Toda guerra origina su cúmulo de desaparecidos, militares o civiles. Por cada persona desaparecida, una familia sin noticias, vive desesperada y atenazada por la angustia. Hay que dar respuestas; pues, la verdad, por muy dolorosa que sea, siempre es preferible al tormento que causan la incertidumbre y las falsas esperanzas. La población civil de Bosnia y Herzegovina es la principal víctima de un conflicto en el que los beligerantes se esfuerzan por expulsar a las minorías y transformar los territorios en lugares étnicamente homogéneos. Todavía hoy, hay miles de personas desaparecidas en combate, en las cárceles, ejecutadas sumariamente o masacradas, cuyos familiares esperan noticias.
El derecho internacional humanitario incluye varias disposiciones que garantizan el derecho de las familias a conocer el paradero de sus allegados y se enumeran las obligaciones que las partes en conflicto tienen, de proporcionar todos los medios de que dispongan a fin de facilitar las respuestas a dichas familias. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se basa, sobre todo, en estos dos grandes principios para poner en marcha los mecanismos que permitan aliviar la aflicción causada por la incertidumbre en la que, una vez las armas acalladas, las familias se sumergen.