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Imparcialidad y neutralidad en el derecho humanitario y en la práctica
Published online by Cambridge University Press: 29 January 2010
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El 27 de junio de 1986, la Corte Intemacional de Justicia (CIJ), dictó sentencia sobre el caso de las actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua. El caso, que implicaba a Nicaragua contra los Estados Unidos de América, es notable en muchos aspectos, como también lo fue el juicio. Deseo destacar dos rasgos especiales. Se trata de una situación de conflicto armado y se menciona a la Cruz Roja.
El hecho de que la Corte de La Haya se haya ocupado poquísimas veces de una situación real de conflicto armado es una consecuencia de la oposición de los Estados a someter tales cuestiones a su jurisdicción. Que en este caso la Corte haya podido, por lo menos, intervenir es un accidente de procedimiento más bien que el efecto de una actitud excepcionalmente loable de las partes contendientes. Dado que no parece probable que este ejemplo lo sigan pronto muchos, puedo considerarlo tal cual.
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- Acerca de los Principios Fundamentales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
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- Copyright © International Committee of the Red Cross 1989
References
1 Actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua (Nicaragua contra Estados Unidos de América), Méritos, Sentencia, CIJ, Informes, 1986, p. 14Google Scholar.
2 Como la sentencia se dictó contra Estados Unidos, suscitó vivo debate entre los juristas internacionalistas norteamericanos; véanse las reacciones inmediatas de unos 20 juristas en: 81 American Journal of International Law, pp. 1–183 (1987)Google Scholar.
3 El caso comenzó con un recurso interpuesto por Nicaragua el 9 de abril de 1984; ni este Estado ni Estados Unidos habían excluido controversias relativas al conflicto armado en sus pertinentes instrumentos de aceptación de la jurisdicción de la Corte. Como Estados Unidos, en lugar de valerse de su reserva de que cualquier materia declarada por Estados Unidos como asunto interno está fuera de la jurisdicción de la Corte, optó por no asistir a las vistas, una vez que la Corte hubo decidido —en su sentencia del 26 de noviembre de 1984— que tenia jurisdicción, nada impidió que la Corte se ocupara de este asunto.
4 CIJ, Informes, 1986, p. 47, párr. 97; p. 115, párr. 243Google Scholar.
5 Ibid., p. 114, párr. 242.
6 Manual de la Cruz Roja International, 12a ed. Ginebra, 1983 (en adelante: Manual) p. 17Google Scholar: Res. IX de la XX Conferencia Intemacional de la Cruz Roja, Viena, 1965.
7 CIJ, Informes, 1986, p. 115, párr. 243Google Scholar.
8 El entonces Consejo de Gobemadores aprobó una lista de principios anterior, un tanto intencional y menos autoritaria (después, el Consejo de Gobemadores pasó a ser la Asamblea General de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja), en su 19ª reunión, 1946, y la reafirmó en su 20ª reunión, 1948; Manual, p. 553Google Scholar.
9 Su larga serie de escritos sobre el tema comienza con el magistral «Les principes de la Croix-Rouge», publicado en 1955; de este estudio emanaron las gestiones que, diez años después, condujeron a la aprobación y la proclamaci6n de los Principios Fundamentales.
10 «Los Principios Fundamentales de la Cruz Roja y la paz» en: Revista Internacional de la Cruz Roja, nº 62, marzo-abril de 1984, p. 67Google Scholar. Sería interesante consultar al respecto un estudio anterior de Huber, Max, predecesor, en muchos aspectos, de Jean Pictet, titulado «Croix-Rouge et neutralité», Revue Internationale de la Croix-Rouge, nº 209, mayo de 1936, p. 353CrossRefGoogle Scholar. Este estudio se publicd de nuevo en la obra de Huber, Max «La pensee et I'action de la Croix-Rouge», 1954, pp. 77–86Google Scholar.
11 Manual, pp. 551–552Google Scholar.
12 Tansley, Donald R., Informe final: una agenda para la Cruz Roja, julio de 1975, p. 25Google Scholar.
13 Véase Decreto Real del 22 de diciembre de 1988; Staatsblad 680, 17 de enero de 1989Google Scholar.
14 Manual, p. 503Google Scholar.
15 Art. 4, párr. 3, de los Estatutos del Movimiento Intemacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, aprobados por la XXV Conferencia Intemacional de la Cruz Roja, Ginebra, octubre de 1986.
16 I Convenio, 75 UNTS p. 31 (1950), Manual, p. 23Google Scholar; II Convenio, 75 UNTS p. 85 (1950), Manual, p. 47Google Scholar; III Convenio, 75 UNTS p. 135 (1950), Manual, p. 68Google Scholar; IV Convenio, 75 UNTS p. 287 (1950), Manual, p. 138Google Scholar; Protocolo adicional I, Manual, p. 217Google Scholar; Protocolo adicional II, Manual, p. 290Google Scholar.
17 Para una más detallada descripción del ámbito de aplicacion del artículo 3 y del Protocolo II, respectivamente, véase Kalshoven, Frits, Contraints on the Waging of War, CICR, Ginebra, 1987Google Scholar.
18 Manual, p. 552Google Scholar.
19 Verspyck, Jonkheer G. M., Hat Nederlandsche Roode Kruis (1867–1967), p. 86Google Scholar.
20 Art. 8 (c) (iii), art. 9 (2) y art. 12 (2) (c). Cabe mencionar que el art. 9 describe la situación legal en diversos aspectos que, sin embargo, no son pertinentes en este contexto; pero, también hace referencia a las unidades y los medios de transporte sanitarios permanentes y al personal «de un Estado neutral u otro Estado que no sea Parte en el conflicto» (párr. 2a) y de «una organización international humanitaria impartial» (párr. 2 c), véase Comité International de la Cruz Roja, Commentary on the Additional Protocols of 8 June 1977 to the Geneva Conventions of 12 August 1949, 1987, pp. 138–143, párr. 407–440Google Scholar.
21 CIJ, Informes 1986, p. 104, párr 219Google Scholar.
22 Manual, p. 649Google Scholar; Res. XIV de la X Conferencia International de la Cruz Roja. En la 10a edición del Manual (1953), pp. 429–431Google Scholar, se publicó un texto completo de esta resolución.
23 En una enunciación de casos especiales, la Resolución incluye la posibilidad de que una Sociedad se disuelva, no pueda o no quiera «solicitar el socorro extranjero o no acepte el ofrecimiento de este socorro hecho por intermedio del Comité Internacional de la Cruz Roja». En ese caso, dado que «los sufrimientos causados por la guerra civil necesitan imperiosamente una acción de asistencia, el Comité Internacional de la Cruz Roja «tendrá la facultad y el deber de insistir o de delegar a una Sociedad Nacional para que insista ante las autoridades del país en cuestión con el fin de que sean aceptados los socorros necesarios y que puedan ser distribuidos en toda libertad».
24 Entre otros principios, se establece en la Resolución el requisito de que la solicited se dirija al Comité Internacional de la Cruz Roja, el cual, «después de cerciorarse del consentimiento del Gobierno del país asolado por la guerra civil», organizará la acción de socorro. Sobre el cometido del CICR en estas situaciones, véase más adelante la Parte 3.
25 Des Gouttes, Paul. La Convention de Genève pour l'amélioration du sort des blessés et des malades dans les armées en campagne du 27 juillet 1929. Commentaire, 1930, pp. 186–187Google Scholar.
26 Boissier, Pierre, History of the International Committee of the Red Cross: from Solferino to Tsushima, Institute Henry Dunant, Ginebra, 1985 (traducción del original francés, publicado por primera vez en 1963), p. 93Google Scholar.
27 En la Resolución XIV de la X Conferencia International, Parte 2, se dispone que «cuando la Sociedad Nacional de un país en guerra civil hace un llamamiento a las Sociedades de la Cruz Roja de otros países, éste debe ser hecho por intermedio del CICR, que organizará entonces los socorros y, si el Gobierno no da su asenso, el CICR «deberá hacer pública la situación». En efecto, «en el caso de que en un país en guerra civil se disuelva toda forma de Gobierno y de Cruz Roja nacional, el Comité Internacional de la Cruz Roja, tendrá amplias facultades para procurar organizar los socorros en tal país, hasta donde las circunstancias se lo permitan». Véanse tambien la Resolución XIV de la XVI Conferencia Internacional de la Cruz Roja, Londres, 1938, Manual, p. 650Google Scholar, y la Resolución XXXI de la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja, Viena, 1965, Manual, p. 652Google Scholar.
28 Manual, p. 481Google Scholar.
29 Artículo 5 (3) de los Estatutos del Movimiento International de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, aprobados en 1986 por la XXV Conferencia International de la Cruz Roja, Ginebra.
30 Artículo 9 de los Convenios I-III, artículo 10 del IV Convenio.
31 Proyecto de artículo 39, presentado por el Comité en 1974 a la Conferencia Diplomaática, en el que se repite el texto del artículo 3 común, es decir, que «el CICR puede ofrecer sus servicios a las partes en conflicto»; en 1977, la Conferencia suprimió por consenso, en su sesion final, el texto propuesto; 7 Actas oficiales, pp. 151–152Google Scholar: CDDH/SR 53, párrs. 64–70; y véase Kalshoven, Frits, «Reaffirmation and development of International Humanitarian Law Applicable in Armed Conflicts: the Diplomatic Conference, 1974–1977, Part I: Combatants and Civilians», and 8 Neth. Yb Int'l Law (1977), pp. 107–135, en 115CrossRefGoogle Scholar.
32 En su Commentary on the Additional Protocols of 1977 to the Geneva Conventions of 1949 (1987), el Comite afirma simplemente que «lo que se quiere decir, en particular, es acciones de socorro que pueden emprender el CICR o cualquier otra organización humanitaria imparcial», p. 149, párr. 4879Google Scholar.
33 Para una interpretation diferente, véase Bindschedler-Robert, Denise, «Actions of Assistance in Non-international conflicts–Art. 18 of Protocol II», en European Seminar on Humanitarian Law, Universidad Jagellon, Cracovia, informe, 1979, pp. 71–83Google Scholar. Su intento por resolver el problema tratando de interpretar el término «la Alta Parte Contratante» como el Estado, dejando así pendiente la cuestión de que su representante sea el Gobierno «legal» o la otra parte, ya se debatió en esa ocasión, entre otros, por el autor de este artículo (cf. el informe p. 84Google Scholar). Mi participación en las diversas deliberaciones que precedieron a la redacción del artículo 18, me permite afirmar que, para muchos de los participantes, «la Alta Parte Contratante», significa sencillamente el Gobierno concernido.
34 La primera frase del art. 14 establece que «queda prohibido, como método de combate, hacer padecer hambre a las personas civiles». Con respecto al art. 18, véase el comentario de Michael Bothe en: Bothe, Michael, Partsch, Karl Joseph y Solf, Waldemar A., New Rules for the Victims of Armed Conflicts, 1982, pp. 696–697Google Scholar, y ICRC Commentary, p. 1479, párrs. 4884, 4885Google Scholar.
35 Véase Rufin, Jean-Christophe, Le piège: Quand Vaide humanitaire remplace la guerre, Lattès, Paris, 1986Google Scholar.
36 Información sobre los acontecimientos en Uganda facilitada por Tom W. Buruku, jefe del Departamento África de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y antiguo secretario general de la Cruz Roja de Uganda; como para Líbano, remitimos al lector a las reseñas periódicas en los medios de comunicación. Evidentemente, este apoyo puede prestarse en los dos sentidos, por eso el CICR ayuda a sobrevivir a la Cruz Roja Libanesa.
37 Por lo que respecta al papel de la Cruz Roja Francesa en relación con Biafra, véase Jacobs, Dan, The Brutality of Nations, Knopf, Nueva York, 1987Google Scholar.
38 Guía para las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja por lo que respecta a sus actividades en caso de conflicto, documento elaborado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra, octubre de 1986Google Scholar.
39 Ibid., p. 36.
40 Supra, nota 22.
41 Véase nota 38, op. cit., p. 59Google Scholar.
42 Véase Kalshoven, Frits, ed., Assisting the Victims of Armed Conflict and Other Disasters, Martinus Nijhoff Publishers, Dordrecht, Boston, London, 1989Google Scholar.
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- Cited by