Book contents
- Frontmatter
- Dedication
- Indice de Materias
- Prefacio
- Agradecimientos
- Introducción
- I La alegoría, entre figuración nostálgica del duelo y desfiguración melancólica
- II Antecedentes: niños alegóricos en la li teratura y el cine argentinos/ latinoamericanos
- III Alegorías nacionales y relatos nostálgicos de la transmisión fili al
- Apéndice documental: Anexos
- Filmografía y Bibliografía
- Indice
- Frontmatter
- Dedication
- Indice de Materias
- Prefacio
- Agradecimientos
- Introducción
- I La alegoría, entre figuración nostálgica del duelo y desfiguración melancólica
- II Antecedentes: niños alegóricos en la li teratura y el cine argentinos/ latinoamericanos
- III Alegorías nacionales y relatos nostálgicos de la transmisión fili al
- Apéndice documental: Anexos
- Filmografía y Bibliografía
- Indice
Summary
De La historia oficial a Un muro de silencio. La mirada de la niña y los desaparecidos
Introducción
En La historia oficial y Un muro de silencio, el personaje de la niña tiene un papel secundario pero revelador de los nuevos interrogantes que se plasman en este personaje en relación con los desaparecidos de la dictadura militar. En ambas obras, la mirada de la niña desestabiliza la función alegórica clásica, introduciendo en ella una reflexividad crítica, un enigma que estimula la interpretación. Es bien sabido que La historia oficial (Luis Puenzo, 1985) obtuvo un reconocimiento internacional ejemplar – fue la película más premiada del cine argentino y la primera obra de este país en ganar el Oscar a la Mejor película extranjera; fue aclamada en los festivales nacionales e internacionales y, en general, por la prensa –, mucho mayor del que alcanzó Un muro de silencio (Lita Stantic, 1993). Sin embargo, la crítica especializada de Argentina, que suele comparar ambas películas, suele también preferir la segunda, en la que reconoce una reflexividad mayor e inédita en el cine argentino.
La comparación, que generalmente toma la forma de una oposición, entre estas películas subraya su uso diferenciado de las convenciones del melodrama (cf. Burucúa 2005: 92–93) y, sobre todo, las ideas explícitas que sostienen sus relatos y la construcción de sus protagonistas. Es así como Laura Martins escribe:
Contrariamente a la ética del no saber, no haber oído, no haber visto que La historia oficial había sostenido a través del personaje de Alicia, la aseveración puesta en boca de los personajes de Stantic se coloca enfrente de tal ética. En su búsqueda de una perspectiva de verdad, este filme se despoja de todo rasgo de oportunismo respecto a la problemática abordada y plantea con honestidad: ¿para qué sirve el cine?, ¿cómo narrar lo que aparentemente es inenarrable e inasimilable?, ¿qué punto de vista escoger?
Desde la misma perspectiva, Quintín evoca La historia oficial como una “apología de la ignorancia debida” (1993b: 36; cf. también Quintín 1993a) y Hugo Vezzetti critica en ella “la reducción de la política y la historia al lenguaje de las emociones familiares”, la cual contribuiría a “oscurecer una mirada más abierta sobre la historia” (2002: 119–20).
- Type
- Chapter
- Information
- El niño en el cine argentino de la postdictadura (1983–2008)Alegoría y nostalgia, pp. 139 - 178Publisher: Boydell & BrewerPrint publication year: 2014