Algunos escritores opinan que el interés de los seres humanos por proyectos relativos a una paz perpetua es tan viejo como su participación en la guerra. No estamos seguros de que Europa pueda considerarse como la cuna de tales proyectos relativos a la paz, aunque las ciudades-estado griegas elaborasen al respecto un complejo sistema de relaciones convencionales entre sí. Europa no había de conocer una red semejante de complicadas relaciones convencionales hasta el siglo XIX. Ese complejo sistema griego de relaciones convencionales se apoyaba en una base común religiosa, jurídica y lingüística que atenuaba las asperezas de las agudas rivalidades y enemistades entre las ciudades. Así, como en muchos otros ámbitos del pensamiento, los griegos fueron los arquitectos de la clasificación moderna de los diferentes tipos de tratados políticos (alianza, confederación, federación y, desde el siglo IV a.C, tratados de paz de duración ilimitada).

Los principios de humanidad y de no discriminación quisieran que todos los hombres fuesen plena e inmediatamente socorridos. Desafortunadamente, en la realidad, los recursos disponibles son insuficientes para remediar, a la vez, todas las miserias. Por ello, es necesario un criterio de reparto. Helo aquí: para sufrimientos iguales, la ayuda será igual; para sufrimientos desiguales, la asistencia será proporcional a su intensidad y se tendrá en cuenta la urgencia respectiva. Para la Cruz Roja, hay distinciones lícitas, e mcluso obligatorias, que habrán de hacerse entre los hombres: son, precisamente, las que se fundan en las necesidades.

La proporcionalidad es uno de los principios esenciales para la acción de la Cruz Roja, incluso si se ha tardado mucho tiempo en descubrirlo.

Honró al CICR, en 1978–9, la visita de varias notabilidades, a quienes recibió el señor Alexandre Hay, presidente del CICR, acompañado por miembros del Comité y de la Dirección del CICR:

el 5 de diciembre de 1978, S.S.M.M. el rey Carl Gustav y la reina Silvia de Suecia, a quienes acompañaba el representante permanente de Suecia en Ginebra;

el 16 de junio de 1979, el presidente de la República de Colombia, señor J. C. Turbay Ayala, a quien acompañaban la señora de Turbay Ayala, los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa y el representante permanente de Colombia en Ginebra;

el 21 de junio, S.S. M.M. el rey Juan Carlos y la reina Sofía de España, a quienes acompañaba numeroso séquito; entre otras personalidades, los ministros de Asuntos Exteriores y de Trabajo, así como los embajadores y representantes permanentes de España en Berna y en Ginebra;

El señor Alexandre Hay, presidente del CICR, ha efectuado, en 1979, misiones en varios países, durante las cuales ha mantenido conversaciones, acerca de temas de interés para el CICR y para la Cruz Roja en general, con dirigentes de las respectivas Sociedades nacionales y con diversas personalidades gubernamentales.

En el Reino Unido, donde estuvo en enero y en junio, el presidente del CICR fue recibido por S.M. la reina Isabel y por el ministro de Asuntos Exteriores.

En Cuba, el señor Hay se entrevistó, el mes de febrero, con el señor Fidel Castro, jefe del Estado y jefe del Gobierno.

En Arabia Saudita, S.M. el rey Khaled ibn Abdul Aziz concedió, en abril, una audiencia al señor Hay.

Tras el reconocimiento, por parte del CICR, el 4 de abril pasado, de la Cruz Roja de Swazilandia, el presidente y la directora nacional de esa Sociedad, señor Nkosi y señora Dlamini, que estaban en Ginebra para asistir a la Asamblea General de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, fueron recibidos, el 4 de octubre, por el Consejo Ejecutivo del CICR.

Era la primera visita de representantes de esa nueva Sociedad nacional al CICR, que se congratula de haberlos recibido y de haber entablado, así, relaciones personales. Dicha visita tuvo lugar la víspera de la admisión de la Cruz Roja de Swazilandia en la Liga.

Se inauguró, el 8 de septiembre en Hiroshima, un monumento a la memoria del doctor Marcel Junod, delegado del CICR. Se debe dicho monumento, una cruz de granito con un medallón-retrato del homenajeado, a la iniciativa de una comisión integrada por el Colegio de Médicos, la Cámara de Comercio, el Comité zonal de la Cruz Roja Japonesa en Hiroshima y otras instituciones. Representó al CICR, en los actos, su delegado honorario en el Japón, señor A. Michaud.

Los habitantes de Hiroshima guardan un recuerdo extraordinario de este delegado del CICR que, llegado a esa ciudad el 8 de septiembre de 1945, un mes después de la explosión de la bomba atómica, era portador, para esa población, para esa gente profundamente desmoralizada, de mucho más que socorros materiales; con su cordial personalidad, mensajero de una Institución neutral y humanitaria que no los consideraba como enemigos detestados, el doctor Junod llevó a los japoneses un poco de esperanza.

La delegación del CICR en Zimbabwe Rhodesia prosiguió, los meses de septiembre y octubre, sus actividades de protección y de asistencia en favor de las víctimas del conflicto. Durante ese período, se distribuyeron 541 toneladas de víveres, 3.000 mantas, ropa, 12,5 toneladas de jabón, materiales de construcción, por un valor total de 380.000 francos suizos aproximadamente, para 68.000 personas desplazadas en todo el pais, a quienes el CICR asiste con regularidad.

En la provincia de Matabeleland, el CICR distribuyó, el mes de septiembre, 15 toneladas de alimentos muy proteinócos para 2.000 personas desplazadas. Además, se entregaron 2,5 toneladas de viveres y de jabón a las personas necesitadas del distrito de Fort Victoria.

La construcción de más viviendas para personas desplazadas en el campamento de Seki se lleva a cabo según las previsiones: 44 familias se instalaron a principios de septiembre. Es la segunda etapa de un programa de asistencia que comenzó hace dos años.

En el Consejo de Delegados de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, celebrado el 3 de octubre de 1979 en Ginebra, se asignó la Medalla Henry-Dunant:

al señor G. Aitken, de la Cruz Roja Canadiense,

a la señora L. Barry, de la Cruz Roja Irlandesa,

a Sir G. Newman-Morris, de la Cruz Roja Australiana,

a la señora M. A. van Overeem-Ziegenhardt, de la Cruz Roja Neerlandesa.

A título póstumo, se asignó también la Medalla Henry-Dunant:

al señor Louis Gaulis, delegado del CICR, fallecido en el Líbano, el año 1978,

al señor Alain Biéri, delegado del CICR,

al señor André Tièche, delegado del CICR,

al señor Charles Chatora, empleado local del CICR, fallecidos, los tres, el año 1978 en Rhodesia-Zimbabwe;

El Consejo de Delegados, integrado por representantes del CICR, de la Liga y de las Sociedades nacionales, se reunió, el 3 de octubre pasado en Ginebra, presidido por el señor Alexandre Hay, presidente del CICR. Tomó las resoluciones siguientes:

recordando la Resolución II de la XXIII Conferencia Internacional de la Cruz Roja, relativa al Estudio sobre la reevaluación del cometido de la Cruz Roja,

toma nota del informe presentado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y por la Liga de Sociedades de la Cruz Roja (Liga),

toma nota con satisfacción de la institución de tres grupos de trabajo mixtos CICR-Liga dedicados

— a la asistencia

— al desarrollo de las Sociedades nacionales y

— a la información,

En el Bulletin international de la Croix-Rouge, de octubre de 1879, bajo el título «América del Sur — Progreso de la Cruz Roja», el CICR anuncia: «El Gobierno peruano firmó, el 2 de mayo, el Convenio de Ginebra. Chile, por su parte, se adhirió al mismo el 28 de junio».

Ese año 1879, el Perú estaba en guerra contra Chile; el CICR se declara, en ese artículo, muy satisfecho porque habían de respetarse, durante esas hostilidades, las disposiciones del Convenio de 1864 para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos en los ejércitos en campaña. Añade: «Anunciamos a nuestros lectores que preveíamos una nueva extensión de la Cruz Roja en el continente americano, y nos congratulamos, ya que, hasta el presente, no había logrado arraigarse verdaderamente…, a pesar de las muchas tentativas…»

Poco después de la firma del Convenio por el Gobierno peruano, el CICR recibió el anuncio de que se había fundado, el 17 de abril en ese país, una Sociedad de la Cruz Roja.