Below is a passage where a dog owner puts his dog to good use on the stage, but finally has to get rid of him. Carrying out the fatal injection himself, the owner slips and injects himself with the syringe… The passage illustrates the wide and varied uses of the infinitive.

No hemos cesado de trabajar juntos durante muchos años. Él se deja llamar “Toby” en escena, consciente de ser mi socio, pero en familia solo me permite llamarlo “Canelo”. Fue un flechazo (immediate liking for him): lo vi pelearse con otros cachorros (puppies) y ladrar fieramente, y no pude por menos de quedarme con él. En el escenario (stage) tuvimos ratos buenos y malos, como suele ser en esa azarosa vida. Pero el tiempo pasa raudo… (swiftly) Cuando el veterinario me dijo que debía sacrificarlo (put him down), casi me eché a llorar. No, desde luego, yo no podía dejar a nadie hacerlo. No por ahorrar, sino porque eso tiene que hacerlo uno mismo. Se me vuelve a nublar la vista… Fui a comprar la inyección fatal; no me tembló el pulso al llenar la jeringuilla (syringe). Él no dejaba de mirarme algo escéptico con sus ojos de glaucoma y no me extrañó que al llamarlo se negara a acudir y tuviera que perseguirlo por toda la casa.