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Published online by Cambridge University Press: 29 January 2010
Durante todo el período reseñado, no cesaron las dificultades que entorpecían las operaciones de socorro en favor de las víctimas civiles de la situación conflictiva y de la sequía en el norte del país. Cada vez podían circular menos convoyes, ya que éstos permanecían a menudo bloqueados por razones que la situación militar por sí sola no podía justificar. En marzo, hubo que suspender las distribuciones de socorros porque los depósitos regionales estaban vacíos.
El 7 de abril, las autoridades etíopes comunicaron al CICR que sus delegados debían abandonar Eritrea y Tigré. Teniendo en cuenta su responsabilidad humanitaria para con los habitantes de esas regiones, el CICR solicitó ese mismo día al Gobierno etíope que reconsiderara su decisión y le permitiera proseguir sus programas de asistencia a la población civil más amenazada. La solicitud no fue aceptada y, a mediados de abril, todos los delegados del CICR residentes en Tigré y en Eritrea se habían replegado a Addis Abeba.