A unos trescientos o cuatrocientos metros de la Pirámide me incliné, tomé un puñado de arena, lo dejé caer silenciosamente un poco más lejos y dije en voz baja: Estoy modificando el Sahara. El hecho era mínimo, pero las no ingeniosas palabras eran exactas y pensé que había sido necesaria toda mi vida para que yo pudiera decirlas.
Jorge Luis Borges. 2016. Poesía Completa, Debolsillo, 3 ediciónEste estudio aborda uno de los problemas más urgentes de la sociedad contemporánea: los límites del modelo industrial de maximización de la producción agrícola, que afecta negativamente al medio ambiente y la calidad de vida. Asimismo, analiza las respuestas emergentes, destacando la agroecología como estrategia principal (Sanderson Bellamy y Ioris Reference Sanderson2017).
En las últimas décadas, la participación de comunidades locales y movimientos sociales en la construcción de estrategias de desarrollo alternativo ha sido ampliamente debatida (Blackburn, Chambers y Gaventa Reference Blackburn, Chambers and Gaventa1999; Chambers Reference Chambers1997, Reference Chambers2014; Hagedorn Reference Hagedorn2015; Ostrom Reference Ostrom1990; Pretty y Smith Reference Pretty and Smith2004) y promovida por organismos multilaterales (Cornwall Reference Cornwall2000; Dongier et al. Reference Dongier, Van Domelen, Ostrom, Ryan and Bebbington2004). Estos esfuerzos buscan preservar la biodiversidad, respetar formas de vida tradicionales, promover la transición hacia sociedades sostenibles y reducir la pobreza.
La agroecología se visualiza como esencial para la sostenibilidad, contribuyendo a la seguridad alimentaria, la inclusión socioproductiva de los agricultores familiares y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Los cambios necesarios van más allá de lo tecnológico, abarcando dimensiones económicas, sociales, ambientales, culturales, políticas y éticas (Caporal y Costabeber Reference Caporal2000, Reference Caporal2002a, Reference Caporal2002b, Reference Caporal2004; Gliessman Reference Gliessman2000; Guzmán Casado, González y Sevilla Reference Guzmán Casado2000).
Aunque estas iniciativas están documentadas, su impacto en la creación de instituciones que desafíen las bases del capitalismo sigue siendo un campo abierto al análisis. En este contexto, comprender cómo los movimientos sociales estructuran los procesos internos de formación política y técnica, que permiten la creación y consolidación de nuevas instituciones, puede enriquecer el pensamiento sobre procesos de desarrollo sostenible. Persisten desafíos como la integración en la economía de mercado y la diversidad de realidades locales, además de retos internos como la reforma agraria y la viabilidad de producción y comercialización en asentamientos.
Este estudio examina la formación y organización interna de un campamento y tres asentamientos rurales en el Gran São Paulo: la Comuna da Terra Irmã Alberta (CTIA), el Proyecto de Desarrollo Sostenible São Luiz (PDSDPC), el PDS Santo Ângelo (PDSSA) y el PDS Fazenda Vargem do Rio Jundiaí (PDSFVRJ). Dado que las dos primeras unidades fueron formadas y operadas por el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), a diferencia de las otras, un análisis comparativo entre estos dos grupos permite evaluar la importancia de los movimientos sociales en la transición agroecológica y la adopción de formas alternativas de desarrollo. Estas incluyen la formación política y técnica, y los procesos de estructuración interna de las comunidades, esenciales para reconfigurar la producción agrícola tradicional; las relaciones entre humanos y naturaleza; y entre capital y trabajo. Además, contribuyen a la inclusión social y la seguridad alimentaria, tanto de estas comunidades como de los grupos de consumo responsable en las grandes ciudades.
Partiendo de los conceptos de desmercantilización, decrecimiento y agencia, se plantean las siguientes interrogantes: (1) ¿qué elementos y estrategias se articulan en la acción del movimiento?; (2) ¿cuál es el significado de estas acciones en términos de nuevas prácticas de desarrollo sustentable?; (3) ¿cuál es el potencial de replicabilidad de estas experiencias?; y (4) ¿cuál es su potencial para orientar políticas públicas hacia sociedades sostenibles?
La investigación utilizó métodos cualitativos, recolectando datos entre septiembre de 2021 y abril de 2022. Las fuentes incluyeron documentos, material del MST, trabajos académicos, entrevistas y observaciones in situ, generando una confianza fundamental para obtener datos relevantes.
El artículo se organiza de la siguiente manera: primero, se discute la relación entre la teoría del decrecimiento y la construcción de instituciones que subvierten la lógica capitalista. Luego, se analiza la investigación previa y se expone la metodología comparativa utilizada. A continuación, se discute la importancia de la formación técnica y política en la transición agrosostenible en unidades gestionadas por el MST y se reflexiona sobre el significado de los campamentos rurales. El artículo concluye con notas sobre el potencial de replicabilidad de estas experiencias y su orientación para políticas públicas sostenibles, enfocadas en la educación ambiental.
Decrecimiento e instituciones que subvierten la lógica del crecimiento capitalista
Ecologistas políticos como Foster (Reference Foster2015) y Raskin (Reference Raskin2006) han evidenciado la transición actual, donde valores del capitalismo moderno, como la dominación de la naturaleza, el consumismo y el individualismo, son reemplazados progresivamente por otros como “calidad de vida, solidaridad humana y sensibilidad ecológica” (Raskin Reference Raskin2006, 1). En este contexto, surgen iniciativas respondiendo a los efectos negativos del modelo económico vigente. Proyectos de cooperación entre productores y consumidores, comercio justo, jardines comunitarios, monedas alternativas y software libre proliferan en diversas partes del mundo, fundamentándose en una cultura de cooperación, apoyo mutuo, responsabilidad compartida, diversidad cultural y justicia social, económica y ambiental (Miller Reference Miller, Kawano and Neal Masterson Emily2010; Itzigsohn Reference Itzigsohn2006).
Entre estas iniciativas se destacan el asociativismo y cooperativismo, así como proyectos exitosos de desarrollo rural (Develtere Reference Develtere1998; Frantz Reference Frantz2012; Pelegrini, Shiki y Shiki Reference Pelegrini2015) y la adopción de la agroecología como herramienta de afirmación de identidades y defensa territorial (Rosset Reference Rosset2011; Rosset y Martínez-Torres Reference Rosset2012; Wezel et al. Reference Wezel, Bellon, Doré, Francis, Vallod and David2009; Fernandes Reference Fernandes1994; Van der Ploeg Reference Van der Ploeg2009).
Así, las iniciativas asociativas y cooperativas rurales, al orientar su acción más allá de la producción y el consumo e integrar la autogestión, la participación, la igualdad, el medio ambiente, la inclusión social y el empoderamiento, generan diversas alternativas y fomentan el desarrollo solidario. Esto se enmarca en lo que investigadores como Pelegrini, Shiki y Shiki (Reference Pelegrini2015), Develtere (Reference Develtere1998), Frantz (Reference Frantz2012) y Singer (Reference Singer2002, Reference Singer2008) conceptualizan como economía solidaria. En este ámbito, elementos como la cooperación y la reciprocidad, el bienestar individual y colectivo, la justicia económica y social, la salud ecológica, el fortalecimiento de la democracia y la valoración de la diversidad y el pluralismo social se articulan en diversos contextos sociales, siguiendo un movimiento ascendente (Miller Reference Miller, Kawano and Neal Masterson Emily2010, 6). Sin embargo, aunque los análisis contemporáneos de la economía solidaria se enfocan en formas alternativas de concebir y practicar la economía de manera más sostenible, justa y democrática, los efectos de estas prácticas en términos de confrontar y subvertir aspectos centrales del capitalismo y las instituciones que lo definen siguen siendo un campo abierto para el examen y la reflexión.
Las reflexiones acerca del decrecimiento y sus diversas corrientes, desde la conceptualización inicial por André Gorz (Reference Gorz1972, Reference Gorz1979), los aportes de Georgescu-Roegen (Reference Georgescu-Roegen1979, Reference Georgescu-Roegen2013), hasta los estudios de Latouche (Reference Latouche2008, Reference Latouche2009a, Reference Latouche2009b), Kallis, Demaria y D’Alisa (Reference Kallis, Demaria, D’Alisa, Kallis, Demaria and D’Alisa2014), y Jackson (Reference Jackson2009, Reference Jackson2016, Reference Jackson2021), se enfocan en una crítica al imperativo capitalista de expansión económica y su transformación en meta social. En respuesta a la naturaleza exploratoria humana y la degradación ambiental, el decrecimiento implica no solo la reducción del uso de recursos naturales, sino principalmente un nuevo paradigma de desarrollo. Este enfoque abarca diversas esferas: “actividades distintas, modalidades energéticas alternativas, dinámicas relacionales humanas diversas, roles de género redefinidos, distribuciones de tiempo entre trabajo remunerado y no remunerado, y nuevas interacciones con el entorno no humano” (Kallis, Demaria y D’Alisa Reference Kallis, Demaria, D’Alisa, Kallis, Demaria and D’Alisa2014, 4).
En el contexto de los debates sobre el decrecimiento, se destaca la íntima relación entre crecimiento económico y el sistema capitalista, pues el crecimiento deriva del incremento en la producción, que a su vez fomenta la acumulación de capital. No obstante, analistas como Mészáros (Reference Mészáros2015a, Reference Mészáros2015b, Reference Mészáros2020) enfatizan que la crisis estructural del capitalismo contemporáneo ha expuesto la vulnerabilidad creciente de dos componentes fundamentales para la generación de valor: el trabajo humano y la naturaleza. Estos elementos funcionan como intermediarios críticos en dicha relación. La acción humana sobre la naturaleza externa, adaptándola a necesidades humanas, y el trabajo como medio mediante el cual se lleva a cabo esta interacción metabólica entre el ser humano y su entorno, no solo refleja los límites impuestos por la naturaleza a la existencia humana, sino también la capacidad humana para transformarla según sus propias exigencias. Marx (Reference Marx1983, 149) subraya que “el hombre, a través de su actividad, media, regula y controla el metabolismo entre él y la naturaleza”, destacando así la agencia humana en este proceso fundamental.
Desde el concepto de interacción metabólica de Marx, que ilustra la relación dinámica entre el ser humano y la naturaleza, hasta la noción de “disrupción metabólica” desarrollada por autores como Foster (Reference Foster1999) y Foster y Clark (Reference Foster and Clark2020), se explora la ruptura irremediable en el interdependiente proceso metabólico social bajo el capitalismo. Esta ruptura surge de la producción capitalista y la creciente división entre la ciudad y el campo, revelando cómo los procesos industriales y agrícolas a gran escala han configurado una nueva dinámica dialectal entre humanidad y naturaleza. La pérdida de control sobre el uso y los frutos del trabajo, así como la competencia creciente entre los trabajadores que los aliena y separa unos de otros, junto con la naturaleza mecánica de sus acciones que inhibe su creatividad y los distancia del proceso productivo, ha transformado la mediación del trabajo en una relación de alienación y extrañamiento. Este distanciamiento ha permitido que tanto el ser humano como la naturaleza se conviertan en meros instrumentos de producción, susceptibles de explotación.
La crisis ambiental contemporánea trasciende los límites de los recursos naturales, entrelazándose profundamente con determinantes económicos y políticos, así como con luchas sociales específicas. Estas dinámicas generan instituciones moldeadas por la racionalidad capitalista, enfocada en la competencia, la maximización de ganancias, la acumulación de capital, el incremento de la productividad laboral y la reducción de costos.
Bajo el capitalismo moderno, estas instituciones constituyen la base para la reproducción del sistema y sus consiguientes crisis. En obras como “The Separation of the Economic and the Political in Capitalism”, investigadores como Ellen Wood (Reference Ellen1981), al analizar El Capital y los Grundrisse de Marx, subrayan la naturaleza simultáneamente concreta e ilusoria de la separación formal entre las esferas económica y política en el capitalismo, manifestada a través de sus instituciones. Esta separación adquiere una materialización palpable en el Estado y en la configuración de un marco jurídico que legitima la posición de la clase burguesa, mientras enmascara el componente político de su dominación. Esta estructura institucional está diseñada principalmente para mantener el orden establecido.
En el contexto del capitalismo, las cuestiones económicas son formalmente relegadas al ámbito privado, presentadas ilusoriamente como separadas de la esfera política. Esta ilusión no solo oculta los mecanismos que protegen el orden social capitalista, sino que también promueve la idea de libertad, igualdad y oportunidades para todos, aunque en realidad estas garantías legales suelen estar desconectadas de la realidad de aquellos que dependen exclusivamente de vender su fuerza de trabajo.
Según Polanyi (Reference Polanyi1980), en el proceso de creciente mercantilización de la sociedad, donde los mecanismos de mercado dominan cada vez más las relaciones sociales reduciéndolas a intercambios monetarios, la desmercantilización se erige como el elemento central de un contramovimiento necesario. Limitar la influencia del mercado en las interacciones sociales y en la relación del ser humano con la naturaleza es crucial para que la humanidad pueda recuperar el control sobre su actividad productiva, romper el ciclo de alienación y restaurar relaciones identitarias genuinas con su entorno natural.
Sin embargo, mientras los análisis contemporáneos del decrecimiento subrayan principalmente la tensión entre crecimiento económico continuo y sustentabilidad ambiental, Vergara-Camus (Reference Vergara-Camus2019) destaca la emergencia de nuevos modelos institucionales en los intersticios de la sociedad, opuestos al imperativo de la acumulación y la separación entre lo económico y lo político. Ante la antinomia entre el crecimiento incesante, los límites ecosistémicos y la crisis ecológica global acelerada, reflexionar sobre qué instituciones del capitalismo moderno deben ser confrontadas y desmanteladas, así como desarrollar estrategias para romper con la lógica del crecimiento perpetuo, se convierte en una tarea esencial para imaginar una sociedad poscapitalista más sostenible.
En este contexto, la experiencia de movimientos sociales como el MST en Brasil, a través de sus campamentos y asentamientos, ejemplifica la construcción de comunidades con cierto grado de autonomía, gestión colectiva de la tierra, control sobre los medios de producción, búsqueda de autosuficiencia familiar y comunitaria, implementación de prácticas agroecológicas y promoción de la equidad de género (Vergara-Camus Reference Vergara-Camus2019, 230; Pahnke Reference Pahnke2018). Estos elementos, desarrollados por el MST, indican que, a pesar de las contradicciones internas, especialmente en relación con su inserción en el mercado convencional, es factible desafiar instituciones fundamentales del sistema capitalista y desmercantilizar aspectos significativos de la vida social.
Sin embargo, comprender la adopción de nuevas prácticas sociales que impulsan cambios en el comportamiento de agentes y grupos implica identificar, según Giddens (Reference Giddens1984) y su teoría de la estructuración, el equilibrio recursivo entre estructura y agencia. Esto significa que las nuevas prácticas emergentes son constantemente reforzadas, legitimadas, reproducidas y transformadas por los agentes a lo largo del tiempo y el espacio, adquiriendo nuevos significados en el flujo de la acción humana. Como señala Warde (Reference Warde2005, 140), “la implicación principal de la teoría de la práctica es que los cambios en el comportamiento tienen su origen en el desarrollo de las propias prácticas”.
Además, el compromiso con estas nuevas prácticas genera nuevas formas para que los agentes se perciban a sí mismos y comprendan el mundo, fortaleciendo un sentido de identidad con aquellos que comparten estos valores emergentes. Estos elementos son cruciales para la edificación de instituciones que encarnen estos nuevos significados, las cuales, al interactuar con las instituciones formales del Estado capitalista, también pueden subvertirlas. Esto ocurre al basarse en valores y prácticas que desafían la lógica subyacente al capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción, la perpetuación del trabajo alienado y la explotación de la naturaleza, así como la separación entre lo económico y lo político.
Sin embargo, aunque autores como Gerber (Reference Gerber2020) enfatizan la relevancia de las teorías del decrecimiento como herramientas fundamentales para contemplar cómo realizar la transición hacia alternativas igualitarias en el campo y resistir las alienaciones de la modernidad capitalista, también nos advierten sobre los riesgos de ser seducidos por el “mito agrario”. Este mito, que idealiza una era pasada en la que las comunidades campesinas vivían en armonía con la naturaleza mediante sus propios conocimientos, valores y prácticas ecológicamente sustentables, habría sido reemplazado por una pérdida de esa armonía entre las personas y su entorno, resultado de la urbanización, la consolidación del estado moderno y el capitalismo. El análisis de casos concretos revela, en primer lugar, que las comunidades contemporáneas no existen como realidades periféricas y autónomas, sino que están intrínsecamente vinculadas a la sociedad más amplia (Nogueira Reference Nogueira2001), enfrentando desafíos derivados de su marginación dentro del conjunto social. En segundo lugar, la “utopía comunitaria constituye una perspectiva para evaluar tanto la sociedad como las relaciones del grupo que la conforma con dicha sociedad” (Martins Reference Martins1973, 36). En tercer lugar, estas comunidades representan una forma contradictoria de sociabilidad que, al insertarse y participar en la sociedad capitalista, desarrolla prácticas y estructuras que pueden ofrecer pistas para superar las disposiciones fundamentales de este sistema.
Proyectos de Desarrollo Sostenible (PDS)
En Brasil, los PDS surgieron en 1999 como respuesta gubernamental a la presión ejercida por movimientos sociales, especialmente el MST en la región amazónica, buscando asentamientos que integraran actividades productivas con la conservación de recursos naturales (Paula y Silva 2008). Según el INCRA, los PDS están dirigidos a comunidades cuya subsistencia se basa en actividades de bajo impacto ambiental, requiriendo un compromiso con el uso de tecnologías sostenibles. La propiedad es colectiva, impidiendo la venta o arrendamiento de la parcela familiar, y la parte destinada a la preservación ambiental se superpone en tamaño con la superficie cultivable.
En el Estado de São Paulo, las preocupaciones por la sostenibilidad ambiental en los asentamientos rurales surgieron de las demandas planteadas por el MST durante el primer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003–2006). El movimiento abogó por proyectos agrarios que contrastaran con el modelo agroindustrial predominante, caracterizado por grandes áreas de monocultivo, alta concentración de tierras y riqueza, contrastando con niveles alarmantes de pobreza, exclusión social y precariedad laboral en las ciudades y el campo. Inspirados en la experiencia de los Proyectos de Desarrollo Sostenible (PDS) en el norte del país, centrados en el extractivismo vegetal, desde 2004 se adaptaron a la realidad paulista enfocándose en sistemas productivos agroecológicos, integrados con la recuperación y conservación de áreas de reserva legal y conservación permanente (INCRA 2009).
La influencia determinante del MST en la configuración de este modelo de asentamiento se refleja en la adopción del concepto de “Comuna da Terra” en el Estado de São Pulo. Este patrón de ocupación integró la producción agroecológica, la preservación ambiental y la producción colectiva e individual, especialmente en áreas cercanas a grandes centros urbanos (Faggin Reference Faggin2009; Raggi Reference Raggi2014; Tavares Reference Tavares2017). El objetivo era ofrecer una alternativa para una población que ya no se sentía incluida en las dinámicas de las ciudades ni atraída por la vida rural tradicional, alejada de las infraestructuras y servicios a los que estaba acostumbrada. Así, la implementación de estas unidades no solo buscaba asegurar la subsistencia y la inclusión social de familias sin tierra, sino también abastecer a las ciudades con productos orgánicos de alta calidad.
En contraste con el modelo tradicional del INCRA basado en la propiedad individual, la Comuna da Terra optó por la colectivización de la tierra y la garantía de derechos de herencia. Inspirado en las Cooperativas de Producción Agropecuaria cubanas, adoptó el modelo “rayo de sol”, donde las familias se agrupan en núcleos habitacionales y agroaldeas para la producción individual, compartiendo áreas de producción colectiva (Borsatto y Souza-Esquerdo Reference Borsatto2019). Este modelo representa un ideal de asentamiento que se adapta gradualmente a las características geográficas específicas de cada región (ver Figura 1 y Figura 2).
Metodología
La metodología empleada en esta investigación se enmarca en los estudios de casos cruzados, permitiendo la comparación y análisis de similitudes y diferencias en los hechos, actividades y procesos que constituyen las unidades de estudio (Khan y VanWynsberghe Reference Khan2008; Ragin y Becker Reference Ragin1992; Ragin y Schneider Reference Ragin2011). Siguiendo la metodología de análisis cruzado propuesta por Stake (Reference Stake2006), donde el enfoque de investigación (quintan) actúa como el eje central de los estudios de caso, se definió el quintan de este trabajo como los componentes de la transición agroecológica en las unidades analizadas, según Barrios et al. (Reference Barrios, Bicksler, Siliprandi, Brathwaite, Moller, Batello and Tittonell2020), Caporal y Costabeber (Reference Caporal2004), y Geels y Schot (Reference Geels and Schot2007) (ver Figura 3).
Como una forma de analizar cada uno de estos componentes en sus respectivas dimensiones, se elaboró un cuestionario semiestructurado cuyas preguntas fueron formuladas y agrupadas en tres ejes básicos:
El cuestionario fue aplicado a tres hombres y tres mujeres, integrantes de cada uno de los asentamientos/campamento, totalizando veinticuatro entrevistas (ver resultados en la Figura 4).
La recopilación de datos para este trabajo incluyó la organización de tres bases de datos:
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1. Grabaciones y transcripciones de entrevistas semiestructuradas con integrantes de asentamientos/campamento y decisores de políticas públicas en el Gran São Paulo.
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2. Producción y comercialización agroecológica de estas unidades rurales; datos geoespaciales de grupos de consumidores responsables en la región metropolitana de São Paulo; fotografías, videos, diarios grabados y notas de campo.
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3. Legislación (municipal, estatal y federal) para apoyar la agroecología, la seguridad alimentaria y nutricional.
Análisis de los datos
Después de recopilar, organizar y analizar los datos de cada campamento o asentamiento, se procedió a comparar los materiales de las unidades con y sin presencia del MST. Para ello, se adoptó el enfoque del Estudio de Caso Comparativo (ECC) (Bartlett y Vavrus Reference Bartlett and Vavrus2016, Reference Bartlett and Vavrus2017), centrándose especialmente en los dos enfoques propuestos por este método. El primero, denominado “sensible al contexto”, examina cómo las prácticas e interacciones sociales no solo configuran, sino que también generan contextos sociales específicos, percibidos como la propia actividad (Bartlett y Vavrus Reference Bartlett and Vavrus2017, 12).
Por otro lado, el enfoque sensible a la cultura parte de la premisa de que la estructuración social resulta de prácticas socioculturales, entendidas como procesos emergentes y significativos para las acciones individuales.
Al comparar casos similares en términos de forma, función o naturaleza institucional u organizacional, como los asentamientos o campamentos rurales en el Gran São Paulo, se puede entender, a través de la “información contextual valiosa” (Bartlett y Vavrus Reference Bartlett and Vavrus2017, 53), cómo procesos históricos específicos han influido en diferentes apropiaciones de políticas como discursos, generando diversas configuraciones y prácticas sociales. Según Bartlett y Vavrus (Reference Bartlett and Vavrus2017, 7), este enfoque implica “una perspectiva inductiva y abierta para descubrir (…) significados e influencias y cómo están involucrados en estos eventos y actividades: una orientación inherentemente procesal”.
Dado que las entrevistas se enfocaron en los componentes del proceso de transición agroecológica, el análisis de los datos recopilados siguió sus respectivos ejes temáticos.
Participación en movimientos sociales rurales
Las trayectorias de los residentes en unidades con y sin la presencia del MST muestran que la participación en movimientos sociales es crucial en sus perspectivas, prácticas comunitarias y visiones de desarrollo, como se desprende de las entrevistas realizadas en ambos tipos de asentamientos o campamentos.
Los relatos de los habitantes de las unidades gestionadas por el MST a menudo reflejan experiencias marcadas por la privación. En todos los casos examinados, estas personas provienen de entornos de pobreza y exclusión social, enfrentando diversas formas de superación de tales circunstancias. Muchos buscaron empleos no calificados en la ciudad de São Paulo, residían mayoritariamente en áreas periféricas y frecuentemente en condiciones precarias, como favelas, inquilinatos u ocupaciones ilegales en edificios desocupados.
Bueno, el primer lugar que viví, que es donde vive mi madre hasta el día de hoy, era un terreno ocupado, y hoy está regularizado (…) y fue una ocupación como aquí. Era un terreno propiedad de SABESP. Las familias se juntaron en una asociación, y el Estado no quiso ceder, y luego ocuparon y construyeron edificios en esfuerzo colectivo, aquí en Vila dos Remédios. Se llama Tierra de la Esperanza. La casa en la que vivíamos antes es la Casa Amarilla de la Cultura Colectiva. Eran dos casas y ocupamos una de ellas. (…) Campamento solo aquí, los demás eran ocupaciones urbanas (…). Hemos estado aquí por 2 años. (H1, 28 años, CTIA)
Muchos de los residentes llegaron al MST por recomendación de conocidos ya vinculados al Movimiento. Su participación en eventos organizados por el MST, centrados en la lucha por la tierra, fortaleció un sentido de identidad y compromiso que se tradujo en ocupaciones de tierras y la creación de campamentos rurales.
Soy de São Paulo. Vengo de una familia muy pobre y empecé luchando primero en el movimiento de vivienda en la ciudad. Luego me presentaron a la gente del MST y comencé a participar en las reuniones. Antes de participar en esta ocupación en Cajamar, viajé mucho por el movimiento y conocí las acciones del MST en varias partes de Brasil. (…) Yo sabía un poco de política, pero con el movimiento tomé mucha más conciencia (…) todo lo que sé de agricultura lo aprendí aquí, y sigo aprendiendo hasta hoy. (H3, 35 años, PDSDPC)
El MST proporcionó herramientas políticas e ideológicas fundamentales para la lucha por la tierra. En los campamentos, además de la formación política, se ofrecía capacitación técnica en gestión sostenible de la tierra y agricultura, aspectos cruciales dada la inexperiencia de muchas familias en entornos rurales y la promoción de nuevos modelos de producción sostenible.
En contraste, los residentes de unidades sin la presencia del MST adquirieron sus terrenos a través de la compra, en lugar de obtenerlos por medio de la lucha por la tierra. Estas transacciones, frecuentemente informales, conllevaban la transferencia de propiedad a nuevos compradores, lo que planteaba incertidumbres sobre la tenencia de la tierra. Durante las entrevistas, estos residentes mostraron dificultades para comprender el concepto de “movimiento social”, asociándolo más con organizaciones locales de productores rurales como la Asociación de Productores Rurales de Jundiapeba y Región (APROJUR), que defiende los intereses de los agricultores locales.
La adquisición de tierras aquí no fue a través de sistemas políticos. No fue así. No montamos una carpa, un campamento, conquistamos la Tierra (…) Nos instalaron de otra manera. No teníamos, por ejemplo, el MST, el Movimiento de los Sin Tierra. No tenemos nada de eso aquí. Aquí verás propiedades que fueron compradas a otros propietarios que ya estaban aquí en ese momento, los más antiguos, y esto se fue transmitiendo de persona a persona. (…) Por ejemplo, no salimos de un lugar y decimos: ‘tomemos esta tierra para nosotros’ y montamos un campamento. No fue así. (M1, 29 años, PDSSA)
La falta de un movimiento social organizado en estas comunidades promueve una dinámica más individualista. Esto resulta en una reducción del sentido de comunidad, de acción compartida y de cohesión en torno a metas comunes orientadas por valores políticos e ideológicos específicos. En su lugar, se observa una tendencia hacia acciones más autónomas y alineadas con principios capitalistas como la maximización de ganancias, la competencia y el aumento de la productividad.
Relación con la naturaleza
Las entrevistas con los residentes de las unidades dirigidas por el MST destacaron el papel fundamental del Movimiento en cambiar la percepción de los habitantes hacia la naturaleza. Aunque algunos tenían experiencia previa en actividades rurales, vivir en el Gran São Paulo había creado un distanciamiento con el mundo natural.
Yo tenía un poco de conocimiento de agricultura, porque mi familia es del interior del Estado de Paraná. Vine a São Paulo muy joven. Mi madre tenía mucho más, porque creció en el campo. Antes ella ayudaba más, pero ahora todo lo hago yo. Las condiciones son difíciles, y hasta para tener agua tuvimos que luchar mucho, y el apoyo que nos damos ha sido fundamental (…) cometimos muchos errores, y aprendimos de ellos. (H3, 35 años, PDSDPC)
Los testimonios destacan la relevancia de la vida comunitaria en redefinir esta relación, enfrentando desafíos cotidianos. Las áreas ocupadas por estas unidades habían sufrido degradación, especialmente en pastizales y plantaciones de eucalipto. La llegada de las familias implicaba superar numerosos obstáculos, como asegurar el suministro de agua, construir caminos, restaurar la tierra e iniciar la agricultura. Este proceso, marcado por ensayos y errores, implicaba un aprendizaje profundo.
Aquí en el campamento los desafíos de la producción agrícola están muy latentes. Llegas a una tierra degradada a la que alguien ha venido, deteriorado y abandonado. En esta situación de campado del MST normalmente no tienes apoyo, no tienes dinero, no tienes calles. Un pequeño problema que tienes se convierte en algo enorme. Entonces nos damos cuenta de que tenemos que insertarnos en este ciclo de la naturaleza, adaptarnos a los ciclos naturales. Y eso es lo que el campamento me enseña todos los días. (…) La agroindustria domina tranquilamente este ciclo, porque lo hace a la fuerza, a través de venenos, insumos químicos. Y nuestro desafío aquí es comprender la naturaleza e insertarnos en estos procesos. (H1, 29 años, CTIA)
El campamento desempeñó un papel fundamental como lugar de aprendizaje continuo sobre la naturaleza. Los testimonios resaltan la novedad de las experiencias en los campamentos, donde la precariedad y la lucha por la supervivencia intensificaron la percepción de los procesos naturales, promoviendo la adaptación a los ciclos naturales y la búsqueda de soluciones mediante prácticas compartidas entre los miembros del Movimiento.
Trato de hacer todo lo posible para cuidar el sitio de producción. (…) Producimos a través de la naturaleza. Me crié en la agricultura. Está en mi naturaleza. (H2, 32 años, PDSSA)
Nuestra relación con la naturaleza es algo común. Tal vez si hubiésemos venido de otra profesión, podría responder eso mejor. Entonces, no puedo responder a esta pregunta, porque esta relación es parte de nuestra vida diaria. (…) este es nuestro sustento. Si no sabemos gestionarlo, se desmorona. (M2, 29 años, PDSSA)
Es relevante destacar el compromiso de estos individuos con el desarrollo sostenible, caracterizado por la exclusión de insumos químicos y la búsqueda de prácticas agroecológicas, al mismo tiempo que critican el modelo convencional de producción agrícola al que se oponen.
En contraste, en los asentamientos sin la presencia del MST, las respuestas respecto a la relación con la naturaleza mostraron una comprensión menos crítica. Los entrevistados subrayaron la tradición familiar en la agricultura, aprendida desde la niñez, con una conexión innata con los ciclos naturales y el manejo del territorio, siempre enfatizando el respeto por el entorno natural.
No obstante, debido a su enfoque tradicional, enfrentaron dificultades para cuestionar el modelo de producción convencional. Aunque utilizan pesticidas químicos, consideran que el problema reside en la dosificación incorrecta, no en su uso habitual.
Uso defensores agrícolas en mi propiedad. Pero trato de usar la dosis más baja posible y donde realmente la necesitas. (…) Las personas que trabajan con defensas deben usarlas con cuidado. Es como dosificar un medicamento. (M1, 29 años, PDSSA)
No usamos productos químicos con tanta frecuencia. Hace unos 4 años el suelo estaba degradado por tanto químico que se usaba. Hoy estamos haciendo un tratamiento biológico para recuperar. En ese momento pensábamos que lo estábamos cuidando, sin saber que lo estábamos degradando. (H2, 32 años, PDSSA)
Sin embargo, un entrevistado mencionó que el acceso a información actualizada sobre los agroquímicos y la degradación del suelo llevó a su familia a conectar el empobrecimiento de la tierra con el uso excesivo de estos productos. Como resultado, optaron por utilizar agentes biológicos para restaurar la tierra y reducir el uso de agroquímicos.
Agroecología
La producción agroecológica es central en la agricultura de los asentamientos y campamentos del MST. Desde los preparativos previos a las ocupaciones, el Movimiento promueve los principios de la producción agrícola sostenible, los cuales son consolidados y practicados en los campamentos.
Durante las entrevistas, los representantes de las unidades del MST destacaron la importancia del Movimiento en sensibilizarlos hacia nuevas estrategias de desarrollo. Aquellos con experiencia previa en agricultura consideraron su participación en los campamentos como un momento crucial en sus trayectorias, comprendiendo la necesidad de adoptar nuevos métodos de cultivo y la aplicación de estos principios. Para quienes eran nuevos en la agricultura y provenían de entornos urbanos, el MST les proporcionó la oportunidad de enfrentar los desafíos y descubrir el potencial de la producción agroecológica, buscando establecer una relación más integrada y armónica con la naturaleza.
Los asentamientos no funcionan con pesticidas. Ni siquiera lo aceptan para una hormiga, poner un cebo para hormigas no es aceptable. Tenemos que hacer una composta ahí para espantar a las hormigas, plantar lo que les gusta para que lleven y no ataquen nuestras cosas. (…) Cuando vine aquí ya sabía cómo tratar la tierra. Simplemente no sabía que no podía usar pesticidas. Ahora, por ejemplo, estamos teniendo mucha peste. Si hubiera sido entonces, habría usado veneno y lo habría resuelto de esa manera. (M2, 29 años, CTIA)
Durante las observaciones de campo se constató que, en algunas unidades del MST, debido a dificultades con plagas y la necesidad de aumentar la productividad, algunos agricultores optaron por métodos de producción convencionales. Consultados al respecto, los entrevistados aseguraron que estos casos son excepcionales y destacaron el control ejercido por el Movimiento sobre las condiciones de producción, reafirmando la postura política oficial al respecto.
En los campamentos y asentamientos rurales del MST, la agricultura se centra principalmente en frutas y verduras para el autoconsumo y la venta. A través de la Cooperativa Terra e Liberdade, los agricultores organizan canastas de verduras que comercializan, especialmente en barrios de clase media de São Paulo. Otros productores venden directamente estas canastas a hogares en la ciudad o las distribuyen en sus comunidades.
En contraste, en los asentamientos sin la presencia del MST, no hay una preocupación destacada por adoptar prácticas sostenibles en la producción agrícola. El enfoque principal radica en maximizar la producción para aumentar las ventas en los mercados convencionales del Gran São Paulo.
A pesar de esto, algunos informes indican que la información sobre los riesgos de los pesticidas ha comenzado a influir en las prácticas de algunos residentes. Un ejemplo es el cambio reciente hacia el uso de agentes biológicos para mitigar el daño ambiental causado por el uso intensivo de agroquímicos, aunque esta práctica sigue siendo limitada y no se implementa de manera generalizada en la comunidad.
En la única institución local relevante, APROJUR, los debates se centran principalmente en los derechos de los agricultores y el acceso a nuevos mercados, dejando de lado aspectos cruciales como la sostenibilidad ambiental y la adopción de nuevos modelos productivos.
Subsistencia comunitaria
A pesar de contar con la cooperativa Terra e Liberdade, que facilita la comercialización de la producción de los asentamientos Dom Pedro Casaldáliga (PDS São Luís) y los campamentos Irmã Alberta y Marielle Vive (Valinhos, SP), los entrevistados señalaron que las ganancias de la producción local no aseguran el sustento de las familias. Por ello, hombres y mujeres complementan sus ingresos con trabajos esporádicos en las ciudades, como la construcción para los hombres y el servicio doméstico y la docencia para las mujeres.
Hay el tema de la falta del agua, y el tema del transporte de la mercadería. El camino aquí que viste es muy malo. Hay una cooperativa, pero no siempre se llevan toda la producción que tenemos. No siempre es posible para nosotros obtener una buena ganancia de la producción. (M2, 29 años, CTIA)
Al examinar las causas que obstaculizan la subsistencia a través de la producción local, se mencionaron la falta de agua, la carencia de infraestructura, como vías de acceso, y un mercado limitado. Igualmente, se destacó la ausencia de apoyo gubernamental, no solo en infraestructura, sino también en políticas públicas específicas para productores orgánicos.
Vivir de lo que producimos es uno de nuestros mayores desafíos. Realmente queremos vivir solo de la agricultura, pero es tanto problema hacer lo básico, tener agua, caminos, medios de transporte de la producción, y todo sin apoyo del gobierno, que la mayoría de la gente termina haciendo trabajitos con construcción civil, reparaciones, etc., trabajando como sirvienta…. Sin eso, no hay forma de pagar las cuentas. (M3, 37 años, PDSDPC)
Sin embargo, uno de los entrevistados afirmó que lo que impide la subsistencia de la comunidad es precisamente la falta de dedicación total a los lotes. Según él, la proximidad a la ciudad permite que algunos campistas no abandonen sus actividades urbanas, considerando el terreno más como una residencia que como una fuente de sustento. Este entrevistado afirmó que, dedicándose únicamente al cultivo de su parcela, logra sobrevivir con lo que produce.
En el PDSDPC, problemas de licenciamiento ambiental mantienen áreas destinadas al uso colectivo y conservación permanente sujetas a aprobación judicial. Por lo tanto, la producción actual se limita a las familias, mientras que los planes para crear sistemas agroforestales y cultivos en mandala en áreas colectivas aún no se han implementado.
En contraste, en las localidades sin presencia del MST se observa una amplia producción agrícola convencional, que abastece los mercados de verduras y hortalizas del Gran São Paulo. Gracias al volumen producido y las ventas, los entrevistados afirmaron unánimemente la rentabilidad de su negocio y las mejoras en su calidad de vida.
Aquí producimos mucho. Si te quedas aquí todo el día, notarás la cantidad de camiones que salen cargados de verduras. Así que estamos seguros de que aportamos mucho. Para la CEAGESP de São Paulo enviamos toneladas y toneladas de verduras de aquí todos los días. Aquí veo con mis propios ojos gente construyendo una casa para sus hijos, gente comiendo, vistiéndose. (M3, 29 años, PDSSA)
Al ser consultados sobre la calidad de los alimentos producidos, destacaron la excelencia en su producción y el cuidado en su manejo. El uso de agroquímicos en el cultivo tradicional no fue objeto de crítica, considerándose necesario para mantener la calidad, sin tener en cuenta su impacto ambiental.
Organización de la comunidad
En las unidades administradas por el MST, la organización interna se ajusta a los estándares nacionales de los asentamientos y campamentos, estructurándose en núcleos y sectores familiares. En el caso de la CTIA, esta estructura se mantiene; sin embargo, durante las entrevistas se criticaron ciertas decisiones de los órganos directivos del Movimiento, alegando que no se consultó a las bases.
Creo que hay problemas de organización. Así, el MST tiene una forma de organización. Lo que sentimos es que muchas veces viene de arriba abajo, y cuando nos llega ya está un poco diluido, no sabemos muy bien los caminos por los que han pasado ciertas decisiones. No porque no quisiéramos saber, sino porque estas cosas ni siquiera se dicen. (H1, 29 años, CTIA).
En el PDSDPC, esta estructura no se implementa debido al reducido número de familias en la unidad (treinta y uno). No obstante, durante las entrevistas, se observó que este modelo organizativo permanece en el imaginario de los moradores, quienes lo experimentaron durante el periodo de campamento y lamentan no poder reproducirlo en el asentamiento.
Somos pocos, e incluso tratamos de dividir el asentamiento en 2 núcleos, pero en la práctica esto no existe. Idealmente podríamos tener ese modelo de Raio de Sol, pero nos faltan áreas comunes de plantación, y casi todo lo que necesitamos para organizarnos de esa manera. Espero que cuando logremos resolver estos problemas legales podamos seguir adelante con esto. (H3, 38 años, PDSDPC)
En los asentamientos de Mogi das Cruzes, la situación es opuesta. Cada familia vive de manera autónoma en su parcela, sin apoyarse en modelos predefinidos de organización comunitaria.
Cuestión de género
La igualdad de género es una de las principales banderas del MST y se refleja en la vida cotidiana de las unidades analizadas. Los informes destacan constantemente el rol femenino y la preocupación de las comunidades por incluir a las mujeres en los principales órganos de decisión del Movimiento. Durante las entrevistas, se subrayó la fuerte presencia femenina tanto en estas unidades como en el MST en su conjunto.
La mayoría de los líderes aquí son mujeres. Se las escuchan sí, y aquí están mucho más presentes que los hombres. Vemos hombres aquí mucho más en lugares de entretenimiento, y las mujeres están más en el trabajo. Por ejemplo, en este colectivo de producción del que soy parte, mi compañero es el único hombre en el campamento. (M2, 29 años, CTIA)
Otro aspecto relevante fue el antecedente de violencia de género experimentado por la mayoría de las mujeres en los campamentos y asentamientos, así como el cambio de comportamiento de los hombres tras su ingreso al MST. Según las entrevistas, además de abordar el tema de género en las reuniones comunitarias, existe una vigilancia constante de las conductas violentas de los hombres, quienes pueden ser sancionados con la expulsión.
En los asentamientos de Mogi das Cruzes, la inclusión de la mujer en las decisiones comunitarias no es una preocupación. No obstante, se observaron algunos cambios, como la presidencia de APROJUR, ahora ocupada por primera vez por una mujer. Sin embargo, este es un caso aislado, ya que los demás miembros de la Asociación son hombres.
Por lo que he visto, no hay preocupación por incluir mujeres en los órganos de decisión. Las mujeres trabajan mucho y ayudan mucho a los hombres, pero nadie habla de eso. H4, 62 años, PDSSA
Creo que, desde hace un tiempo, las mujeres están tomando más conciencia de su fuerza. Por ejemplo, soy la primera mujer presidenta de la Asociación. Las mujeres estaban escondidas. Entonces, cuando pones a una mujer en el poder, pensamos: “entonces, si ella lo logró, yo también puedo serlo”. Si ella está allí, ¿por qué no puedo yo? Solo depende de que cada uno quiera hablar. (M2, 29 años, PDSSA)
Además, según una entrevistada, el silencio de las mujeres se consideró una cuestión personal, vinculada únicamente a su voluntad de hablar o no.
En los informes, se destacaba que el papel principal de las mujeres era apoyar a los hombres, tanto en las labores agrícolas como en las domésticas.
Relación con la sociedad local
Las relaciones de las unidades investigadas con las sociedades locales varían según su momento de establecimiento y su ubicación geográfica.
En las comunidades gestionadas por el MST, la CTIA se encuentra en Perus, un barrio de São Paulo. Esta ubicación facilita una estrecha interacción con la población local. Según los informes, la ocupación inicial del terreno fue impulsada por los lugareños para evitar que la zona se convirtiera en un vertedero. Aunque la relación inicial fue conflictiva, con el tiempo evolucionó hacia una cooperación y respeto mutuos.
Nos tienen simpatía, por el hecho de que producimos comida saludable que ellos pueden comprar. (M3, CTIA, 68 años)
Se denunció la falta de información en el barrio respecto al proyecto político en desarrollo en la zona. Aunque se reconoce la presencia de personas sin tierra y del MST, no se tiene conocimiento sobre la práctica de la agroecología ni sobre la construcción de un proyecto emancipador basado en un nuevo modelo de desarrollo. Se observó que, en los barrios de clase alta de São Paulo, donde se comercializan la mayoría de los productos cultivados allí, se posee más información sobre el CTIA que en la población de Perus, lo cual evidencia una falla de comunicación por parte del Movimiento.
Con respecto al gobierno, las entrevistas mostraron que en CTIA hay un canal de comunicación con el ayuntamiento, incluyendo visitas al campamento.
Parece que hoy en día hay cada vez más apertura al diálogo con el municipio. Ese mismo día vino el Consejo de Gestión Agraria, y luego vino un técnico del ayuntamiento a preguntar cuáles eran los problemas que había. Podríamos darnos cuenta y ellos intentarán ayudarnos. (M3, CTIA, 68 años)
En el PDSDPC, la relación conflictiva inicial con los vecinos y comunidades aledañas también ha evolucionado hacia una convivencia más armoniosa y de confianza. No obstante, el gobierno aún se resiste a dialogar y satisfacer las demandas básicas de los asentados, como mejorar la infraestructura de la unidad. Además, el retraso en la concesión de la Licencia Ambiental del asentamiento, que permitiría regularizar el área y programar actividades productivas conjuntas, sigue siendo un gran obstáculo en la relación con el poder público.
El prejuicio de nuestros vecinos y de mucha gente de la ciudad todavía existe, pero ha disminuido con el tiempo. El mayor problema sigue siendo de parte de las autoridades, especialmente de la justicia, que se niega a reconocer nuestros derechos. (H3, 38 años, PDSDPC)
En ese sentido, los relatos de los habitantes de los asentamientos de Mogi das Cruzes son similares a aquellos con presencia del MST. De una relación inicial marcada por prejuicios y desconocimiento de las actividades desarrolladas en la unidad, hoy se relacionan de manera más armónica con la población local y las autoridades.
Es importante señalar que en Mogi das Cruzes, los asentamientos no son conocidos como asentamientos rurales, sino como un conjunto de propiedades denominadas Chácara dos Baianos.Footnote 1 En uno de los informes, se dijo que la palabra asentamiento lleva una carga de prejuicio y denota algo “que se dio, que no se logró a través de la lucha”. De esta forma, la manera en que se conoce el asentamiento alivia esta carga de prejuicio, contribuyendo a una mejor integración con la sociedad local (ver Figura 5).
La formación técnica y política como instrumento de transformación social
Las entrevistas realizadas en las cuatro unidades revelaron que, a pesar de las dificultades, las comunidades del MST han intentado establecer estrategias sociales y agrícolas alineadas con la transición agroecológica. La formación política y técnica es fundamental para estas prácticas, orientando la acción de los sujetos.
La formación política del MST, esencial desde su fundación, asegura cohesión y conexión con aliados a todos los niveles (Pizetta Reference Pizetta2007). A través de un proceso continuo de ocupaciones, marchas, campamentos, asentamientos, centros de formación, colectivos, teatros y la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF), el proceso se extiende desde la base hasta las juntas directivas. Desde una perspectiva marxista, se pretende sensibilizar sobre las contradicciones de la realidad de los trabajadores rurales y orientar estrategias políticas para transformar esa realidad, fomentando nuevos valores y relaciones que subvierten la lógica capitalista (Pizetta Reference Pizetta2007).
La formación política del MST comienza en los encuentros de los Frentes de Masas, organizados por diversos sectores, en los que se difunden conocimientos y se reflexiona sobre temas relevantes, debatiendo la lucha por la tierra y trayectorias personales.
Desde 2005, la ENFF se encarga de la formación de militantes y líderes, con alianzas nacionales e internacionales, incluyendo universidades, fundaciones, el movimiento sindical y la Iglesia católica (Medeiros Reference Medeiros2002; Pizetta Reference Pizetta2007; Princeswal Reference Princeswal2007).
El debate en el MST que llevó a la adopción de la agroecología como pilar de sus acciones surgió de críticas internas al modelo neoliberal de la década de 1990 y la influencia de movimientos internacionales como La Vía Campesina (Borsatto y Carmo Reference Borsatto2013; Scopinho Reference Scopinho2006, Reference Scopinho2007). La agroecología se convirtió en un pilar de la reforma agraria del MST en Brasil, siendo crucial la combinación de formación política y técnica. La distribución desigual de los recursos ecosistémicos, como la tierra, es central en las luchas campesinas (Martínez Alier Reference Martínez Alier1994), y la adopción de la agroecología convierte sus acciones en una batalla ambiental esencial.
Dada la relevancia de la formación técnica y política en este proceso, las entrevistas con los miembros de las unidades dirigidas por el Ministerio de Trabajo (MST) revelaron un aspecto significativo. Cuando se les alentó a hablar sobre sus trayectorias en el Movimiento, articuladas con su formación política y técnica, siempre destacaron el período del campamento como un tiempo de profundo aprendizaje teórico y práctico, y de suma importancia para su militancia política y vivencias comunitarias. El campamento emerge, así, como el lugar central de la formación técnica y política del Movimiento.
Los campamentos del MST como loci de nuevas prácticas sociales
Los estudios sobre el MST se han enfocado principalmente en los asentamientos rurales, los cuales simbolizan la materialización y la territorialización de las luchas de los Sin Tierra (Fernandes Reference Fernandes1994). Estos asentamientos son espacios sociales consolidados que generan historias particulares de formación y dinámicas sociales, políticas y económicas. Se insertan en procesos más amplios de desarrollo local y regional, y representan modelos alternativos de producción agrícola familiar.
Sin embargo, la importancia de los asentamientos proviene de una etapa previa crucial en el proceso de lucha: los campamentos. A pesar de las condiciones materiales precarias, la convivencia con personas ajenas a sus círculos, la sumisión a normas preestablecidas y a la autoridad de otros, los conflictos por choques de cosmovisiones, el miedo a enfrentamientos policiales y la inseguridad de ocupar un territorio en disputa, las familias construyen una identidad sin tierra, un espíritu solidario, una experiencia comunitaria y una intensa formación política y técnica.
En este contexto de conflicto, inseguridad, transitoriedad, solidaridad y esperanza, se forman sujetos capaces de emprender modelos alternativos de desarrollo, visibles hoy en los asentamientos del MST. Tras un periodo inicial de encuentros donde se abordan temas como la lucha por la tierra, la naturaleza del MST, la coyuntura nacional, los derechos sociales y nuevos modelos de desarrollo, la planificación de nuevas ocupaciones se realiza con un secretismo casi absoluto. Solo un pequeño grupo de líderes conoce los detalles como el lugar de ocupación, aspectos logísticos, número de familias, origen de estas y horarios de salida y llegada. Las familias solo saben que en un día y hora determinados deben estar listos, y confían plenamente en los líderes para garantizar su seguridad.
El acto de cortar la valla o romper el candado del área a ocupar es un instante lleno de emociones, alegría, miedo e incertidumbre. Al ingresar al área, se implementa un protocolo de ocupación: construir chozas de lona, dividir a las familias en núcleos de diez, construir un comedor comunitario y una huerta, y crear sectores de emergencia como seguridad, salud, alimentación, educación y producción. A lo largo del tiempo, se han creado otros sectores como proyectos, comunicación, cultura, género, juventud y finanzas. Se establecerán representantes de cada sector y núcleo familiar que formarán parte de la Coordinación General del campamento.
Las condiciones precarias hacen que muchas familias desistan en los primeros días. Las que persisten inician un duro y largo recorrido en busca de un pedazo de tierra, marcado por una experiencia de liminalidad y la adopción de un nuevo ethos individual y comunitario. La sensación de ambigüedad y desorientación inicial surge de la dilución de un orden social anterior, con sus hábitos, valores, ideales, jerarquías y creencias, para el establecimiento de nuevas instituciones y costumbres.
El periodo de acampada es una fase de transición social en la que los sujetos liminales se agrupan y se guían hacia una reconstrucción y resignificación de sus relaciones sociales, en consonancia con los conceptos de liminalidad y communitas (Turner Reference Turner1969).Footnote 2 El campamento cumple así una función ritual de formación del sujeto sin tierra, implicando no solo un nuevo comportamiento individual, sino también la interiorización de una nueva estructura de conducta social impartida por la institución que los acoge y forma.
Los campamentos del MST son una experiencia de inmersión profunda para las familias, involucrándolas en un proceso de reflexión y práctica de nuevas formas de sociabilidad. La formación brindada permite vivenciar prácticas como la agroecología desde una perspectiva política, integrándola en sus luchas diarias por la justicia y la inclusión social, al tiempo que contribuyen a cambios sistémicos en la forma en la que el capitalismo explota al ser humano y la naturaleza.
Conclusión
Los procesos de transición a la sustentabilidad son movimientos de transformación social que reflejan diagnósticos de problemas sociales y ambientales derivados de prácticas y estructuras dominantes, cuya superación requiere cambios a largo plazo (Avelino et al. Reference Avelino, Grin, Pel and Jhagroe2016). En ese sentido, la experiencia desarrollada en los campamentos y asentamientos del MST en el Gran São Paulo constituye un ejemplo paradigmático de la importancia del entrelazamiento entre los aspectos sociales, políticos y materiales, para la agencia de los actores de estas comunidades, y el papel decisivo de las acciones de formación política y técnica en los procesos de transición hacia la sostenibilidad emprendidos por los movimientos sociales. Además, estos aspectos son fundamentales para la construcción de instituciones, entendidas como sistemas que organizan patrones de comportamiento social y que contribuyen a desafiar la lógica de la reproducción capitalista. Por tanto, iniciativas como las del MST, en el campo de la agroecología, se muestran convergentes con las teorías del decrecimiento, y pueden ser una importante fuente de reflexión sobre la construcción de sociedades más igualitarias, autónomas, inclusivas y sostenibles.
Los análisis realizados en este trabajo, desde una perspectiva comparada entre unidades rurales con y sin presencia del MST, nos mostraron no solo diferentes patrones de comportamiento, en cuanto a prácticas sociales orientadas a la sustentabilidad, y de procesos formativos que originan las acciones de los sujetos en estos espacios, sino también la existencia de un locus privilegiado en el que se articulan teoría y práctica, conformando estas nuevas instituciones. Los campamentos se convierten así en espacios donde las personas se vuelven sin tierra, se comprometen en la militancia política, construyen un sentido de comunidad, desarrollan una nueva relación entre el ser humano y la naturaleza, y reflexionan y practican formas alternativas de desarrollo.
El significado de estas experiencias, en la esfera de las discusiones sobre políticas de transición hacia la sostenibilidad, es importante, pues ilumina aspectos esenciales de este proceso, como las interrelaciones entre la formación política y técnica, y el espacio de ejercicio de nuevas concepciones de desarrollo y la sostenibilidad, especialmente asociada a la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones desfavorecidas, la seguridad alimentaria y la inclusión social.
No obstante, estos procesos enfrentan desafíos organizativos, productivos, sanitarios, educativos y de relaciones humanas, y las dificultades de subsistencia en las unidades del Movimiento ilustran uno de estos desafíos. Otro desafío es la reproducibilidad de estas experiencias en diferentes contextos de Brasil y América Latina, y su potencial para guiar políticas públicas de desarrollo sostenible. Una respuesta a estos obstáculos es la educación ambiental, enfocada no solo como formación instrumental, sino como formación de individuos capaces de percibir y superar las causas estructurales y coyunturales de los problemas ambientales. Esto se concreta mediante la construcción de un sentido de pertenencia al mundo natural y una colectividad activa (Sorrentino et al. Reference Sorrentino, Trajber and Mendonça2005).
Agradecimientos
Expresamos nuestra profunda gratitud al Centro Maria Sibylla Merian para Estudios Avanzados de América Latina en Humanidades y Ciencias Sociales (CALAS) por la beca concedida en la Universidad de Guadalajara, México, la cual fue fundamental para el éxito de esta investigación. También agradecemos al Instituto Lula por el premio otorgado en la Convocatoria 003/2021-Investigación Acción: Tema 1: Transición Ecológica para el Desarrollo Sostenible en Brasil. Finalmente, agradecemos a los revisores anónimos de la Latin American Research Review por sus valiosos comentarios y sugerencias, que contribuyeron significativamente a la calidad de este artículo.