considerado a los independientes como marginales a la política (Reference Campbell, Converse, Miller and StokesCampbell et al. 1960, 143). Este corpus teórico ha sido relevante para comprender el comportamiento político en Estados Unidos (Reference Campbell, Converse, Miller and StokesCampbell et al. 1960), Europa (Reference Berglund, Schmitt, Holmberg and ThomassenBerglund et al. 2005) e incluso en América Latina (Reference MorenoMoreno 2003, Reference Moreno2009; Reference LupuLupu 2015).
De hecho, en su definición clásica la identificación partidista fue concebida como “la orientación afectiva de un individuo hacia un grupo-objeto importante en su ambiente”, siendo, “los partidos políticos […] el grupo hacia el cual el individuo podría desarrollar una identificación, positiva o negativa, con algún grado de intensidad” (Reference Campbell, Converse, Miller and StokesCampbell et al. 1960, 121–122), y con estabilidad en el tiempo (Reference Green, Palmquist and SchicklerGreen, Palmquist y Schickler 2004). La carencia de este lazo volvía irrelevante el estudio de estos electores dada su marginalidad en el entorno político.
Segundo, sobre la razón empírica, la identificación partidista —y, por consiguiente, la independencia partidista— es un concepto que relativamente hace pocos años comenzó a medirse en Latinoamérica. El Latinobarómetro preguntó al respecto en las rondas de encuestas de 1995, 1996, 1997 y 2003. Posteriormente, modificó la pregunta y a partir de 2010 volvió a medirse.Footnote 2 Por otro lado, el Barómetro de las Américas incorporó la medición en 2006,Footnote 3 y la ha mantenido en todas sus rondas hasta la fecha.Footnote 4
Este artículo muestra evidencia de que en América Latina el promedio de individuos no identificados con un partido político asciende a 61.7 por ciento. Usando la distinción teórica propuesta por Dalton (Reference Dalton1984), se compara a los independientes según su nivel de movilidad cognitiva alto (apartidistas) y bajo (apolíticos). Los apolíticos son el grupo mayoritario en la región al representar el 50.8 por ciento del electorado, mientras que los apartidistas representan el 16.8 por ciento del total. Los apolíticos son menos proclives a la participación electoral y no electoral y se exponen menos a fuentes informativas, a diferencia de los apartidistas. Respecto a su decisión de voto, sus bajos recursos cognitivos los colocan a la saga del electorado, ya que son poco proclives a evaluar el trabajo de la administración gobernante, incluso considerando temas como la economía. En contraste, los apartidistas se comportan de manera más parecida a los partidistas que a los independientes apolíticos, siendo posible destacar la no homogeneidad en el comportamiento del grupo de independientes en América Latina.
El artículo está organizado de la siguiente manera. Se presenta el panorama y la revisión de la literatura sobre el tema. Posteriormente se plantea el argumento teórico, se expone la evidencia y, se discuten los resultados.
Independencia partidista: Panorama y estudios previos
Los datos disponibles tanto del Barómetro de las Américas (LAPOP) 2006–2016, en conjunto con el Latinobarómetro, 1995–2003, muestran que en América Latina el promedio de individuos no identificados con un partido político en el periodo de 1995 a 2016 es de 61.7 por ciento y como tendencia se observa su crecimiento en todos los países de la región (Figura 1).
En 1995 los independientes representaban el 54.2 por ciento del total del electorado, mientras que en 2016 representaron el 74.3 por ciento.Footnote 5 La variación entre países es amplia. Guatemala posee el mayor número de no identificados con un partido político con 77.8 por ciento en el periodo de 1995 a 2016, mientras que el de menor porcentaje es Uruguay con 40.7 por ciento.
Estas discrepancias de un país a otro y, sobre todo, el incremento de la independencia partidista en un punto porcentual promedio por año, son rasgos de un posible proceso de desalineamiento en la región.Footnote 6 El aumento de independientes tiene implicaciones importantes en el comportamiento electoral.
Según la visión clásica de la teoría de la identificación partidista, los independientes son individuos poco involucrados en la política, con un pobre conocimiento sobre los temas políticos, una imagen débil acerca de los candidatos en contienda, un interés menor en las campañas y una preocupación escasa sobre los resultados (Reference Campbell, Converse, Miller and StokesCampbell et al. 1960, 143).
Otra aproximación sugiere que para analizar a los independientes es necesario considerar su partidismo oculto. Se distingue entre independientes puros e inclinados (Reference Keith, Magleby, Nelson, Westlye, Orr and WolfingerKeith et al. 1992; Reference Magleby, Nelson and WestlyeMagleby, Nelson y Westlye 2011; Reference Magleby and NelsonMagleby y Nelson 2012). Los primeros se ajustan a la visión clásica, mientras que los segundos son considerados como “partidistas de clóset”, en referencia a que se comportan como partidistas aunque declaran no estar identificados con algún partido político (Reference KeyKeith et al. 1992).
En discusión con lo señalado, la teoría de la movilidad cognitiva argumenta que los independientes no ocultan su preferencia partidista ni tampoco son ajenos a los asuntos políticos. Por el contrario, los distintos niveles de sofisticación política al interior del grupo de no identificados con un partido permiten distinguir características, comportamientos y actitudes (Reference DaltonDalton 1984, Reference Dalton2012, Reference Dalton2013). Este artículo se apoya en esta perspectiva para comparar las posibles distinciones en las actitudes y en el comportamiento del grupo de independientes. Se argumenta que existe un subgrupo denominado “apartidistas” que se caracteriza por estar “atento a la política, preocupado por el curso del gobierno y [que respecto a su decisión de voto] realiza un juicio que no está sesgado por el compromiso partidista” (Reference DaltonDalton 2013, 8). Este votante no mira la política a través del filtro de un partido político, sino que lo hace por medio de la evaluación de los resultados del trabajo realizado por los partidos en contienda, debido a su alto nivel de movilidad cognitiva.
Esta última combina dos elementos: educación —que representa el componente de habilidades— e interés en la política —que representa el componente motivacional para aplicar esas habilidades a la política— (Reference DaltonDalton 1984). Los que poseen alta movilidad cognitiva son aquellos con niveles elevados en ambas características, a diferencia de quienes poseen baja movilidad. Estos rasgos se combinan con la ausencia o presencia de identificación partidista generando una tipología de cuatro perfiles: apartidistas, apolíticos, partidarios cognitivos y partidarios rituales (Reference DaltonDalton 1984). Los dos primeros son electores no identificados con un partido político, mientras que los segundos sí se identifican con alguno. Este artículo se centra fundamentalmente en la comparación de los dos primeros perfiles (Cuadro 1).
Fuente: Reference DaltonDalton 1984.
De acuerdo con esta clasificación, los partidistas rituales apoyan y votan siempre por su partido preferido, aunque, debido a su bajo nivel de movilidad cognitiva, su ámbito de actividad política se reduce solo a los lugares donde las claves partidistas están presentes, a diferencia de los partidistas cognitivos, quienes pueden extender su marco de acción política más allá de ese límite.
Dentro de los independientes, los apolíticos tienen un bajo nivel de movilidad cognitiva. No están involucrados en la política, lo cual los emparenta con la definición clásica del votante independiente expuesta previamente, es decir, son electores marginales a la política.
En contraste, los apartidistas no mantienen vínculo con ningún partido político, pero sí les interesa la política. Debido a su alto nivel de movilidad cognitiva, tienen las habilidades para orientarse políticamente sin dependencia de los partidos. Este tipo de votante participa tanto en las elecciones como en otras actividades políticas a partir de su propio criterio. Estos individuos representan la principal refutación a la visión clásica de la independencia partidista, ya que su perfil es opuesto a lo que esa perspectiva delineó como características de los independientes.
Estas distinciones teóricas tienen implicaciones importantes para entender el comportamiento del electorado independiente en América Latina. Si el votante no identificado con un partido político se encuentra al margen de la política como lo señala la perspectiva clásica de la identificación partidista, ¿cuál es entonces su papel en los procesos políticos y electorales? O, por el contrario, ¿existe un grupo de independientes participativos que incide en las distintas democracias de la región? Este artículo pone énfasis en los argumentos de esta última teoría, acentuando que la evaluación de las diferencias al interior de este grupo permite comprender mejor su papel en América Latina, sobre todo por su presencia mayoritaria en el electorado.
Independencia partidista, movilidad cognitiva y decisión de voto
La teoría de la movilidad cognitiva no rechaza la importancia de la identificación partidista como marco para la toma de decisiones políticas. Al contrario, es un elemento fundamental para entender y explicar el comportamiento político en distintas democracias e incluso en Latinoamérica (Reference LupuLupu 2015), sin embargo, se enfatiza el potencial que tienen los electores independientes como catalizadores de este proceso de cambio, en particular, los apartidistas.
Al distinguir dos tipos de independientes, apartidistas y apolíticos, esta propuesta teórica parte del principio de que en la medida en que se incrementa la movilidad cognitiva aumenta el grado de involucramiento político. El efecto de la movilidad cognitiva podría asemejarse a la fuerza que tiene la identificación con un partido político en los individuos. De ahí que la primera hipótesis a evaluar sea la siguiente:
H1: Los apartidistas tendrán un mayor grado de involucramiento en la política que los apolíticos.
Si bien la teoría de la movilidad cognitiva plantea diferencias sustanciales en el electorado, no explica los factores ni el peso de ellas en la decisión de voto. Al ser una teoría estructural que explica el proceso de desalineamiento electoral, se concentra en los factores de largo plazo (modernización y educación) y no en los elementos coyunturales de la decisión de voto (Reference Berglund, Schmitt, Holmberg and ThomassenBerglund et al. 2005; Reference HolmbergHolmberg 2007). Ante esto, y para entender el comportamiento de los individuos en los procesos electorales, es necesario incorporar a la teoría factores que inciden en el comportamiento de los ciudadanos en el corto plazo.
Independientes, movilidad cognitiva y evaluación de la administración gobernante
Uno de los principales mecanismos que explica la decisión de voto en las democracias es la evaluación que se hace del desempeño de los gobernantes en diferentes rubros como la economía, por mencionar alguno. Los ciudadanos pueden decidir renovar el mandato del partido en el gobierno o elegir a otro partido o representante para ejercer el cargo en el siguiente periodo. Las elecciones funcionan como un mecanismo de control que permite sancionar o premiar a los representantes, induciéndolos a hacer lo que los votantes desean si es que quieren seguir en el cargo. Los votantes calculan los cambios en su propio bienestar con el propósito de determinar si el desempeño ha sido positivo o negativo y así fundamentan su decisión de voto (Reference KeyKey 1966; Reference FiorinaFiorina 1981; Reference FerejohnFerejohn 1986; Reference Manin, Przeworski and StokesManin, Przeworski y Stokes 2002).
La expectativa subyacente es que cuando el individuo evalúa de manera positiva el desempeño del gobierno se incrementa la probabilidad de sufragar por este. De manera opuesta, cuando la evaluación del desempeño del gobierno es negativa el sufragio se orienta a favor de una opción distinta a la del gobierno.
Lo anterior supone individuos capaces de emitir una valoración respecto de la administración actual. Esta valoración podrá estar apegada a filtros, atajos o claves externas, en la medida en que el ciudadano se encuentre alejado o cercano a ellas. Si bien otros autores han demostrado que existen atajos informativos como las relaciones interpersonales, intermediarios políticos, las redes informales de discusión, la membresía a organizaciones (Reference Miller and NiemiMiller y Niemi 2002; Reference Gunther, Montero and PuhleGunther, Montero y Puhle 2007), los medios de comunicación (Reference PopkinPopkin 1994) e inclusive el papel de las élites (Reference Gunther, Beck, Magalhães and MorenoGunther et al. 2016a); no obstante a lo anterior, uno de los principales filtros que los individuos tienen es la identificación con un partido político, ya que estos configuran el panorama político al que los individuos se enfrentan (Reference Green, Palmquist and SchicklerGreen, Palmquist y Schickler 2004; Reference JohnstonJohnston 2006; Reference Gunther, Lobo, Belucci, Lisi, Gunther, Beck, Magalhães and MorenoGunther et al. 2016b), operando como un atajo informativo que permite comprender los sucesos políticos a través del marco del partido (Reference ShivelyShively 1979; Reference DaltonDalton 1984).
Mientras que los partidistas basan su decisión según su identidad partidaria, el independiente, dada la ausencia de identificación, coloca énfasis en su propio juicio acerca de las políticas implementadas por el gobierno. Es decir, puede ser capaz de evaluar las políticas desplegadas por el gobierno sin el filtro partidista, poniendo más fuerza en factores como su conocimiento político e información adquirida por otras fuentes.
De estos dos factores se desprende que si los electores conocen las políticas implementadas por el gobierno y el efecto que estas han tenido, es que pueden decidir con mayor probabilidad a partir de la evaluación retrospectiva. Sin embargo, la información con la que cuentan los ciudadanos para juzgar el trabajo de los gobernantes se limita al resultado percibido de las políticas llevadas a cabo por el gobierno durante su administración (Reference FerejohnFerejohn 1986; Reference FearonFearon 2002; Reference MillerMiller 2005). Solo si la habilidad de monitoreo informativo sobre los sucesos políticos es alta, los electores confiarán en mayor medida en su juicio al momento de emitir su sufragio. Por el contrario, si la capacidad de monitoreo de parte de los ciudadanos es reducida, la posibilidad de que se sancione al gobierno por políticas desfavorecedoras para el bienestar general será más limitada dado que tendrán menos información para basar su decisión en ese criterio, lo cual no implicará su ausencia. En ese sentido, un elemento primordial será la habilidad que tengan los electores para hacerse de la mayor información posible, procesarla, organizarla y, a partir de ella, emitir su juicio en las urnas. De ahí que la movilidad cognitiva sea un factor crucial al momento de allegarse de información para tomar decisiones políticas.
Sin embargo, hay evidencia que sugiere que la evaluación retrospectiva del desempeño no está condicionada por factores como la sofisticación política (Reference Gomez and WilsonGomez y Wilson 2001). La evidencia muestra que su efecto “se distribuye más o menos uniformemente a través de todas las categorías de educación, ocupación e información” (Reference FiorinaFiorina 1981, 52), y su efecto suele ser “ubicuo” a los diferentes niveles de sofisticación (Gómez y Wilson 2001, 910).
Gómez y Wilson (2001, 2006) sugieren que la sofisticación no hace diferencia en la evaluación retrospectiva sociotrópica porque es igual de sencillo para todos los individuos establecer responsabilidades generales y no atribuciones particulares sobre esos efectos en su situación financiera personal. Si bien aquí se entiende la evaluación del desempeño como algo no exclusivo del tema económico,Footnote 7 es pertinente incorporar esta discusión ya que, siguiendo a estos autores, no cabría esperar diferencias ante los distintos grados de sofisticación entre independientes con alta y baja movilidad cognitiva.
Sin embargo, contrario a ese argumento y aunado a lo señalado, se esperan observar diferencias según distintos niveles de movilidad cognitiva porque en América Latina la brecha de desigualdad en el acceso a recursos, no solo económicos, sino incluso educativos a nivel individual es relativamente más amplia que en otras partes del mundo (United Nations Development Programme 2016), aspecto que es fundamental para la adquisición de conocimiento político e información política (Reference GalstonGalston 2001).Footnote 8
Ante esta situación, se esperaría que en América Latina aquellos individuos con mayor nivel de movilidad cognitiva sean más propensos a un voto que considere la evaluación del desempeño del gobierno a diferencia de su contraparte con baja movilidad, debido a su mayor habilidad para conjuntar información, procesarla, organizarla y decidir a partir de ella. Esto no supone en medida alguna que los individuos con baja movilidad no evalúen retrospectivamente el trabajo del gobierno, sino que, en todo caso, serán menos propensos al uso de este recurso al momento de votar. De esa manera, el aumento de la movilidad cognitiva en los independientes tendría que incrementar el efecto de la evaluación del desempeño del gobierno en su decisión de voto.
La expectativa empírica del argumento anterior plantea la siguiente hipótesis:
H2: Los apartidistas tendrán mayor probabilidad que los apolíticos de utilizar la evaluación del desempeño del gobierno como factor en su decisión de voto.
Datos y variables
Para evaluar las hipótesis mencionadas se utilizaron las encuestas del Barómetro de las Américas en sus rondas 2006, 2008, 2010, 2012, 2014 y 2016 para dieciocho países de América Latina.Footnote 9 En cada caso se utilizan los datos disponibles. Primero se evalúan las actitudes y el comportamiento de los independientes según su nivel de movilidad cognitiva y, posteriormente su decisión de voto.
Primero, para analizar el efecto de la movilidad cognitiva se construyó el índice siguiendo la operacionalización establecida por Dalton (Reference Dalton1984) que consiste en adicionar la escolaridad y el interés en la política. Las preguntas utilizadas del Barómetro de las Américas 2006–2016 fueron: POL1 ¿Qué tanto interés tiene usted en la política: (3) mucho, (2) algo, (1) poco o (0) nada? Y ED ¿Cuál fue el último año de educación que usted completó o aprobó? Esta pregunta fue recodificada de la siguiente manera: 0 años “(0) Sin instrucción”, 1–6 años “(1) Primaria”, 7–12 años “(2) Secundaria-Preparatoria”, 13–18 “(3) Universidad o más”. Ambas variables fueron adicionadas arrojando un índice de siete puntos. Los puntajes de 0 a 3 se consideraron baja movilidad cognitiva y, de 4 a 6 alta movilidad cognitiva.
Enseguida, para la construcción de la tipología de independientes y partidistas se combinaron las dos categorías de movilidad cognitiva (alta o baja) con la ausencia o presencia de identificación partidista, formando los grupos mencionados previamente: apolíticos, apartidistas, partidarios rituales y partidarios cognitivos.
Ahora bien, para analizar el involucramiento en la política de los independientes se utilizaron indicadores sobre distintas actitudes y comportamientos políticos: participación electoral, participación en protestas, exposición a los medios, uso de internet, conocimiento político y confianza en el ejecutivo. Debido a la disponibilidad de los datos, en el caso de la participación electoral y la confianza en el ejecutivo se incluyeron las rondas de 2006 a 2016. Para el análisis de la participación en protestas y la exposición a los medios, las rondas incluidas fueron de 2010 a 2016. En relación con el conocimiento político, las rondas consideradas fueron de 2006 a 2014, y respecto al uso de internet se usaron las rondas de 2008 a 2016.
Además, para evaluar el efecto de la tipología de movilización partidista en cada una de estas variables dependientes se modelaron seis logit con efectos aleatorios por país-año, respectivamente. La tipología de independientes fue la variable independiente de interés y se adicionaron variables de control como la ideología y factores socioeconómicos (ver el anexo).
En relación con la evaluación de la segunda hipótesis, la variable dependiente fue la decisión de voto, la cual incorpora cuatro categorías de respuesta: “Si esta semana fueran las próximas elecciones ¿qué haría usted?” (0) No votaría, (1) Iría a votar pero dejaría la boleta en blanco o la anularía, (2) Votaría por el candidato o partido del actual presidente, (3) Votaría por algún candidato o partido diferente al del actual gobierno.Footnote 10 Al igual que con la primera hipótesis, la variable independiente de interés fue la tipología de electores junto con el indicador de la evaluación del desempeño del gobierno.
Para esta última variable se utilizaron las siguientes preguntas en cada modelo, respectivamente: 1. “¿Considera usted que la situación económica del país es mejor, igual o peor que hace doce meses?”; 2. “¿Hasta qué punto diría que el gobierno actual está manejando bien la economía?”; 3. “¿Hasta qué punto diría que el gobierno actual combate la corrupción en el gobierno actual?”; 4. “¿Hasta qué punto diría que el gobierno actual mejora la seguridad ciudadana?”. En el caso de la primera pregunta se consideran las rondas de 2008 a 2016 del Barómetro de las Américas. En las preguntas 2, 3 y 4 se consideran las rondas de 2010 a 2016 del Barómetro de las Américas. Además de las variables de interés se incluyen los controles señalados en la literatura. Los estadísticos descriptivos y la operacionalización de todas las variables pueden consultarse al final del documento, al igual que los resultados de los modelos.
Finalmente, la estrategia metodológica que se siguió para evaluar el efecto del desempeño del gobierno en conjunto con la tipología de electores consistió en la modelación empírica de ocho ecuaciones de regresión logística multinomial multinivel con efectos aleatorios, país-año, dado que la variable dependiente (decisión de voto) es categórica y, al igual que la evaluación retrospectiva, son variables cambiantes en cada levantamiento de la encuesta. Los primeros cuatro modelos incluyen variables asociadas al desempeño del gobierno. Los otros cuatro incorporan un término de interacción entre la tipología de electores y el indicador de evaluación del desempeño del gobierno respectivo.
Análisis empírico
Primero se considera el análisis de las características, actitudes y comportamiento del votante independiente y, posteriormente, se analiza su decisión de voto.
Características, actitudes y comportamiento de los independientes
Los apolíticos son el grupo mayoritario en América Latina con 50.8 por ciento. Los apartidistas comparten la misma proporción que los partidistas rituales con 16.8 por ciento. En cuarto lugar se sitúan los partidarios cognitivos con 15.6 por ciento (Figura 2).Footnote 11
La Figura 3 muestra la probabilidad predicha de distintas actitudes y comportamientos de involucramiento político según los distintos perfiles de independientes (Cuadro A2 en el anexo).
En todos los casos, salvo en la confianza en el ejecutivo, los resultados de involucramiento político en el grupo de independientes son distintos. Los apartidistas, en comparación con los apolíticos, tienen un mayor conocimiento político, más exposición a medios de comunicación, usan más internet y tienen una mayor participación tanto electoral como en protestas, lo cual resalta la heterogeneidad del grupo de no identificados con un partido político. De hecho, en varios casos, los apartidistas comparten actitudes y comportamientos con los individuos identificados con un partido político. Su conocimiento político es similar al de los partidistas cognitivos, así como el uso de internet y su exposición a medios. Por otra parte, su participación en protestas es similar al de los partidistas rituales.
Lo anterior es indicativo de que los apartidistas comparten más actitudes y comportamientos políticos con los identificados con un partido político que con los independientes apolíticos. Esta evidencia da soporte a la Hipótesis 1, la que supone que la presencia de alta movilidad cognitiva en los independientes incrementa su grado de involucramiento en la política.
La decisión de voto de los independientes
En relación con la decisión de voto de los independientes, los resultados calculados a partir de los modelos sin interacciones que consideran el indicador de evaluación de la situación de la economía nacional se observan en la Figura 4. Se aprecia el intervalo de confianza de la probabilidad de abstenerse y de votar por las opciones respectivas según los perfiles previstos. La línea en 0.5 en cada columna representa el punto de quiebre entre votar por alguna de las opciones disponibles.
Se aprecia que los apolíticos son más propensos a abstenerse y a anular el voto en contraste con los apartidistas. Además, estos últimos tienen mayor propensión a la participación, lo cual, confirma los resultados del apartado anterior. Resalta que, en el caso del voto por la oposición, la probabilidad de sufragio de los apartidistas es incluso mayor que la de los partidistas, no así en el caso del voto por el gobierno, lo cual concuerda con el resultado previo respecto a la baja confianza que los apartidistas depositan en el ejecutivo.
Ahora bien, el efecto de los indicadores de la evaluación del desempeño del gobierno se calculó a partir de los resultados de los modelos con interacciones (Cuadros A4, A5, A6, A7). En la Figura 5 se observan los efectos marginales (diferencia entre el mínimo y el máximo valor) de los indicadores de desempeño. Se calculó el efecto de pasar de una percepción negativa a una positiva, eligiendo el tipo de elector y manteniendo el resto de las variables en su valor medio. En la Figura 5 se aprecia un patrón consistente considerando los cuatro indicadores de evaluación del desempeño del gobierno: situación de la economía nacional, manejo de la economía, combate a la corrupción y mejora de la seguridad ciudadana.
En todos los casos cuando se pasa de una situación negativa a una positiva hay una diferencia sustantiva en el efecto de la evaluación retrospectiva al momento de decidir el voto entre apartidistas y apolíticos. Los apolíticos son los que ven reducida en mayor medida su probabilidad de abstención a diferencia de los apartidistas en cada escenario. Adicionalmente, en los apartidistas hay una ligera, pero mayor reducción, a diferencia de los apolíticos, a anular el voto.
En cuanto al voto por el gobierno, cuando se considera un buen manejo de la economía, el efecto positivo en los apartidistas supera al de los apolíticos en 15 por ciento; cuando se considera una mejor situación de la economía, el aumento es de 7 por ciento con respecto a los apolíticos; cuando el combate a la corrupción es satisfactorio el efecto en los apartidistas supera al de los apolíticos en 16 por ciento y; en el caso de la seguridad la diferencia entre ambos tipos de independientes es de 15 por ciento. Lo anterior confirma la Hipótesis 2, pues muestra que los apartidistas son más proclives que los apolíticos a utilizar la evaluación del desempeño como factor en su decisión de voto.
Lo mismo ocurre en el caso del voto por la oposición, en el primer escenario los apartidistas reducen su voto por esta opción en 20 por ciento más que los apolíticos; en el segundo escenario lo hacen en 12 por ciento; en el tercer escenario en 20 por ciento y; en el cuarto escenario en 19 por ciento. Esto confirma la hipótesis mencionada en el párrafo anterior y resalta las diferencias entre ambos grupos de independientes.
Adicionalmente, es de destacar que el efecto de la evaluación retrospectiva al momento de votar por parte de los apartidistas llega a ser muy parecido, e incluso superior en algunos casos, que la de los partidistas, en específico, de los partidistas rituales, lo cual muestra nuevamente cierta tendencia de este grupo de independientes a compartir comportamientos con los identificados con un partido político. Sin embargo, esto no ocurre en el caso del voto por la oposición, lo cual puede estar asociado con el hallazgo presentado en la Figura 4 respecto a que los apartidistas tienen una tendencia superior en comparación con todos los grupos a apoyar a la oposición.
Discusión
Contrario a lo que otros autores señalan en relación con un efecto similar del voto retrospectivo según distintos niveles de sofisticación política (Reference FiorinaFiorina 1981; Gómez y Wilson 2001), los resultados muestran que esto no ocurre en el caso de los independientes en América Latina, incluso para los partidistas.
Las dos hipótesis evaluadas muestran sustento con la evidencia empírica. La movilidad cognitiva sí permite distinguir un comportamiento diferenciado al interior del grupo de independientes, a través del aumento de su involucramiento en la política y del uso de los factores de evaluación retrospectiva al momento de votar. Su efecto incluso logra igualar relativamente el impacto que tiene el partidismo en América Latina (Reference LupuLupu 2015; Reference Carlin and LoveCarlin y Love 2015).
Asimismo, es pertinente mencionar dos cuestiones. La primera es que los resultados deben mirarse a la luz de los niveles de participación del apolítico, pues a pesar de que son el grupo mayoritario, no evalúan retrospectivamente con la misma fuerza el trabajo de la administración en turno, lo cual, los mantiene al margen de las decisiones políticas que se toman en los países al momento de sancionar el trabajo de los representantes.
La segunda cuestión que no se problematiza en este artículo, pero que subyace en los resultados y que merece atención posterior, es que los partidistas sí evalúan retrospectivamente el trabajo del gobierno en turno. Estos resultados hablan quizá de que ante contextos con baja institucionalización partidista (Reference Dalton and WeldonDalton y Weldon 2007) o con lealtades partidistas porosas (Reference GreeneGreene 2011), los factores de corto plazo tienen un peso mayor en la decisión de voto por encima de la identificación con el partido, reforzando el planteamiento de Fiorina (Reference Fiorina1981), en relación a que el vínculo partidista es un producto de las actualizaciones que el elector realiza en función del beneficio percibido ante el desempeño del partido en el gobierno. Este asunto merece una mayor atención, lo cual rebasa los objetivos actuales de este artículo.
Finalmente, los resultados muestran la pertinencia de distinguir dos tipos de independientes en América Latina: apartidistas y apolíticos. Mientras que los apartidistas latinoamericanos están cerca del ideal señalado por Campbell y sus colegas (Reference Campbell, Converse, Miller and Stokes1960, 143), al referirse a los independientes como ciudadanos “atentos a la política, preocupados por el curso del gobierno, que sopesan las características de los rivales en campaña y realizan un juicio que no está sesgado por el prejuicio partidista”, los apolíticos, grupo mayoritario del electorado en América Latina, no se encuentran en sintonía con ese planteamiento, principalmente porque no utilizan el mecanismo retrospectivo en la misma magnitud, así como por su limitada probabilidad de asistencia a las urnas.
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† Archivos adicionales: Modelación formal y réplica de análisis estadístico. DOI: https://doi.org/10.25222/larr.457.s1
† Archivos adicionales: Base de datos y do file. DOI: https://doi.org/10.25222/larr.457.s2
Nota: Error estándar entre corchetes.
Fuente: Elaboración propia con datos del Barómetro de las Américas LAPOP.
*** p < 0.001. ** p < 0.05. * p < 0.1.
Nota: Error estándar entre corchetes.
Fuente: Elaborado a partir de la base del Barómetro de las Américas LAPOP 2010–2016.
*** p < 0.001. ** p < 0.05. * p <0.1.
Nota: Error estándar entre corchetes.
Fuente: Elaborado a partir de la base del Barómetro de las Américas LAPOP 2008–2016.
*** p < 0.001. ** p < 0.05. * p <0.1.
Nota: Error estándar entre corchetes.
Fuente: Elaborado a partir de la base del Barómetro de las Américas LAPOP 2008–2016.
*** p < 0.001. ** p < 0.05. * p <0.1.
Nota: Error estándar entre corchetes.
Fuente: Elaborado a partir de la base del Barómetro de las Américas LAPOP 2008–2016.
*** p < 0.001. ** p < 0.05. * p <0.1.
Agradecimientos
Agradezco los comentarios a versiones previas de este documento de la Dra. Elizabeth Zechmeister, Dra. Mollie Cohen, Dr. Noam Lupu y a todo el staff de estudiantes y miembros del Proyecto de Opinión Pública de América Latina de la Universidad de Vanderbilt, así como también los comentarios del Dr. Benjamín Temkin, Dr. Rodrigo Salazar, Dr. Diego Reynoso, Dr. Javier Aparicio, de los dictaminadores anónimos de LARR, así como del Editor de la revista. El resultado final es responsabilidad del autor. Asimismo, agradezco al Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) y a sus principales donantes (la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo y a la Vanderbilt University) por poner a disposición los datos. Esta Investigación es Apoyada por CONACYT.
Sobre el autor
Isaac Cisneros es profesor-investigador en El Colegio de México, fue investigador postdoctoral en el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Vanderbilt. Hizo el doctorado en investigación en ciencias sociales con mención en ciencia política en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sede México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores en México.