En la última década, como es bien conocido, se han editado en nuestro país numerosas historias de regiones, nacionalidades y comunidades autónomas. Tales publicaciones no han solido constituir el 1ógico colofón a un conjunto coordinado de investigaciones de ámbito local y comarcal, sino que han sido, ante todo, la lógica respuesta de la «oferta» al surgimiento, por razones obvias, de un importante mercado para este tipo de obras en un breve período de tiempo. De ahí que, a menudo, la necesidad de atender rápidamente la demanda de instituciones y lectores hay a marcado la realización de aquéllas. En consecuencia, han tenido que improvisarse muchas de las colaboraciones de los especialistas a las historias de las comunidades autónomas, fenómeno especialmente frecuente en las obras dedicadas a regiones cuyas historiografías eran inexistentes o se hallaban en un estadio muy poco avanzado.