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La importancia de la obsidiana de Otumba durante el período Arcaico en la Cuenca de México: Un análisis mediante pXRF

Published online by Cambridge University Press:  28 April 2022

Guillermo Acosta Ochoa*
Affiliation:
Laboratorio de Prehistoria y Evolución del Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México
Víctor Hugo García Gómez
Affiliation:
Posgrado en Antropología, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México
*
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Abstract

Se caracterizó mediante análisis de fluorescencia de rayos X portable (pXRF) un conjunto de obsidianas (n = 142) del sitio San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, Ciudad de México, procedentes de los niveles precerámicos, a través del análisis de 10 elementos químicos (Mn, Fe, Zn, Ga, Th, Rb, Sr, Y, Zr, Nb); esto nos permitió conocer la composición elemental de cada uno de los artefactos para posteriormente efectuar comparaciones con obsidianas de yacimientos sistemáticamente muestreados. Los resultados indican una amplia dominancia de la subfuente de Soltepec en Otumba (94%), además de otras dos fuentes menores que incluyen a Pachuca. Lo anterior tiene implicaciones importantes sobre los procesos de interacción de los grupos precerámicos del Holoceno medio en la Cuenca de México, y permite vislumbrar la importancia de la obsidiana de Otumba para el período denominado Arcaico, y la formación de redes de intercambio tempranas que continuarían durante el período Formativo.

A set of obsidian artifacts (n = 142) from the preceramic levels of the San Gregorio Atlapulco site, in Xochimilco, Mexico City, was studied with portable X-ray fluorescence analysis (pXRF) through the analysis of 10 chemical elements (Mn, Fe, Zn, Ga, Th, Rb, Sr, Y, Zr, Nb); this research has made it possible to identify the elemental composition of each of the artifacts and to make comparisons with obsidian from systematically sampled deposits. The results indicate a broad dominance of the Soltepec subsource in Otumba (94%), in addition to two other minor sources that include Pachuca. These findings have important implications for the interaction processes of the preceramic groups living in the Basin of Mexico during the Middle Holocene and give us insight into the importance of the obsidian of Otumba during the Archaic period and the formation of early exchange networks that would continue during the Formative period.

Type
Article
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Copyright © The Author(s), 2022. Published by Cambridge University Press on behalf of the Society for American Archaeology

La obsidiana durante el período Precerámico en el área mesoamericana

Este estudio tiene como objetivo determinar la procedencia de la obsidiana empleada para la manufactura de artefactos del período Precerámico en el sitio de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, para conocer los yacimientos explotados durante esa época y evaluar los procesos tempranos de interacción entre las distintas comunidades que anteceden al período Formativo en la Cuenca de México.

El período Arcaico tardío, que comprende el Holoceno medio (6000-2000 aC) es de gran interés para la arqueología, pues se ha vinculado con el desarrollo de las primeras comunidades sedentarias en la Cuenca de México (Niederberger Reference Niederberger1979); no obstante, es un período poco conocido a pesar de su relevancia para el entendimiento de los procesos subsecuentes que van configurando lo que posteriormente se conocerían como rasgos típicos mesoamericanos (Acosta Reference Acosta2008; MacNeish y Nelken-Terner Reference MacNeish and Nelken-Terner1983; Figura 1). Este período también es importante para evaluar los mecanismos sociales y ecológicos que estimularon el surgimiento de centros urbanos como Cuicuilco o Teotihuacán (Sanders et al. Reference Sanders, Parsons and Santley1979).

Figura 1. Cuadro cronológico del período Arcaico en la Cuenca de México y otras regiones de Mesoamérica. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

Por desgracia, los sitios arqueológicos relacionados al Holoceno medio son escasos (Figura 2), pues de una docena de sitios relacionados al período Precerámico en la Cuenca de México, sólo tres pueden incluirse en el Holoceno medio, mientras que el resto corresponden al Pleistoceno final y al Holoceno temprano (Acosta Reference Acosta, Nichols and Pool2012). Estos tres sitios son: San Vicente Chicoloapan, al oriente del Lago de Texcoco (Romano Reference Romano1963), la milpa de Zohapilco en el sitio de Tlapacoya, excavado por Niederberger (Reference Niederberger1976, Reference Niederberger1979) y San Gregorio Atlapulco, un islote en medio del Lago Xochimilco (McClung y Acosta Reference McClung and Acosta2015).

Figura 2. Mapa de la Cuenca de México y los principales sitios precerámicos. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa y Víctor García Gómez.

El sitio San Vicente Chicoloapan, ubicado al oriente de la Cuenca de México, fue excavado en 1958 por el extinto Departamento de Prehistoria del INAH, después del hallazgo fortuito de restos humanos por pobladores de la localidad quienes, al realizar un pozo, hicieron descubrimiento de un cráneo y otros huesos humanos (Romano Reference Romano1963). Los trabajos arqueológicos en el sitio dieron como resultado el reconocimiento de restos de hogares, así como la presencia de restos humanos y materiales líticos asociados a los mismos a unos 3 m de profundidad. De los materiales líticos destaca la presencia de fragmentos de metates, un fragmento de punta de proyectil, así como lascas de obsidiana y basalto (Romano Reference Romano1963). Dos controversiales dataciones obtenidas por hidratación de obsidiana dieron una antigüedad de entre 7000 y 5600 años cal aP (Romano Reference Romano1963). Las dataciones de los restos óseos, no obstante, indican que son más recientes, de alrededor de 4410 ± 50 años de radiocarbono (González et al. Reference González, Jiménez-López, Hedges, Huddart, Ohman, Turner and Pompa y Padilla2003). Este primer estudio dejó en claro que las comunidades precerámicas de la Cuenca de México empleaban obsidiana de manera regular para manufacturar sus artefactos líticos. Desgraciadamente no existe un análisis detallado de la lítica del sitio, en particular de la obsidiana, que nos permita tener un mayor conocimiento sobre los yacimientos utilizados para este período.

Otro sitio importante para este período es Zohapilco. Este sitio fue investigado por Niederberger (Reference Niederberger1976, Reference Niederberger1979) y es probablemente el sitio arqueológico mejor conocido del Holoceno medio en la Cuenca de México. En Zohapilco, Niederberger observa un período inicial de comunidades sedentarias, denominado fase Playa (6000-4500 aC), vinculado a la explotación del entorno lacustre, pero sin plantas domesticadas (esta fase se encuentra dividida en dos subfases, Playa I y Playa II); y un período subsecuente, fase Zohapilco (3500-2200 aC) en el que se registra la aparición de plantas domesticadas asociadas a un aumento en el número de piedras de molienda y artefactos de obsidiana (Niederberger Reference Niederberger1979). Aunque la autora menciona que la obsidiana que predomina es del tipo veteada gris-blanca (a excepción de un buril de obsidiana verde), no hace un análisis más detallado de su procedencia, limitándose a definir la proporción de la obsidiana presente en el sitio por fases (Playa 1: 16%; Playa 2: 22%; Zohapilco: 38%) y sugiriendo a Otumba como la fuente probable de la obsidiana del sitio (Niederberger Reference Niederberger1979).

San Gregorio Atlapulco, un sitio con ocupación precerámica en Xochimilco

El sitio de San Gregorio Atlapulco se encuentra ubicado al sur de la Cuenca de México, al centro del Lago de Xochimilco. Aunque en la literatura se le conoce como “El Japón” (Ávila Reference Ávila1995; González Reference González1996; Lechuga Reference Lechuga1977; Parsons et al. Reference Parsons, Brumfiel, Parsons and Wilson1982), hemos dejado el nombre “San Gregorio” para distinguir la ocupación precerámica de la ocupación posclásica del sitio. El primer reporte del sitio fue realizado por Parsons y colaboradores (Reference Parsons, Brumfiel, Parsons and Wilson1982), quienes realizan un croquis general del sitio y sondeos en uno de los montículos. Posteriormente, Lechuga (Reference Lechuga1977) realiza una topografía más detallada y hace recolección de cerámica de superficie. Más tarde, González (Reference González1996), quien se interesó en profundizar en el sistema de trabajo chinampero, realizó excavaciones al poniente del sitio, elaboró un mapa detallado y localizó 32 montículos y unas 30 parcelas de chinampas.

En la década de los 1990, debido a la realización de la construcción de un distrito de riego, Ávila (Reference Ávila1995) lleva a cabo trabajos de salvamento en el sitio en el que pudo identificar seis capas estratigráficas, dos de las cuales se encontraban asociadas a una ocupación precerámica en la que abundaron fragmentos de huesos de animales, caparazones de tortuga y semillas junto con piedras de molienda de basalto asociados a restos de hogares, y abundantes artefactos de obsidiana gris. A partir de sus observaciones, Ávila asignó una cronología relativa a los estratos precerámicos, ubicándolos tentativamente de entre el 2500 y 2000 aC.

Finalmente, entre junio de 2013 y agosto de 2015 se efectuaron nuevos trabajos arqueológicos en el sitio, estos consistieron en levantamientos topográficos, fotogrametría mediante VANT (vehículos aéreos no tripulados) y excavaciones sistemáticas en dos unidades asociadas a la ocupación precerámica. Estos trabajos formaron parte del Proyecto Agricultura Inicial y Sociedades Aldeanas en la Cuenca de México (Figura 3). Como resultado se localizaron materiales botánicos, faunísticos y lítica (tallada y pulida) manufacturada en basalto, calcedonia, sílex y obsidiana, asociados a dos niveles de ocupación, la más antigua (capa IV) contemporánea con la fase Playa de Niederberger (Reference Niederberger1979) y datada entre aproximadamente 6400 y 5000 aC, y la más tardía datada entre 4300 y 3800 aC, que corresponde con una fase intermedia entre las fases Playa y Zohapilco propuestas para el sitio de Zohapilco por Niederberger (Reference Niederberger1976), y que hemos nombrado como fase Atlapulco (Figura 4; Acosta et al. Reference Acosta, McClung, Arroyo-Cabrales, Lohse, Borejsza and Joyce2021; McClung y Acosta Reference McClung and Acosta2015).

Figura 3. Mapa general del sitio San Gregorio Atlapulco, donde se puede distinguir la plataforma prehispánica, las chinampas arqueológicas y la poligonal de protección del sitio y unidades de excavación (cuadros en rojo). Datum UTM WGS84. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa, modificado de González Reference González1996. (Color en la versión electrónica)

Figura 4. Dataciones 14C calibradas para San Gregorio Atlapulco y comparativas con el sitio de Zohapilco estudiado por Niederberger (Reference Niederberger1976). A la izquierda se representan las dataciones 14C y a la derecha los gráficos de las fechas calibradas representando 2 desviaciones estándar. Imagen de Guillermo Acosta Ochoa.

En resumen, los artefactos de obsidiana fueron manufacturados mayoritariamente sobre obsidiana gris-negra veteada (Figura 5), y presentan gran similitud con la tecnología zohapilqueña de lítica tallada descrita por Niederberger (Reference Niederberger1976) para Zohapilco, manufacturada sobre pequeñas lascas con retoque marginal donde es frecuente el uso de fractura bipolar. Al igual que en Zohapilco, también se presentan escasos ejemplos de talla bifacial (puntas de proyectil del tipo trinidad) y navajillas prismáticas. Para este estudio, se analizaron la totalidad de las piezas de excavación de los niveles precerámicos (capas II a IV) datados mediante 14C (carbón vegetal) que cumplían los parámetros mínimos de análisis (0,8 cm de diámetro y alrededor de 0,3 cm de espesor, 142 piezas). El color predominante de la obsidiana fue gris-negra opaca, ocasionalmente veteada y sólo algunas piezas fueron de color meca (rojiza) o verde; para una descripción más detallada de los contextos, dataciones y materiales culturales de las ocupaciones precerámicas de San Gregorio Atlapulco, véase Acosta y colaboradores (Reference Acosta, McClung, Arroyo-Cabrales, Lohse, Borejsza and Joyce2021).

Figura 5. Artefactos precerámicos de obsidiana de San Gregorio Atlapulco. Foto de Víctor Hugo García Gómez. (Color en la versión electrónica)

Análisis composicional de obsidianas mediante fluorescencia de rayos X portátil

Los análisis de procedencia de la obsidiana han sido empleados recurrentemente en arqueología, y entre los diversos métodos usados para determinar procedencia se pueden mencionar desde los análisis visuales, los análisis petrográficos y microscópicos de la obsidiana, que pueden ser de utilidad para analizar los microcristales orientados por el flujo del derrame (Pastrana Reference Pastrana1987), hasta los análisis más especializados como la activación neutrónica, PIXE, o fluorescencia de rayos X, entre otras técnicas (Glascock Reference Glascock and Shackley2011; Glascock et al. Reference Glascock, Braswell, Cobean and Shackley1998). La fluorescencia de rayos X (XRF por su acrónimo en inglés) es particularmente útil debido a que es un análisis confiable, no destructivo y de un costo relativamente bajo, además de ser utilizado de forma cada vez más amplia en la arqueología desde el estudio pionero de Jack y Heizer (Reference Jack and Heizer1968). Por otro lado, el acelerado desarrollo de equipos portables pXRF ha permitido su utilización en los más diversos materiales y condiciones (Shugar y Mass Reference Shugar, Mass, Steven and Shackley2012) y son particularmente idóneos en los estudios de procedencia de la obsidiana cuando se emplea una calibración empírica (Shackley Reference Shackley and Shackley2011; Speakman y Shackley Reference Speakman and Shackley2013).

Por otro lado, de acuerdo con Clark y Lee (Reference Clark, Lee and de Archavaleta1990), el estudio de la obsidiana como material arqueológico es particularmente útil, entre otras cosas porque: (a) fue un recurso escaso que tenía que ser importado a la mayoría de los sitios; (b) la procedencia de los artefactos de obsidiana puede ser determinado de manera precisa a través de técnicas físico-químicas; (c) es un objeto de elevada preservación, por lo que es posible determinar las proporciones de cada yacimiento que fueron importadas a un sitio en particular; y (d) se localiza en casi todos los sitios mesoamericanos, lo que facilita las comparaciones diacrónicas y sincrónicas.

El empleo de pXRF en el análisis de procedencia de obsidianas ha sido creciente en los últimos años (para una revisión, véase el Apéndice A en Speakman y Shackley Reference Speakman and Shackley2013). Sin embargo, aunque este tipo de análisis van en aumento en el área mesoamericana, su aplicación a sociedades precerámicas es aún muy limitado. Entre los escasos estudios de procedencia de obsidiana en artefactos precerámicos por técnicas arqueométricas está el trabajo pionero de Cobean (Reference Cobean2002) quien, mediante análisis de activación neutrónica (AAN) aplicado a una punta del Arcaico recuperada en la cueva El Tecolote, la identifica como obsidiana local (Tulancingo). En los sitios arcaicos de la costa de Chiapas también se han efectuado análisis de caracterización geoquímica, como el realizado por Nelson y Voorhies (Reference Nelson and Voorhies1980); ellos analizan mediante AAN y XRF 18 artefactos de obsidiana de tres sitios del Arcaico tardío en la costa de Chiapas (Tlacuachero, Campón y Zapotillo), y determinan que el 72% procede del cercano yacimiento de Tajumulco (en la frontera con Guatemala), mientras que el 28% procedía de El Chayal, localizado al doble de distancia. Otro estudio en materiales de obsidiana del precerámico es el reportado para el sitio de Vuelta Limón en donde, combinando inspección visual y análisis geoquímico, se identifica que el 93% procede de las fuentes de Tajumulco, Guatemala y el 3% restante procede de San Martin Jilotepeque, Guatemala (Voorhies Reference Voorhies2004).

En la Cuenca de México, a pesar de la creciente importancia en la utilización de obsidiana para la manufactura de artefactos en sitios del Arcaico como Chicoloapan y Zohapilco, no se había reportado un análisis sistemático de la procedencia de la materia prima mediante pXRF hasta el presente estudio.

Análisis de procedencia de la obsidiana de San Gregorio Atlapulco mediante pXRF: Materiales y métodos

Para este estudio, se evaluaron 10 de los elementos químicos más representativos en las muestras (Mn, Fe, Zn, Ga, Th, Rb, Sr, Y, Zr, Nb), tanto arqueológicas como geológicas, analizando la concentración de los distintos elementos en partes por millón (ppm). Los análisis se llevaron a cabo en el Laboratorio de Prehistoria y Evolución Humana del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, usando un equipo portátil de fluorescencia de rayos X (pXRF por sus siglas en inglés) Bruker Tracer III-V SD, configurado a 40 keV, 25 μA, con un filtro de a 12 mil Al, 1 mil Ti, 6 mil Cu, irradiando las muestras durante 200 segundos, conforme a la metodología establecida por Speakman (Reference Speakman2012). Esta configuración coincide con los parámetros de la calibración empírica instalada en el equipo (Glascock y Ferguson Reference Glascock and Ferguson2012) y permite obtener resultados comparables con otros métodos confiables como es la activación neutrónica, y cuyos alcances han sido validados en estudios arqueológicos previos (Forster y Grave Reference Forster and Grave2012; Nazaroff et al. Reference Nazaroff, Prufer and Drake2010; Reuther et al. Reference Reuther, Natalia Slobodina, Speakman, Goebel and Buvit2011).

Para garantizar la confiabilidad de los resultados, el equipo fue evaluado en su desempeño durante el tiempo de trabajo de una sesión estándar de análisis de tres horas, observando que las variaciones se encuentran dentro de los parámetros válidos para los cinco principales elementos empleados en el análisis estadístico (no mayor al 2% de la desviación estándar relativa o RSD (relative standard deviation) y comparable con otros equipos de laboratorio (Speakman y Shackley Reference Speakman and Shackley2013).

El muestreo geológico de la obsidiana para el análisis comparativo se realizó en 15 yacimientos del Eje Neovolcánico Transmexicano (Figura 6); para ello tomamos como punto de partida el muestreo de los yacimientos más cercanos al sitio de San Gregorio Atlapulco, y de ahí seguimos con los más lejanos. Cabe aclarar que esta etapa de muestreo tuvo como objetivo la creación de una base de datos de composición geoquímica de los yacimientos para tener una base comparativa (la cual aún se encuentra en construcción), antes que la localización de las áreas de explotación temprana en los mismos, pues esto último nos llevaría un proyecto de investigación de enfoque geológico para cada yacimiento, el cual debería partir de las transformaciones que el entorno ha sufrido hasta la actualidad. En cada yacimiento, las muestras fueron recolectadas, buscando obtener la mayor variación posible en cuanto a sus características macroscópicas (coloración, textura, etcétera), y fueron colectadas entre 20 y 30 muestras individuales por yacimiento intentando muestrear la mayor extensión de este, se georreferenciaron las unidades de muestreo y se le asignó una clave individual a cada muestra (García Reference García2018).

Figura 6. Gráfico de los dos componentes principales (PC1 versus PC2) empleando cinco elementos traza (Rb, Sr, Y, Zr y Nb) de las muestras geológicas de referencia. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

Los resultados del presente trabajo muestran compatibilidad con los publicados por Cobean (Reference Cobean2002) para las obsidianas del Eje Neovolcánico y, aunque no necesariamente son equivalentes, pues Cobean utiliza la técnica de AAN para su investigación, la comparación de elementos presentes en ambos estudios fue coincidente (Tabla 1).

Tabla 1. Comparación entre los resultados del presente estudio y el de Cobean (Reference Cobean2002) para los elementos Mn, Fe, Zn, Th, Rb, Sr y Zr (valores en ppm).

A partir de los valores del análisis composicional de las muestras geológicas, se efectuó el análisis estadístico para determinar la variación al interior de los yacimientos y entre ellos, a base de las concentraciones de los elementos analizados. Estos valores fueron comparados con los resultados obtenidos para las obsidianas arqueológicas de San Gregorio Atlapulco. Los resultados se detallan a continuación.

Resultados

Caracterización geoquímica de las muestras geológicas de referencia

Una vez obtenida la composición elemental de los yacimientos de obsidiana del centro de México, se elaboró una base de datos (Tabla suplementaria 1) que ha servido como base de referencia para compararla con los materiales arqueológicos. El estudio estadístico mediante análisis de componentes principales (ACP), realizado con el software libre Past, permitió definir que cinco de los 10 elementos analizados (Y, Rb, Sr, Zr y Nb) son los más significativos para definir la procedencia (Figura 6), mientras que los componentes principales 1 y 2 incluyen casi el 99% de la varianza.

Por otro lado, las elipses de cada grupo (95% de confianza) separan los principales yacimientos, incluidos aquellos geográficamente cercanos como Zinapécuaro-Ucareo, o los tres yacimientos que componen el sistema de Otumba (Soltepec, Malpaís y Cerro Ixtepec). Este último caso es importante, pues el análisis visual preliminar indicaba una predominancia de la obsidiana de Otumba para los materiales líticos de San Gregorio (McClung y Acosta Reference McClung and Acosta2015), pero este tipo de análisis no permite distinguir entre subfuentes.

Caracterización geoquímica de obsidianas arqueológicas de San Gregorio Atlapulco

Para el caso de las muestras arqueológicas, se empleó la misma configuración de análisis que las muestras geológicas, y también se realizó el ACP con los mismos cinco elementos traza, indicando que el yacimiento del área de Soltepec en Otumba representa casi el 94% de la obsidiana identificada, mientras que el yacimiento de Cerro Ixtepec, también en Otumba, representa sólo el 3,5% y Pachuca el 2,8% (Tabla 2). Estos resultados se parecen más a los obtenidos para los sitios del interior de Chiapas, como Vuelta limón; que a los sitios costeros del Arcaico de chiapas, como Chantuto (Tabla 3). Un dato interesante es que la subfuente de Malpaís fue el único de los tres yacimientos del sistema de Otumba que no estuvo representado en la obsidiana arqueológica.

Tabla 2. Resumen de fuentes identificadas por estrato (las capas II-III corresponden a la fase Atlapulco y el Estrato IV corresponde a la fase Playa).

Tabla 3. Comparativa de la procedencia de obsidiana entre Soconusco y la Cuenca de México.

Para corroborar estos resultados se realizó otro análisis estadístico del tipo análisis de conglomerados (AC) empleando el algoritmo Paired Group (UPGMA) y el índice de similaridad euclidiano, con la finalidad de establecer con mayor confianza la asignación a un grupo composicional o yacimiento en particular. Los resultados confirmaron los obtenidos por el estudio de ACP y AC, fueron validados mediante un análisis discriminante (AD), el cual clasifica los datos, asignando cada punto al grupo que da una distancia mínima de Mahalanobis a la media del grupo (Figura 7). Las distancias de Mahalanobis se calculan a partir de la matriz de covarianza dentro del grupo asignado, lo que proporciona un clasificador discriminante lineal. Las asignaciones de grupo dadas y estimadas se enumeran para cada muestra (véase la Tabla suplementaria 1). Además, la asignación al grupo se valida mediante un procedimiento de validación cruzada (jackknifing).

Figura 7. Gráfica del análisis de componentes principales, mostrando los dos primeros componentes (arriba); y gráfico de los dos primeros ejes del análisis discriminante (abajo) de los yacimientos de Otumba y Pachuca. Ambos incluyen tanto las muestras geológicas como las arqueológicas (Malpaís no está representado en los artefactos arqueológicos). Las elipses representan el 95% de confianza. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

Conclusiones

El sistema de Otumba y su relevancia para las sociedades precerámicas

Aunque la zona de afloramientos de obsidiana en Otumba ha sido descrita geológicamente desde hace casi un siglo (Díaz y Lozano Reference Díaz-Lozano and Gamio1922; Granados et al. Reference Granados, Pastrana, Sánchez and Martínez1991; Mooser Reference Mooser and Lorenzo1968), aún no se conoce con precisión cómo están distribuidos los yacimientos de obsidiana geológicamente relacionados en la región de Otumba (Cobean Reference Cobean2002). La geología de esta área está formada por tobas y lavas fenobasálticas de más de 700 mil años del grupo Chichinauhtzin, mientras que el vidrio volcánico parece ser el producto de erupciones del Cuaternario de dos volcanes inactivos, el Cerro Soltepec y el Cerro Cuello (Nieto y López Reference Nieto, López and de Arechavaleta1990).

Los estudios de afloramientos, talleres y minas en el área (Charlton y Spence Reference Charlton and Spence1982; Cobean Reference Cobean2002; Nieto y López Reference Nieto, López and de Arechavaleta1990) han centrado su atención en los afloramientos alrededor del Volcán Soltepec y las cañadas que cortan los derrames, como las barrancas de los Iztetes y El Salto, en las cuales se localizan nódulos que son arrastrados hacia los arroyos tributarios del Río San Juan pudiendo llegar hasta Teotihuacán, a más de 15 km río abajo (Cobean Reference Cobean2002). Sin embargo, los yacimientos de Cerro Ixtepec y Malpaís no han tenido un estudio detallado y se conocen sólo descripciones generales de ellos (Argote-Espino et al. Reference Argote-Espino, José Solé and Sterpone2010; Cobean Reference Cobean2002; Mora Reference Mora and Gaxiola1981).

Si bien es cierto que la obsidiana del área de Otumba ha sido considerada en análisis visuales como una sola fuente, estudios más detallados sugieren dos (Pastrana Reference Pastrana2007) o tres yacimientos distintos (Cobean Reference Cobean2002). Para nuestro estudio retomamos la propuesta de Cobean (Reference Cobean2002), que distingue al menos tres localidades: Otumba (aquí mencionada como Buenavista-Soltepec, pero también citada en la literatura simplemente como Soltepec o Barranca de los Estetes), además de los yacimientos de Malpaís y Cerro Ixtepec (nombrado Cerro Ixtete en el estudio de Cobean), cuyas localidades fueron muestreadas y analizadas para el presente estudio (Figura 8). Esta distinción de tres fuentes con distinta composición elemental es corroborada en el estudio efectuado por Argote-Espino y colaboradores (Reference Argote-Espino, José Solé and Sterpone2013) mediante ICP-MS, quienes concluyen que, de cinco localidades distintas, sólo se pueden identificar tres grupos composicionales. Nuestro análisis mediante pXRF también identificó tres yacimientos cuya composición geoquímica es claramente distinguible, sea mediante análisis de componentes principales o graficando únicamente itrio versus estroncio.

Figura 8. Subfuentes de obsidiana del sistema de yacimientos de Otumba y sitios arqueológicos cercanos (triángulos). Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

Un elemento para destacar es que la obsidiana del área de Buenavista-Soltepec es de uso predominante durante el período precerámico en San Gregorio Atlapulco, y sugiere que este yacimiento fue empleado de manera intensa por las primeras aldeas precerámicas de la cuenca, al menos desde el sexto milenio antes de nuestra era. Esto puede deberse no sólo a que es la fuente más cercana a los sitios lacustres de la Cuenca de México, sino también debido a la accesibilidad del material al ser un afloramiento superficial y el más extenso del sistema de Otumba. Por otro lado, en las tres localidades del sistema de Otumba (Soltepec/Cerro Ixtepec/Malpaís) los afloramientos son superficiales y, a menos que se busquen bloques grandes de alta calidad para la manufactura de navajillas prismáticas, la materia prima se encuentra disponible a nivel superficial, ya sea como filones o como nódulos de menor tamaño disponibles en forma de cantos rodados en los arroyos cercanos a las fuentes.

Otro aspecto que debe explicarse es la ausencia en San Gregorio de obsidiana de la subfuente de Malpaís, a pesar de ser una materia prima de buena calidad, de color y textura idénticos a Cerro Ixtepec y con ausencia de inclusiones en la mayor parte del material, lo que la hace un excelente material para la talla bifacial (Cobean Reference Cobean2002). La explicación más plausible hasta el momento es que los materiales del yacimiento de Malpaís se erosionan hacia la cuenca de Apam, y con ello, hacia la vertiente del Golfo, a diferencia de los materiales de Soltepec y Cerro Ixtepec, los cuales son arrastrados hacia la Cuenca de México vía el Río San Juan. Lo anterior explicaría por qué no fueron recolectados por los grupos precerámicos de la Cuenca de México. En el caso de la obsidiana verde de Pachuca, su utilización también fue muy limitada; esto puede deberse a que existe una mayor dificultad en su obtención, pues la fuente está casi al doble de distancia que los materiales de Otumba, y a mayores profundidades por lo que su erosión y dispersión superficial también debió ser limitada. A diferencia de la obsidiana del sistema de Otumba, en la Sierra de la Navajas los flujos suelen estar a profundidades de hasta 10 m, por lo que la minería fue una actividad importante para su explotación durante el Clásico y Posclásico (Pastrana Reference Pastrana1998, Reference Pastrana2007). Sin embargo, es poco probable que para el período Precerámico se haya efectuado algún tipo de minería para la obtención de obsidiana verde, por lo que consideramos más probable que la obsidiana se obtuviera de forma directa sobre afloramientos superficiales cortados por ríos o arroyos y en barrancas, de manera similar a la obtención de obsidiana de los yacimientos de Otumba.

Intercambio y abastecimiento de obsidianas durante el Holoceno medio en la Cuenca de México

Un objetivo importante de este estudio fue definir la procedencia de la obsidiana utilizada durante las fases Playa y Atlapulco en el sitio de San Gregorio; sin embargo, determinar la forma particular en la que llegó esta materia prima al sitio es otra historia, pues como ha sido planteado por Nelson y Clark (Reference Nelson, Clark and de Arechavaleta1990), no basta con conocer los bienes y rutas de intercambio, sino también entender los agentes que intervienen en el intercambio y las formas de organización sociopolítica que los caracteriza. En este sentido reconocemos la importancia de asumir la propuesta sustantivista de Polanyi (Reference Polanyi, Sabloff and Lamberg-Karlovsky1975, Reference Polanyi and Godelier1976) quien sugiere que a distintas formas de organización social se corresponden distintos mecanismos de intercambio, los cuales son definidos como un método para adquirir bienes que no están disponibles local o temporalmente, y a partir del cual dos individuos, grupos o comunidades interactúan para adquirirlos (Polanyi Reference Polanyi, Sabloff and Lamberg-Karlovsky1975). Esta propuesta ha sido recuperada en arqueología por distintos autores (Clark y Lee Reference Clark, Lee and de Archavaleta1990; Nelson and Clark Reference Nelson, Clark and de Arechavaleta1990; Renfrew Reference Renfrew, Earle and Ericson1977; Zeitlin Reference Zeitlin1979), quienes sugieren que el intercambio observado en sociedades jerarquizadas de períodos más tardíos no es aplicable a las comunidades del Arcaico e inicios del Formativo.

De esta manera, para las sociedades igualitarias —denominadas en la antropología neoevolucionista como “bandas” o “tribus”— el intercambio se daría bajo una forma extendida de reciprocidad (Bate Reference Bate1986; Polanyi Reference Polanyi, Sabloff and Lamberg-Karlovsky1975). Zeitlin (Reference Zeitlin1979) considera dos formas de intercambio entre sociedades igualitarias: (a) la reciprocidad general, realizada al interior de una comunidad o una pequeña región para intercambiar instrumentos o alimentos locales, reforzando los lazos comunitarios; y (b) la reciprocidad balanceada que, aunque es similar a la anterior y a falta de instituciones especializadas, se llevaría a largas distancias por cada unidad doméstica con el fin de procurar sus propias necesidades, por lo que es de esperarse que arqueológicamente se observen diferentes fuentes de aprovisionamiento dentro de las unidades domésticas de un sitio, o entre distintos sitios en una misma región (Nelson y Clark Reference Nelson, Clark and de Arechavaleta1990; Pires-Ferreira Reference Pires-Ferreira1975). Este último caso se observa en la costa de Chiapas para los sitios del Arcaico, pues mientras que en los sitios de Tlacuachero, Campón y Zapotillo, la obsidiana procede de Tajumulco y El Chayal, en Vuelta Limón las fuentes son Tajumulco y San Martín Jilotepeque (Nelson y Voorhies Reference Nelson and Voorhies1980; Voorhies Reference Voorhies2004).

Otro aspecto importante para evaluar los sistemas de intercambio de la obsidiana es el enfoque tecnológico. Este enfoque sugiere que, para determinar la manera en la que la obsidiana es transportada a un sitio, es necesario conocer cómo los artefactos en un sitio dado fueron hechos, evaluando las técnicas de manufactura y su débitage y comparándolos con experimentos de replicación (Clark Reference Clark1988; Clark y Lee Reference Clark, Lee and de Archavaleta1990; Nelson y Clark Reference Clark, Lee and de Archavaleta1990). El análisis tecnológico de los artefactos de San Gregorio Atlapulco (García Reference García2018) permitió realizar inferencias más allá de los supuestos de índole económica impuestos por la cercanía o lejanía de un yacimiento. Por ejemplo, Nelson y Voorhies (Reference Nelson and Voorhies1980) sugieren que, en el caso de los sitios arcaicos de la costa de Chiapas, el abastecimiento de la obsidiana del yacimiento de Tajumulco (a 100 km) pudo realizarse por los propios habitantes de Chantuto, mientras que la obsidiana de El Chayal (a 270 km) debió obtenerse mediante intercambio a larga distancia. Clark y Lee (Reference Clark, Lee, Lowe and Pye2007) niegan este argumento y plantean que, de ser así, las comunidades costeras debieron obtener materia prima con facilidad y sin modificaciones directamente del yacimiento; en cambio, la obsidiana de Tajumulco es escasa (0,26 gramos/m3), de tamaño minúsculo y carente de córtex. Clark y Lee (Reference Clark, Lee, Lowe and Pye2007:175) consideran que, “if these archaic communities procured their own from the Tajumulco source we would expect to see greater quantities of obsidian, larger pieces, and higher cortex ratios.”

Esto último es coincidente con lo observado para el período Precerámico en San Gregorio Atlapulco, si consideramos la notable ausencia de córtex en los artefactos de obsidiana (de un total de 142 artefactos clasificados en los niveles precerámicos del sitio, ninguno presenta córtex), por lo que la posibilidad de que la obtención del material haya sido de manera directa por los habitantes de San Gregorio, trayendo la materia prima desde Otumba, no parece viable. El escenario anterior implica la posibilidad de que la obsidiana haya sido obtenida mediante intercambio con las comunidades cercanas a los yacimientos, tanto de Otumba como aquellos más alejados, como Pachuca.

Para obtener obsidiana de yacimientos a larga distancia, las unidades domésticas no necesariamente tuvieron que trasladarse grandes distancias, pues como lo han propuesto Clark y Lee (Reference Clark, Lee and de Archavaleta1990, Reference Clark, Lee, Lowe and Pye2007), un sistema del tipo “trade friends”, como el observado en los aborígenes australianos, es plausible (McCarthy Reference McCarthy1939a, Reference McCarthy1939b, Reference McCarthy1939c). Este sistema no implica trasladarse grandes distancias por parte de los agentes, sino que los objetos son intercambiados de mano en mano en una red de socios intermedios permitiendo que los objetos se trasladen cientos de millas “down the line”. En este proceso, el acto de intercambiar puede ser más importante que el material intercambiado (Clark y Lee Reference Clark, Lee, Lowe and Pye2007), lo cual coincide con los datos arqueológicos, al menos para las fases Chantuto de Chiapas y Playa I de la Cuenca de México, pues la obsidiana se presenta en pequeñas piezas y en muy bajas cantidades. Paulatinamente, la obsidiana cobró mayor importancia durante el Formativo temprano en las tierras bajas de Mesoamérica (Hirth et al. Reference Hirth, Cyphers, Cobean, De León and Glascock2013), mientras que en el sur de la Cuenca de México, desde la fase Atlapulco (4500-3500 aC), la obsidiana rebasa en importancia al basalto como materia prima para la talla de artefactos (Acosta et al. Reference Acosta, McClung, Arroyo-Cabrales, Lohse, Borejsza and Joyce2021). Así, conforme las comunidades se volvieron más sedentarias y la territorialidad más marcada, la posibilidad de conflictos intercomunitarios pudo aumentar, por lo que el intercambio ritualizado debió constituirse en un sistema para disminuir la tensión entre comunidades vecinas; y como ha sido registrado en estudios etnográficos clásicos (Mauss Reference Mauss2009; McCarthy Reference McCarthy1939a, Reference McCarthy1939b, Reference McCarthy1939c; Sahlins Reference Sahlins and Banton1965, Reference Sahlins1972) los intercambios se convierten en tratados de paz y refuerzan los sistemas de alianzas entre comunidades tribales (Acosta Reference Acosta, Rosenswig and Cunningham2017).

Por otro lado, la obtención de la obsidiana de las fuentes de aprovisionamiento no necesitó de técnicas especializadas ni una organización social compleja. A diferencia de las sociedades más tardías, como la teotihuacana o la mexica, que debieron implementar técnicas de minería para obtener grandes bloques de obsidiana de mayor calidad para la manufactura de artefactos especializados como las navajillas prismáticas, la talla bipolar para la manufactura de artefactos expeditivos (nodule-smashing artifacts) puede realizarse con pequeños nódulos de obsidiana de menor calidad como la que puede encontrarse en los afloramientos superficiales de Malpaís y Cerro Ixtepec, o a manera de cantos rodados en las barrancas de los Ixtetes y El Salto en el área de Soltepec, por lo que la obtención de obsidiana en este período temprano simplemente implicó una ampliación en la actividad de recolección. Esta forma de aprovisionamiento debió continuarse a inicios del Formativo, como se reporta para la fase Ojochí de San Lorenzo (1800-1600 aC) en la Costa del Golfo, donde el 92% de la obsidiana procede del yacimiento de Guadalupe Victoria, al oeste del Pico de Orizaba. En esta fuente, de forma similar a los yacimientos de Otumba, la obsidiana se presenta como nódulos pequeños e irregulares disponibles en barrancas y arroyos en un radio de 20 km alrededor de la moderna ciudad de Guadalupe Victoria (Hirth et al. Reference Hirth, Cyphers, Cobean, De León and Glascock2013).

Para el caso de San Gregorio Atlapulco, la forma en la que se intercambiaba la obsidiana parece haber sido en forma de lascas de un tamaño no mayor a 6 cm, obtenidas por percusión directa con percutor duro. Estas lascas eran reducidas principalmente mediante técnica bipolar en el sitio y presentan las mismas características y morfología de la talla bipolar predominante en el área mesoamericana hasta inicios del período Formativo (Boksenbaum Reference Boksenbaum1980; Clark Reference Clark1988; Clark y Lee Reference Clark, Lee and de Archavaleta1990). La escasa presencia de navajillas prismáticas para este período indica que, aunque esta técnica era conocida, no fue utilizada de manera común. La talla bifacial era exclusivamente para manufacturar puntas de proyectil. Para el caso de los raspadores, se prefería emplear calcedonia local.

Comparando los resultados de este estudio con los análisis de procedencia de sitios precerámicos de la costa de Chiapas podemos encontrar algunas similitudes, pero también diferencias particulares. El primer rasgo que destaca es la similitud que a nivel tecnológico se observa en los sitios del Arcaico de la Cuenca de México con sus contemporáneos de la costa de Chiapas, pues ambas regiones emplean una tecnología lítica basada en la talla bipolar con la finalidad de obtener lascas de filo vivo empleadas generalmente sin retoque y con una presencia mínima de navajillas prismáticas de tamaño reducido. En la Cuenca de México también se observa la talla bifacial para la manufactura de puntas de proyectil triangulares con pedúnculo redondeado (Puntas Gary y Trinidad), comunes en otros sitios del Arcaico de Puebla y Oaxaca (Flannery y Marcus Reference Flannery and Marcus1983; MacNeish et al. Reference MacNeish, Johnson and Nelken-Terner1967).

Finalmente, es necesario ampliar nuestro conocimiento sobre el período Arcaico en la Cuenca de México y el papel que desempeñó la obsidiana y su intercambio en el desarrollo de la complejidad social en las comunidades lacustres del Holoceno medio, pues a diferencia de los sitios de la costa de Chiapas, donde el intercambio de obsidiana parece haber iniciado a finales del período Arcaico, hacia el 2200 aC (Clark y Lee Reference Clark, Lee, Lowe and Pye2007; Voorhies Reference Voorhies2004), en el sur de la Cuenca de México se observa el intercambio de obsidiana desde al menos el período Playa I (ca. 6200 aC), mientras que a inicios del período Playa II (4500 aC) la obsidiana reemplaza definitivamente a las materias locales (basalto y calcedonia) como principal materia prima en la manufactura de artefactos líticos.

Perspectivas y futuras investigaciones

Los estudios sobre procedencia e intercambio de obsidiana en el área mesoamericana han dejado en evidencia la importancia de este material para entender los procesos de interacción entre las sociedades de la Cuenca de México y otras regiones (Boksenbaum et al. Reference Boksenbaum, Tolstoy, Harbottle, Jerome and Neivens1987; Hirth et al. Reference Hirth, Cyphers, Cobean, De León and Glascock2013; Stoner et al. Reference Stoner, Nichols, Alex and Crider2015). Sin embargo, este tipo de estudios se ha enfocado en períodos cerámicos, mientras que los estudios de análisis de procedencia para sitios del Arcaico son escasos, principalmente se han realizado en sitios costeros de Chiapas (Nelson y Voorhies Reference Nelson and Voorhies1980; Paris Reference Paris and Voorhies2015; Voorhies Reference Voorhies2004), donde el uso de la obsidiana se restringe al período más tardío de su historia (Chantuto B, ca. 3000-2000 aC).

En el caso de las comunidades lacustres de la Cuenca de México, sin embargo, la sustitución del uso de materiales locales (basalto y calcedonia) por obsidiana como materia prima en la manufactura de artefactos ocurre en el período Precerámico. En San Gregorio Atlapulco, hacia el 4200 aC se observa la substitución de la materia prima local, cuyas fuentes se localizan a menos de 3 km de distancia, por la obsidiana exógena de Otumba y Pachuca, ubicadas entre 60 y 110 km de distancia.

El aumento sostenido en el uso de la obsidiana en el sitio de San Gregorio hacia el Precerámico tardío es coincidente con las observaciones de Niederberger (Reference Niederberger1976) para Zohapilco y puede sugerir no sólo la necesidad de obtener materias primas de mejor calidad una vez iniciado el proceso de sedentarización, sino también una mayor interacción entre las distintas comunidades de ese período, proceso que continuó y se intensificó durante el Formativo temprano y medio, como puede observarse en comunidades del valle de Teotihuacán (Carballo et al. Reference Carballo, Carballo and Neff2007; Gazzola Reference Gazzola2009; Healan Reference Healan2019; Johnson y Hirth Reference Johnson and Hirth2019; Stoner et al. Reference Stoner, Nichols, Alex and Crider2015) y Coapexco en el Valle de Amecameca (Boksenbaum et al. Reference Boksenbaum, Tolstoy, Harbottle, Jerome and Neivens1987). Este último aspecto es el que merece mayor atención en investigaciones futuras, pues es innegable la importancia que la obsidiana tuvo como un bien que permitió el intercambio temprano entre comunidades de la Cuenca de México y otras regiones mesoamericanas. No debe descartarse la idea de que las redes de intercambio del Formativo temprano, como las observadas en San Lorenzo Tenochtitlan (Hirth et al. Reference Hirth, Cyphers, Cobean, De León and Glascock2013) y Coapexco (Boksenbaum et al. Reference Boksenbaum, Tolstoy, Harbottle, Jerome and Neivens1987), sean la continuidad de un proceso iniciado por las comunidades del Arcaico del área mesoamericana y escasamente conocido hasta ahora.

Agradecimientos

Esta investigación ha sido financiada por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica-UNAM (Proyecto PAPIIT IN402622: Chinampas arqueológicas de Xochimilco. Patrimonio en riesgo) y por el Consejo nacional de Ciencia y Tecnología (Proyecto Conacyt 253664: Sedentarismo temprano y primeras comunidades agrarias en la Cuenca de México). Agradecemos a Berenice Jiménez González y Denisse Argote Espino los comentarios y sugerencias para mejorar la versión final de este artículo.

Declaración de disponibilidad de datos

Los datos que respaldan los hallazgos de este estudio están disponibles por el autor correspondiente, Guillermo Acosta Ochoa, previa solicitud del interesado.

Conflicto de intereses

Los autores declaran que no hay ningún conflicto de intereses.

Material suplementario

Para acceder al material suplementario que acompaña este artículo, visitar https://doi.org/10.1017/laq.2022.17.

Tabla suplementaria 1. Base de datos de las muestras analizadas. Las primeras cuatro columnas distinguen entre muestras geológicas o arqueológicas, sus asignaciones visuales, por análisis discriminante y la validación estadística. El resto de las columnas indican los valores de cada elemento en partes por millón.

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Figure 0

Figura 1. Cuadro cronológico del período Arcaico en la Cuenca de México y otras regiones de Mesoamérica. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

Figure 1

Figura 2. Mapa de la Cuenca de México y los principales sitios precerámicos. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa y Víctor García Gómez.

Figure 2

Figura 3. Mapa general del sitio San Gregorio Atlapulco, donde se puede distinguir la plataforma prehispánica, las chinampas arqueológicas y la poligonal de protección del sitio y unidades de excavación (cuadros en rojo). Datum UTM WGS84. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa, modificado de González 1996. (Color en la versión electrónica)

Figure 3

Figura 4. Dataciones 14C calibradas para San Gregorio Atlapulco y comparativas con el sitio de Zohapilco estudiado por Niederberger (1976). A la izquierda se representan las dataciones 14C y a la derecha los gráficos de las fechas calibradas representando 2 desviaciones estándar. Imagen de Guillermo Acosta Ochoa.

Figure 4

Figura 5. Artefactos precerámicos de obsidiana de San Gregorio Atlapulco. Foto de Víctor Hugo García Gómez. (Color en la versión electrónica)

Figure 5

Figura 6. Gráfico de los dos componentes principales (PC1 versus PC2) empleando cinco elementos traza (Rb, Sr, Y, Zr y Nb) de las muestras geológicas de referencia. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

Figure 6

Tabla 1. Comparación entre los resultados del presente estudio y el de Cobean (2002) para los elementos Mn, Fe, Zn, Th, Rb, Sr y Zr (valores en ppm).

Figure 7

Tabla 2. Resumen de fuentes identificadas por estrato (las capas II-III corresponden a la fase Atlapulco y el Estrato IV corresponde a la fase Playa).

Figure 8

Tabla 3. Comparativa de la procedencia de obsidiana entre Soconusco y la Cuenca de México.

Figure 9

Figura 7. Gráfica del análisis de componentes principales, mostrando los dos primeros componentes (arriba); y gráfico de los dos primeros ejes del análisis discriminante (abajo) de los yacimientos de Otumba y Pachuca. Ambos incluyen tanto las muestras geológicas como las arqueológicas (Malpaís no está representado en los artefactos arqueológicos). Las elipses representan el 95% de confianza. Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

Figure 10

Figura 8. Subfuentes de obsidiana del sistema de yacimientos de Otumba y sitios arqueológicos cercanos (triángulos). Elaborado por Guillermo Acosta Ochoa.

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