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Published online by Cambridge University Press: 29 January 2010
En la Antigüedad, algunos grandes capitanes se hacían acompañar por su médico personal. Los Romanos tenían, por lo menos, un médico en cada cohorte (es decir, para 500 ó 600 hombres) y la Iegión, que contaba con diez cohortes, tenía un «medicus legionis», que era, sin duda, una especie de jefe de sanidad. En las Cruzadas, el sultán Salah-El-Dine (Saladino) dio un ejemplo de humanidad autorizando a los médicos del campo adversario a que cuidaran a los cristianos que habían sido hechos prisioneros por su ejército y a que regresaran luego a su campo a través de las líneas. San Luis, rey, fue cuidado por médicos árabes. Sin embargo, es necesario llegar al siglo XVI para que empiece a ser organizado un servicio de sanidad en los ejércitos de Europa. Pero este servicio seguía todavía trágicamente insuficiente.
Esta situación mejoró en el siglo XVIII, como resultado de la civilización.