No CrossRef data available.
Published online by Cambridge University Press: 29 January 2010
page 397 note 1 Citado en un relevante estudio de Ternon, Yves, «L'unicité du génocide juif», Etudes, nº 369/4, octubre de 1988, p. 360Google Scholar.
2 Entre las fuentes, cabe mencionar: CICR: Rapport général du CICR sur son activité pendant la Seconde Guerre mondiale (ler septembre 1939–30 juin 1947), CICR, Ginebra, 1948,3 vol.Google Scholar; L'activité du CICR enfaveur des civils detenus dans les camps de concentration en Allemagne (1939–1945), 3a ed., CICR, Ginebra, 1947Google Scholar. Distinguiremos, entre los testimonios y estudios: Burckhardt, Carl J.: Meine Danziger Mission, 1939–1939, editorial Fretz & Wasmuth, Zurich, 1960, 366 pp.Google Scholar; Georges, Dunand: Ne perdez pas leur trace, La Baconniere, Neuchâtel, 1950, 244 pp.Google Scholar; André, Durand: tomo II de Histoire du CICR, De Sarajevo à Hiroshima, Instituto Henry Dunant, Ginebra, 1978, 590 pp.Google Scholar; Marcel, Junod: Le troisème combaftant, 2a ed., Payot, París, 1968Google Scholar; Jacques, Moreillon: Le CICR et la protection des détenus politiques, Instituto Henry Dunant, Ginebra, L'Age d'homme, Lausana, 1973, 303 pp.Google Scholar; Frédéric, Siordet: Inter arma caritas. L'æuvre du CICR pendant la Seconde Guerre mondiale, 2a ed., CICR, Ginebra, 1947Google Scholar. Otras obras tratan parcialmente o indirectamente el tema en cuestión. Cabe citar particularmente: Drago, Arsenijevic: Otages volontaires des SS, 2a ed., France-Empire, París, 1984, 365 pp.Google Scholar; Gerald, Fleming: Hitler et la solution finale, Julliard, París, 1988, 284 pp.Google Scholar; Walter, Laqueur: Le terrifiant secret. La «solution finale» et l'information étouffée, Gallimard, París, 1981Google Scholar; Walter, Laqueur y Richard, Breitman: Breaking the silence, Simon and Schuster, Nueva York, 1986, 320 pp.Google Scholar; Werner, Rings: Advokaten des Feindes: das Abenteuer derpolitischen Neutralität, editorial Econ, Viena, 1966, 207 ppGoogle Scholar
3 Favez, Jean-Claude, Mission impossible? Le CICR et les camps de concentration nazis, Payot, Lausana, 1988, 430 pp.Google Scholar; Ben-Tov, Arieh, Facing the Holocaust in Budapest, The International Committee of the Red Cross and the Jews in Hungary, 1943–1945, Instituto Henry Dunant, Ginebra — Martinus Nijhoff Publishers, Dordrecht, 1988, 492 ppGoogle Scholar.
4 La obra del señor Favez existe sólo actualmente en francés y aparecerá proximamente en alemán. La del señor Ben-Tov, sólo en inglés.
5 Archivos del CICR, CR 110/I-II, citado por Favez, op. cit., p. 32Google Scholar, y por Ben-Tov, op. cit., p. 38Google Scholar.
6 Friedländer, Saul, L'Antisémitisme nazi — Histoire d'une psychose collective, Le Seuil, París, 1971, p. 181Google Scholar.
7 Ibid., p. 191.
8 Para los gobernantes alemanes de entonces, el «judio era el enemigo que queria dominar y destruir Alemania y todo el mundo no judio; era, sobre todo, el germen infeccioso que habia que identificar y eliminar a toda costa para no perecer», Friedländer, S., op. cit., p. 181Google Scholar.
9 «Inspirándonos en los principios establecidos en la Conferencia de 1921 para el caso de una guerra civil, válidos también para otras situaciones, hemos considerado que atañe en primer lugar a la Sociedad Nacional ocuparse de las víctimas de acontecimientos políticos excepcionales y, en consecuencia, de los detenidos políticos. La intervención de Sociedades hermanas o de un organismo internacional, sólo debería producirse si la Sociedad Nacional no actúa, a menos que dicha intervención sea solicitada o sugerida por los órganos nacionales». Carta de Max Huber al Príncipe Carlos de Suecia, presidente de la Cruz Roja Sueca, del 26 de septiembre de 1933, citada por Favez, pp. 52–53Google Scholar. Véase tambie'n Moreillon, J., op. cit., p. 62Google Scholar.
10 La «solución final» (Endlösung) significa el «exterminio masivo» de los judíos de Europa mediante la reclusión en guetos, castigos individuales, fusilamientos y ahogamientos masivos, deportatión a campos de concentración y asfixia en cámaras de gas. Según parece, la orden de «exterminio general* la dio Hitler oralmente en la primavera de 1941, y las modalidades practicadas se fijaron en enero de 1942 en la Conferencia de Wannsee.
11 Se trataba del decreto del 7 de diciembre de 1941, conocido por el nombre de «Nacht und Nebel», que prescribia para los autores de delitos contra el Reich los más severos castigos y que prohibía facilitar información sobre la suerte que corrían las personas detenidas.
12 «One of its greatest failures in the whole story», Ben-Tov, op. cit., p. 387Google Scholar.
13 En ocasión de su fallido desambarco en Dieppe, en agosto de 1942, los comandos canadienses maniataron a soldados alemanes en ia play a. El Reich, al más alto nivel parece ser, ordenó hacer lo mismo con ma's de 4.000 prisioneros de guerra británicos durante 12 horas cada día. Los ingleses contestaron a su vez con medidas análogas contra prisioneros de guerra alemanes e italianos. El Reich amenazó entonces a todos los prisioneros en su poder. Estas represalias, que inauguraron una de las crisis más graves de la guerra por lo que atañe a los Convenios de Ginebra, sílo cesaron en noviembre de 1943 (Favez, ibid., p. 139).
14 Favez reconoce, además, que la historia de las relaciones entre Suiza y el CICR no se ha escrito todavía.
15 «Pienso que esto motivó el predominio de la política adoptada por la sede, que colocó el principio de neutralidad en primer lugar y el ser humano, independientemente de cuán grande fuere su sufrimiento, en segundo lugar», Ben-Tov, op. cit., p. 135Google Scholar.
16 «Le point de vue du CICR», en Favez. op. cit., pp. 376–379 (véase en anexo, p. 416Google Scholar).
17 Henri-Irónóe, Marrou, De la connaissance historique, Le Seuil, París, 1958, p. 102Google Scholar, citado en Grosser, Alfred, L'explication historique, Armand Colin, París, 1972, p. 23Google Scholar.
18 El CICR y los detenidos de los campos de concentración nazis — El CICR y las victimás de las persecuciones nazis, CICR, Ginebra, agosto de 1988Google Scholar. Esta nota se envió, el 15 de septiembre de 1988, a los secretarios generales y los jefes de los Departamentos de Información de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
page 418 note 1 Así se denominaban los Estados signatarios de la Declaración que agrupaba a los países formalmente aliados a la Gran Bretaña contra las potencias del Eje o a los Estados neutrales que prestaban su apoyo moral a los Aliados.