Durante la Edad Media y sobre todo en los primeros siglos, en las palabras de Pablo Luis Landsberg: “La fe en el orden preestablecido de la historia y en su forma eterna y limitada, originó, pues, para la conciencia medieval, la inclusión de la historia, por modo profundo, dentro de la gran realidad eterna. La historia fué considerada no en los accidentes del acontecer exterior sino en la necesidad de la esencia interior. No se buscaba la comprobación de los hechos ‘tal y como habían sido realmente’ (Ranke) sino que, en lo acontecido, buscábase lo eterno. El historiador de la Edad Media es el escritor de leyendas, que manifiesta en historias, acaso ‘falsas,‘ la esencia de las personas y los acontecimientos.”