Published online by Cambridge University Press: 02 December 2020
Entre las polémicas literarias que hallaron campo propicio en la España del siglo XVII, ninguna fue acaso tan enconada como aquélla a que dió lugar la publicación del Para todos del doctor Juan Pérez de Montalbán. No bien salían de las prensas de Madrid los ejemplares del debatido libro, en mayo de 1632, cuando todo un alud de sátiras, libelos, ataques y contraataques vino a caer sobre su joven autor, victima inocente de las reyertas en que se habían visto envueltos Góngora, su maestro Lope, y sus amigos Luis Pacheco de Narváez y fray Diego Niseno. La mas célebre de estas sátiras (y, al mismo tiempo, la más despiadada, y la primera, cronológicamente, entre las que han llegado hasta nosotros) es la Perinola de Quevedo que, aunque no corrió de molde hasta el siglo siguiente, alcanzó en seguida gran difusión manus-crita, como se echa de ver por sus numerosos textos del mismo siglo XVII que han llegado hasta nosotros. De ella, al decir de un contemporáneo, “en brève tiempo se sacaron tantas copias que en cualquiera taberna y bodegón, con ser excesivo su número, se hallaban a pares.”
1 La publico por primera vez A. Valladares de Sotomayor en su Semanario erudito, ι (Madrid: Bias Roman, 1788), 1142, pero, al decir de A. Fernandez Guerra, “tan diferente de su original, refundida con ignorancia tan supina, tan peri-fraseada y amplificada que no la conoce la madré que la pario” (BAAEE, XLVIII [Madrid, 1859], 465, nota). Creo que estas amplificaciones y perifrasis no han de achacarse al editor, Valladares, sino al texto unico que este se limito a transcribir. Es bien sabido que muchos de los copistas de esta sâtira la comentaron y extendieron de su propia cosecha, tomândose con su texto las mâs extranas libertades.
2 El tribunal de lajusta venganza, en la edicion de las obras de Quevedo por L. Astrana Marin (Madrid, 1932), Verso, p. 1102b.
3 Cito por la edicion de Pamplona, 1702, cuya paginacion coincide con la Alcalâ, por Maria Fernandez, 1661 (de esta ultima he visto un ejemplar en la Coleccion Ticknor, Biblio-teca Publica de Boston). P. 377: “el Bachiller Francisco de la Torre . . . que ilustro y saco a luz el doctissimo Don Francisco de Quevedo y Villegas, ingenio tan universal en las letras humanas y divinas, que en todas luze y en cada una es Maestro.” P. 461 : “De los animales, el mâs generoso, valiente y gallardo es el leon . . . Assi lo dan a entender con gala, erudition y delgadeza, el Marqués de Alcafiizas, el Conde de Corufia . . . Don Francisco de Quevedo …” (cita aqui Montalbân nada menos que dieciocho autores para ratificar este lugar comun). En la p. 519, “Indice de in-genios,” después de pasar lista a las obras de Quevedo (atri-buyéndole graciosamente varias que este jamâs compuso), dice “que son en todo diez y ocho libros, ocasion grande para poder dezir mucho del ingenio y letras de su autor, si con averle nombrado no lo huviera dicho todo.” Por ultimo en la p. 544, en la “Memoria de los que escriben comedias,” dice que “Don Francisco de Quevedo las acierta como si las escriviera continuamente: tal es su ingenio de universal, de florido y de soberano.”
4 Cfr. Agustîn G. de Amezua, “Las polémicas literarias sobre el Para todos del Dr. Juan Pérez de Montalbân,” Estudios dedicados a Menéndez Pidal, Il (Madrid: C.S.d.I.C, 1951), 419–420. La historia de la edicion clandestina del Buscôn hecha en Madrid en 1626 para Alonso Pérez por la viuda de Alonso Martin, con la condena subsiguiente de ambos, parece haber sido divulgada primero por Castellanos, Obras de Quevedo (Madrid, 1841–47), ii, 343. Menéndez y Pelayo la puso en duda, y Astrana Marin la negô, diciendo no haber podido documentarla. Aceptola en el siglo pasado el erudito Aureliano Fernandez Guerra, y tiene la historia ciertos visos de verosimilitud, sobre todo habiendo reciente-mente mostrado Miguel Herrero la existencia de una edicion fraudulenta del Buscon con los mismos datos de imprenta de la edicion principe: “En Zaragoza, por Pedro Verges. 1626.” Cfr. RBAM, xiv (1945), 367–380.
5 P. 4776. Cito siempre la Perinola por la edicion de A. Fernandez Guerra, en el vol. XLVIH, ya mencionado, de la BAAEE.
6 Incluyô esta denuncia Astrana Marin en su edicion citada, Verso, pp. 1043–50.
7 Montalbàn dedica a Niseno, con grandes elogios (pp. 274–276), el “Dia quinto” de su Para todos. Y en la p. 387 dice que “la destreza de las armas, en que no ha tenido igual el gran Don Luis Pacheco de Narvâez, ha sido hasta hoy arte liberal, y hoy podemos dezir que Don Luis la ha hecho ciencia, porque consta de principios ciertos y propios, porque es demonstrativa en sus silogismos, porque trata de movi-mientos naturales y porque consta de figuras geométricas claras y manifiestas, como prueba el autor referido con evi-dencia.” De este intento de Pacheco de reducir la esgrima a reglas geométricas se burlô, en cambio, Quevedo mâs de una vez en El sumio del juico final, la Vida del Buscôn, el Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando, etc.
8 Cfr. Fernandez Guerra, p. 463b, nota. Amezua, p. 423, dice que no pudo hallarla, a pesar de sus instancias.
9 No estudiaron esta sâtira Fernandez Guerra ni Amezua. La cita Bartolomé J. Gallardo, Ensayo de una biblioteca espanola de libres raros y curiosos (Madrid, 1866), p. 108b, con la sigla antigua M, 7 (pp. 7 ss), Biblioteca Nacional de Madrid.
10 Documento conocido por Fernandez Guerra, y por Amezua, p. 427, que cita una copia de cuatro hojas en la Biblioteca Nacional de Madrid, mss. 12.964, fol. 52.
11 Pedro de Rïbera no es un pseudonimo, como supusieron Fernandez Guerra y Amezua, sino el nombre de un caballero de Sevilla que recibio a Montalbàn cuando este visito esa ciudad en 1635, como nos lo dice el propio Montalbàn en la dedicatoria de Los templarios, en el Primero tomo de las comedias . . . (Madrid, 1635), fol. 66.
12 Fue incluido por Astrana, Verso, pp. 1099–1163. La semejanza de este documento con el autografo de Pacheco de Narvâez que citâbamos arriba (n. 6) delata al maestro de esgrima de Felipe IV como uno de sus redactores.
13 Perinola, p. 472b. Sobre el sentido de Boceguillas, véase la nota incluida alii por Fernandez Guerra.
14 Este sermon fue publicado en Madrid, en 1639, y re-impreso por Astrana, Verso, pp. 1164–66, en las partes que aluden mâs directamente a Quevedo.
15 El referido trabajo del seflor Amezua ocupa las pp. 409443 del vol. ii del ultimo homenaje a Menéndez Pidal (1951). Se refiere a las relaciones entre Quevedo y Montalbân George W. Bacon en las pp. 24–51 de su monografia “The Life and Dramatic Works of Doctor Juan Pérez de Montal-vàn (1602-1638),” Revue Hispanique, xxvi, 1–474. Bacon se limita casi solo a repetir las excelentes notas de Fernandez Guerra, en su citada edicion de la Perinola, y que constituyeron la base para los estudios posteriores sobre la polémica del Para todos.
16 L. Astrana Marin, La vida turbulente de Quevedo (Madrid, 1945), p. 437.
17 El copista de su Ûnico texto conocido dice, en el en-cabezamiento, que el papel era llamado “la Zurriaga,” pero su autor la designo “Trompa,” nombre que repite en el texto. El nombre “Zurriaga,” ademâs, se presta a confusion, pues era harto comun por entonces para designar papeles de esta clase, como el que ya mencionamos mâs arriba (Biblio-teca Nacional, ms. 1013, ff. 281–283), ο el apocrifo del siglo XVIII atribuido a Quevedo, y que se finge estampado en Mantua, 1630 (Academia de la Historia. Papeles varios im-presos, t. xrv, est. 26, gr. 6a).
18 Astrana, Verso, p. 1317, num. 323.
19 El comienzo de la portada, que transcribimos, dice: “Empezolo el afio 1689,” pero en el f. 143', en que comienza la Perinola, leemos que esta “trasladose el afio de 1688,” Esta ultima fecha parece mâs probable, pues la Trompa. cuya copia sigue, debio trasladarse por la misma época.
20 Huelga acaso apuntar que, como recuerda Fernandez Guerra en su edicion (p. 478b), perinola es, segun la Academia, la “piececita pequeSa de madera . . . que tiene cuatro caras iguales y remata en punta . . . teniendo en medio un palito delgado, el cual se toma con los dedos; y torciéndola con ellos, baila el tiempo que le dura el impulso. En las cuatro caras hay en cada una una letra, que son S, P, D y T. La S significa saca; la P, pon; la D, deja; y la T, todo. Sirve para el juego de este nombre . …” A este juego hace referencia de nuevo el autor de la Trompa al pie del f. 168v.
21 Recordemos, sin embargo, que en el pasaje de la Perinola en que se menciona el nombre de Quevedo (p. 477b) es este quien habla en primera persona en dos le los mss. utilizados por Fernandez Guerra, asi como también en la edicion de Valladares, y en otros textos inferiores del siglo XVIII.
22 En el ms. responcio (acaso por ultracorreccion del copista sevillano).
23 Explaydndose: esplaiandose en el ms.
24 Aqui debe haber error del copista, pues no hay tal “comedia del Monserrate” sino solo un poema ο canciôn dedicada al Monserrate, e incluida en el Para todos en la no vela Al cabo de los anos mil, canciôn que también se incluyo en algunas ediciones de los Sucesos y prodigies de amor. Cita y anota este pasaje de la Trompa el senor Victor Dixon, en su excelente tesis doctoral inédita presentada a la Universidad de Cambridge, sobre la vida y obra de Montalbân.
25 Recuérdese que el blason del Santo Oficio consistia en una cruz verde sobre campo negro, con un ramo de olivo a la derecha, la espada de la justicia a la izquierda, y debajo una zarza ardiendo.
26 “Signado Todo”: “signado todo el” en el ms. El autor de la Perinola habia suscrito su sâtira 5. P. D. T., asi que la ultima letra, que significa todo, estaria en lugar de su apellido.
27 . . . Que no es nada: “que es no nada lo que se” en el ms. Es muy posible que Montalbân atribuya estas palabras a san Antonio de Padua (nacido en Lisboa, en 1195), a quien habia hecho protagonista de una de sus comedias; acaso de dos (en realidad hay dos comedias distintas atribuidas a Montalbân bajo el mismo titulo de El divino portugais. San Antonio de Padua. La menos conocida de ellas apareciô solo como obra suelta). La frase es perifrasis del pasaje acaso mâs conocido de la Apologia de Sacrales, recordado en varios escritos eclesiâsticos, e.g., la Exhortaciôn a los griegos del Pseudo-Justino. Para otras citas y perifrasis de este texto de la Apologia, ch. Platonis . . . Scripta Graece omnia. Eno-tavit I. Bekker [Londini, mdcccxxvi], ii, 294–295, nota.
28 Es natural que Montalbân se apresurara a responder el cargo de ser solo criatura ο “retacillo” de Lope, que le echa en cara no solo el autor de la Perinola (p. 465b), sino también otros de los que entretuvieron su pluma en esta polémica, como el supuesto doctor Vera (cfr. Amezua, p. 428).
29 Cuâl séria el maestro de Quevedo cuyas faltas este habria descubierto? En su Carta-respuesta al padre Juan de Pineda, Quevedo se jacta de haber estudiado con Thenas, Montesinos y Lorca {BAAEE, xlviii, 627, documente viii; Astrana, Prosa, p. 665b), pero no sabemos que el escritor hubiera nunca dicho mal de estos u otros maestros complu-tenses. He aqui una explicacion posible: Quevedo se habia confesado discipulo de Justo Lipsio, identificândose con su escuela en el estudio de los clâsicos. Ahora bien, segÛn Nicolas Antonio, Bibliolheca Hispana nova, ι (Madrid: Ibarra, 1788), 691, s. v. IOANNES de Fonseca et Figueroa, este escritor (hermano del marqués de Orellana, canônigo de Sevilla y sumiller de cortina de Felipe IV) publico un trabajo : De criticis disputatiuncula, hoy al parecer perdido, que co-menzaba “Contra claudum insurgo scriptorem,” y en que defendia a Lipsio de ciertas correcciones suyas que habria sacado a luz un cojo: “D. Franciscus de Quevedo forsan” afiade el bibliografo.
30 La misraa acusacion que hace a Quevedo Niseno, en su sermon funèbre ya citado, y en muy parecidos términos. Quién sabe si la Trompa se cociô, como buena parte del Para todos, en la celda de ese fraile basilio, el gran amigo de Montalbàn. Cfr. infra: “y yo no te respondiera si no fuera por dar gusto a los amigos que me lo han pedido” (Trompa, f. 169r).
31 Alusion a los repetidos pleitos que tuvo Quevedo con sus vasallos de la Torre de Juan Abad. Véase sobre esto la interesante nota de Fernandez Guerra, BAAEE, xlviii, 656 ss, n. xcii.
32 De las aulas complutenses habia sacado Montalbàn su grado de Docior en filosofia y teologia, en 1625. No solo dedica Quevedo la Perinola “al doctor Juan Pérez de Montalbàn, graduado no se sabe donde, en lo que, ni se sabe ni él lo sabe,” sino que en el texto de la misma sâtira vuelve a traer repetidamente el doctorado de marras, asi como tam-bién en las Necedades y locuras de Orlando, loc. cit., etc.
33 Recental: “resental” escribe el copista sevillano. Cfr. Perinola, p. 472b.
34 Cursado en el modo de los peludos: i.e., demasiado amigo de la bebida, acusacion que también se hace a Quevedo en el soneto Cierto poêla, en forma peregrina, atribuido a Gôngora (cfr. Astrana, La vida turbulenta de Quevedo, p. 294).
35 Montalbàn habia dedicado todo un largo pârrafo de su Para todos a probar que el arte del librero es noble y libérai (pp. 389–390), pârrafo en que también describe el oficio de la botica como mecânico (aunque lo llama “necessario y honoroso”). Quevedo afirma todo lo contrario en la Perinola: el librero es meramente mecânico, y el boticario es forzoso que sea latino (p. 469b). El padre de Montalbàn ha sido solo, para el satirico, “mesonero de comedias, novelas, chaconas y romances, y no ha vendido cosa que no haya sido la sedition de las buenas costumbres.” En el citado pasaje del Para todos ve Quevedo, ademâs, una ofensa personal al padre de Villaizân, que habia sido boticario, oficio al cual también parece referirse Pérez de Montalbàn cuando dice: “Don Jeronimo de Villaizân y Garcés, letrado famoso y poeta lucidisimo, por ser su ingenio como el manâ, que sabe a todo lo que se quiere …” (p. 525). La Perinola habia respondido a esto que “el manâ es mejor venderle en poblado que cogerle en el desierto” (p. 470“), haciendo aqui también alusion al origen hebreo del poeta notario del Santo Oficio.
36 El Memorial de Quevedo a Luis XIII, rey de Francia (contra el cual también lanzo una invectiva Jâuregui, cfr. Astrana, Verso, pp. 1057 ss) fue publicado en julio de 1635, y la parte mâs enconada de la polémica sobre el Para todos fue por los afios de 1632–33. Ο esta referenda es interpolation del copista, ο este pasaje nos da el terminus a quo para fechar. la Trompa. Me inclino por lo primera..
37 “ . . . Como rio que no crece ni mengua”: a continua-ciôn se lee en el ms.: “que no ha de ser luego el Betis, que tiene faltas, [y] aunq no tiene faldas, no tiene sobras.” Esta jocosa y extemporânea alusion al Guadalquivir la anadio, sin duda, de su cosecha el escriba sevillano.
38 Expurgadas: espurgadas en el ms.
39 Mios son los paréntesis, y aqui también podria acaso sospecharse que las palabras incluidas en ellos serian otro chiste interpolado por el amanuense.
40 Cfr. “Quevedo versus Pérez de Montai van: The Auto del Polifemo and the Odyssean Tradition in Golden Age Spain” por Edward Glaser en HR, xxvni, ii (Apr. 1960), 103–120.
41 Para hacer burla del joven poeta discipulo de Lope, una de las interlocutoras de la Perinola (p. 47la) habia citado unos versillos del sastre toledano, llenos de inoportunos retrué-canos y similicadencias. Este poeta sastre de Toledo existio en verdad, por aquellos tiempos, y sobre él puede verse Francisco de Borja San Roman, Lope de Vega, los comicos toledanos y el poeta sastre (Madrid, 1935). Es posible que el autor de la Perinola hubiera escrito también alguna sâtira contra el sastre comediografo: segun el catâlogo de la sala de manuscritos de la Biblioteca Nacional, hay en esta una “Sâtira al sastre toledano” atribuida a Quevedo (MS 3670, fol. 16 ss., que no he logrado ver por estar “en restauraciôn”).
42 Si juntas dicciones: cfr. Para todos, p. 29*. Quevedo habia puesto estas palabras en boca de don Juan de Austria, aunque en realidad quien las dice en la comedia es su amada, do Sa Leonor de Meneses.
43 Mios son los puntos suspensivos. Aqui el texto pareceria estar incompleto por descuido del copista.
44 “ . . . Que quiere decir en guineo”: alusiôn a un pasaje âÛLibrodetodaslascosas de Quevedo (Astrana, Prosa, p. 59b).
45 Un romance: el que comienza “Cruel llaman a Néron” (Astrana, Verso, pp. 300–301). Cfr. el primer terceto del soneto intitulado “A una roma, pedigiiefia ademâs” (p. 186b).
46 “Porque se averiguô que arufiô una comedia entera a Villaizân,” habia dicho Quevedo en la Perinola (p. 466*). La acusaciôn parece injusta. Es cierto que el argumenta de La deshonra honrosa de Montalbân présenta cierta semejanza con el de Venga lo que viniere de Villaizân, pero es casi seguro que esta ultima obra es posterior a la otra. Para este supuesto plagio de Montalbân, véase el art. cit. de G. Bacon (Revue Hispanique, xxvi), p. 31, n. 1.