El profesor H. Haug, presidente de la Cruz Roja Suiza y vicepresidente de la Liga, propuso, en el Consejo de Delegados de las Sociedades nacionales de la Cruz Roja, celebrado en Ginebra el mes de octubre de 1975, que se redactase una especie de declaración, en la cual se resumieran y enunciaran los principios fundamentales del derecho humanitario, declaración que haría visibles y fácilmente comprensibles las grandes ideas en que se fundamenta dicho derecho. Se basaba el profesor Haug en el hecho de que, con la inminente aprobación de los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra, la totalidad de las correspondientes disposiciones ascendería a seiscientos artículos, cuya redacción es, con frecuencia, compleja. Puso de relieve la necesidad de divulgar ampliamente ese derecho y dijo que tal resumen sería un instrumento de utilidad para realizar una difusión de esa índole.

La Comisión de Revisión de los Estatutos, observando que en los Estatutos vigentes había cierta confusión por lo que respecta a los poderes y a las competencias de los dos órganos más importantes de la Liga, el Consejo de Gobernadores y el Comité Ejecutivo, se preocupó esencialmente de adaptar la estructura orgánica a la índole específica de la organización, la de federación internacional de las Sociedades nacionales, de garantizar la más amplia participación posible de las Sociedades nacionales de la Cruz Roja en el trabajo de la organización mediante el refuerzo de las competencias de tales órganos colectivos. Quería también instaurar unos límites para la duración de los cargos de la organización y afirmar una distinción rigurosa entre las competencias de los diferentes órganos de la federación.

En el Informe Tansley se destaca en los siguientes términos la importancia de la preparación para desastres naturales y conflictos armados:

La Cruz Roja debería hacer mayor hincapié—en todos los niveles—en la planificación previa a los desastres, entendida en sentido amplio (pág. 82).

También según el Informe, las características del entorno en que habrá de actuar la Cruz Roja son las siguientes:

1. Es probable que ocurran desastres con más frecuencia y consecuencias más graves, especialmente en el mundo en desarrollo;

2. pueden esperarse nuevos tipos de desastres;

3. probablemente aumenten las situaciones de conflicto (pdg. 64).

Por último, en sus conclusiones, el Informe Tansley afirma lo siguiente:

En el caso de la Cruz Roja, la planificación previa a los desastres deberia entenderse con amplitud, para poder incluir:

1. desastres naturales y conflictos;

2. Sociedades nacionales donantes y beneficiarias;

3. la Liga y el CICR (pág. 83).

Los acontecimientos registrados en el Líbano y el envío de fuerzas armadas de la ONU para mantener la paz hacen actual una cuestión, cuya importancia no es desdeñable, relativa a la aplicación del derecho internacional humanitario aplicable en los conflictos armados. Esa cuestión tiene dos aspectos:

¿ De que naturaleza son actualmente las fuerzas armadas que sirven o pueden servir en las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU?

En qué medida esas fuerzas armadas estén obligadas a aplicar el derecho humanitario?

Tras la República de Ghana, primer Estado que ratificó, en febrero de 1978, los dos Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, la Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista depositó, el 7 de junio de 1978, ante el Gobierno suizo, un instrumento de adhesión de ese Estado a los Protocolos I y II.

En carta del 5 de enero pasado, dirigida al Consejo Federal Suizo, y recibida por éste el 26 del mismo mes, y en carta del 1 de marzo, recibida el 6 del mismo mes, el ministro de Relaciones Exteriores de la República de Djibuti declara que ese Estado se considera obligado por los Convenios de Ginebra del 12 de Agosto de 1949, en virtud de su ratificación anterior por parte de Francia.

La Asamblea del CICR nombró, en su reunión del 6 de julio pasado, como miembro del Consejo Ejecutivo con cargo hasta finales de 1980, al señor Jakob Burckhardt, integrante de la Asamblea desde 1975. Así, asociándolo estrechamente a su actividad, el CICR podrá beneficiarse, de manera más asidua, de la amplia experiencia que tiene el señor Burckhardt.

El CICR envió, recientemente a África austral, dos misiones, prosiguiendo con sus actividades que tienen por objeto dar a conocer mejor su labor y promover los principios humanitarios en las regiones donde haya conflicto.

El director del Departamento de Doctrina y Derecho del CICR, señor Jacques Moreillon, viajó, en primer lugar, a Tanzania, donde, el 28 de julio, fue recibido en audiencia por el jefe del Estado, presidente Julius Nyerere. Acompañaban al señor Moreillon, el señor Kai Warras, de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, la señora Mackej, secretaria general de la Cruz Roja de Tanzania, y el señor Frédéric Steinemann, delegado regional del CICR para África austral.

La Cruz Roja Búlgara es uno de los más antiguos organismos de utilidad pública de Bulgaria; fue fundada el mes de octubre de 1878 en Sofía, poco después de la firma del tratado de Berlín, que puso fin a la guerra ruso­turca y erigió Bulgaria en principado autónomo. Numerosos comités de beneficencia locales, que se habían organizado independientemente en ciudades de provincia, para prestar asistencia a los militares enfermos o heridos de la reciente guerra, se unieron poco a poco al de Sofía. El 1 de marzo de 1884, el Gobierno búlgaro se adhirió formalmente al Convenio de Ginebra y, el mismo año, envió representantes a la II Conferencia Internacional de la Cruz Roja. Por último, con fechas 27 de julio/8 de agosto de 1885, el ministro de Relaciones Exteriores búlgaro escribió al CICR que: « ciudadanos notables de Sofía decidieron fundar una Sociedad búlgara de la Cruz Roja y elaboraron los estatutos que el Gobierno del príncipe aprueba, y de los que tengo el honor de enviarle la traducción… Ese comité está integrado como sigue…» Al reunirse la condiciones requeridas, el CICR reconoció la Sociedad de la Cruz Roja Búlgara y lo anunció a las demás Sociedades nacionales en circular del 20 de octubre de 1885, firmada por G. Moynier, presidente, y G. Ador, secretario.