La cirugía cardíaca es un factor que provoca respuestas emocionales y fisiológicas específicas de un paciente. A pesar de los efectos somáticos positivos de la cirugía, la depresión y la ansiedad pueden persistir o aparecer por primera vez después de la intervención quirúrgica, empeorando el funcionamiento psicosocial y la calidad de vida del paciente. El propósito de este estudio es ofrecer una visión prospectiva sobre la incidencia y el curso de los autoinformes de depresión y ansiedad en pacientes con derivación aortocoronaria (DAC).

Después del consentimiento informado, 53 pacientes que se propusieron para DAC fueron examinados unos días antes y después de la intervención y 3 meses después de ella. Los pacientes rellenaron el Cuestionario de Ansiedad de Spielberger y el Inventario de Depresión de Beck.

El 55% aproximadamente de los pacientes tenía un nivel alto de ansiedad preoperatoria. Poco después de la intervención, el 34% de los pacientes y, después de 3 meses, el 32% de ellos tenían un nivel clínicamente relevante de ansiedad. El 32% de los pacientes antes de la intervención, el 28% inmediatamente después de la DAC y el 26% en el seguimiento estaban deprimidos.

Las puntuaciones preoperatorias altas de depresión, ansiedad como estado y ansiedad como rasgo parecen ser predictoras de la evolución psicológica posoperatoria. La evaluación preoperatoria puede identificar a los pacientes con riesgo de niveles clínicos de ansiedad y depresión posoperatorias. El consejo preventivo psicológico y la intervención psiquiátrica pueden reducir el sufrimiento emocional de los pacientes, y los costes médicos y los económicos.

Describir perfiles longitudinales diferentes en las capacidades comunicativas y la gravedad de los síntomas en el autismo temprano.

Se examinó a cinco niños con autismo de 3;3-4;10 años de edad en la línea de base en cuanto a la producción y la comprensión del señalamiento imperativo y declarativo en intervalos de unos 4 meses. Concurrentemente con estas sesiones, se evaluó a los niños desde el punto de vista de las capacidades cognitivas y comunicativas y la gravedad de los síntomas.

Cuatro sujetos mostraron un retraso de leve a importante en las capacidades comunicativas y lingüísticas. En cuanto a la producción, todos los niños mostraron el señalamiento imperativo y sólo uno el declarativo. En cuanto a la comprensión, dos sujetos mostraron el mismo perfil que en la producción ("sólo imperativo" y "primero imperativo-después declarativo", respectivamente). Un niño no mostró una comprensión clara de los gestos de señalamiento producidos por el experimentador y un niño pudo comprender ambos señalamientos en la misma sesión. Las puntuaciones globales de la Escala de Evaluación del Autismo Infantil (CARS) tendían a disminuir a través de las sesiones para todos los sujetos y se identificaron perfiles individuales diferentes.

El señalamiento declarativo o de compartir experiencias surgió después sólo en un niño; estuvo ausente en cuatro niños como producción y en dos niños como comprensión. Una conclusión preliminar basada en la puntuación de la CARS es que el autismo implica síntomas que pueden disminuir a través del tiempo incluso si los niños difieren en el perfil decreciente relativo a puntuaciones específicas.

Investigar la relación terapéutica y cómo influyen en ella los factores sociodemográficos y clínicos.

Este estudio analizó las autoevaluaciones de la relación terapéutica en 90 pacientes de primera admisión, 72 pacientes hospitalizados a largo plazo y 41 pacientes ambulatorios con esquizofrenia, junto con 249 pacientes alcohólicos y 42 depresivos hospitalizados, y su asociación con variables sociodemográficas y clínicas. En todos los pacientes, la relación terapéutica se evaluó utilizando una escala simple basada en tres elementos.

La relación terapéutica difería significativamente a través de los grupos. La evaluaron más positivamente los pacientes alcohólicos y menos positivamente los pacientes con esquizofrenia hospitalizados a largo plazo. El aumento de manifestaciones psicopatológicas evaluadas por observador se asociaba significativamente con una relación terapéutica peor en todos los grupos, excepto los pacientes de esquizofrenia hospitalizados. En este grupo, el aumento de los síntomas autoevaluados se asoció con una relación peor. En los análisis de regresión múltiple, el 3-28% de la varianza de la relación se explicaba por las manifestaciones psicopatológicas.

Las evaluaciones de los pacientes de la relación terapéutica se explicaban en parte por las manifestaciones psicopatológicas, dejando la mayor parte de la varianza para que la expliquen otros factores que las características sociodemográficas y clínicas.

Las tasas de suicidio en las instituciones correccionales han aumentado durante las últimas décadas. Ha habido poco interés en si el personal de prisiones no médico ha informado por escrito de la ideación y la intención suicidas (informes de intento de suicidio, amenazas de suicidio, daño autoinfligido) y si estos signos de suicidalidad tuvieron como consecuencia esfuerzos de intervención adecuados.

Se incluyeron los expedientes personales de los intemos que se suicidaron en 29 cárceles y prisiones austríacas durante los 25 últimos años (1975-1999). Analizamos las características personales, los datos criminológicos, las circunstancias de la custodia y la información sobre los trastornos psiquiátricos y el tratamiento.

De un total de 250 suicidios, 220 expedientes personales estaban disponibles y se incluyeron. Se conocían intentos de suicidio en el 50% de todos los suicidios y el 37% había expresado suicidalidad. En más del 20%, el personal no médico había informado por escrito signos de suicidalidad, pero no había tenido lugar ninguna acción preventiva posterior (por ejemplo, la derivación a asistencia psiquiátrica).

Los signos de suicidalidad desempeñan un papel importante en los perfiles de vulnerabilidad para los suicidios en la cárcel y en prisión, y deben tener como consecuencia mínima una asistencia psiquiátrica posterior.

Analizar la tendencia de consumo de los fármacos antipsicóticos en España de 1985 a 2000, y el efecto de los antipsicóticos atípicos en el consumo global y en el uso de la clozapine

Se extrajeron datos sobre el consumo de antipsicóticos de la base de datos ECOM del Ministerio de Salud Español, que contiene las ventas al detalle de las farmacias de la comunidad de los productos medicinales reembolsados por el Sistema Nacional de Salud. Los datos se presentan como dosis diarias defmidas (DDD) por 1.000 habitantes por día, para cada afio. Para evaluar el efecto de los antipsicóticos atípicos en el uso de clozapina, se analizaron los datos del "Programa de Seguimiento de la Clozapina" español. Los datos de consumo de los países nórdicos se obtuvieron de las estadísticas nacionales.

El uso de antipsicóticos en España aumentó progresivamente de 1,51 DDD/1.000 habitantes/día en 1985 a 5,73 DDD/1.000 habitantes/día en 2000. El patrón de uso de los fármacos individuals cambió mucho durante el período de estudio. En 1985, el haloperidol, la flu-fenacina y la tioridacina, todos antipsicóticos típicos, fueron los fármacos utilizados más ampliamente, mientras que en 2000, los tres fármacos utilizados con más frecuencia fueron la risperidone la olanza-pina y el haloperidol. La introducción de la olanzapina en diciembre de 1996 redujo el número de nue-vos tratamientos con clozapina a la mitad. El uso de antipsicóticos todavía es más bajo en España que en los países nórdicos, a pesar de que la prevalencia de la esquizofrenia es similar en todo el mundo.

El uso de agentes antipsicóticos en España ha aumentado progresivamente desde 1985, reduciendo las diferencias entre España y otros países europeos (los países nórdicos). Se han observa-do diferencias sustanciales en el patrón de uso de fármacos de 1985 a 2000.

Existen pocos datos para estimar la carga de los episodios maníacos sobre los sistemas sanitarios o las estrategias terapéuticas utilizadas. Este estudio se emprendió para identificar las estrategias de tratamiento escogidas, y para evaluar el coste médico directo del “mundo real” de tratar los episodios maníacos que requieren hospitalización.

Se revisaron los datos de las historias clínicas durante los tres meses posteriores a la hospitalización por un episodio maníaco en Francia. Se evaluó la utilización de recursos sanitarios, se calcularon los costes directos y se analizaron las estrategias de tratamiento. Se revisó un total de 137 historias clinicas (51,8% mujeres; edad media: 35 años) y se recogieron datos sobre 185 hospitalizaciones.

La duración media de la hospitalización fue de 47 días durante el período de estudio. La estrategia de tratamiento más común durante la hospitalización fue la combinación de un estabilizador del estado de ánimo con un medicamento neuroléptico (64% de los pacientes el día 30). Los anticonvulsives, incluidos el valproato (39%) y la carbamacepina (20%) eran más comunes que el litio (52%). El tratamiento recibido durante la hospitalización se continuó por lo general después del alta, con una tendencia a abandonar los neurolépticos y en el sentido de los estabilizadores del estado de ánimo. Los gastos directos medios en que se incurrió durante el período de estudio de tres meses fueron 22.297 euros, debiéndose un 98,6% de ellos a la hospitalización.

Estos resultados confirman que los costes de tratar un episodio maníaco son altos y se deben de manera abrumadora al coste de la hospitalización.

El propósito de este estudio era evaluar las dimensiones del temperamento definidas por el modelo neurobiológico de Cloninger utilizando el Cuestionario Tridimensional de la Personalidad (TPQ) en una muestra de pacientes esquizofrénicos seleccionados consecutivamente.

Utilizamos la versión francesa del TPQ para comparar a 45 pacientes esquizofrénicos estables eutímicos con 126 controles sin antecedentes personales o familiares de trastorno psiquiátrico. Después de la comparación de las puntuaciones del TPQ entre los grupos, realizamos también un análisis multivariable para evitar los efectos de confusión de la edad, el género y la comorbilidad del trastorno por uso de alcohol y sustancias.

La evitación del daño (ED) era más alta en los pacientes esquizofrénicos que en los controles.

Esto replica y extiende los resultados de estudios anteriores que indican que los pacientes esquizofrénicos tienen ED alta y que la ED podría ser un marcador para la vulnerabilidad genética subyacente a la esquizofrenia.

Aunque se supone que los trastornos somatomorfos son cuadros clínicos crónicos, no se dispone de conocimiento epidemiológico sobre su curso natural basado en muestras representativas.

Los datos proceden de un estudio epidemiológico prospectivo de adolescentes y adultos jóvenes en Munich, Alemania. Se considera los diagnósticos de los respondientes (n = 2.548) en la línea base y en el seguimiento realizado 42 meses después como media. Se examina prospectivamente la incidencia en el seguimiento, la estabilidad y además factores de riesgo (sociodemográficos, manifestaciones psicopatológicas, exposición a traumas) seleccionados de la línea de base para la incidencia y la estabilidad de los trastornos y síndromes somatomorfos. La información diagnóstica se evaluó utilizando la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta - Munich (M-CIDI) estandarizada.

Durante el periodo de seguimiento, la tasa de incidencia para cualquiera de los diagnósticos somatomorfos cubiertos fue 25,7%. La estabilidad para el grupo total de cualquier trastorno/síndrome somatomorfo fue 48%. El género femenino, la clase social baja, la experiencia de uso de cualquier sustancia, el trastorno de ansiedad y el afectivo, así como la experiencia de acontecimientos traumáticos de amenaza sexual y física predecían nuevos comienzos de afecciones somatomorfas, mientras que ser mujer, la existencia de uso anterior de sustancias, los trastornos afectivos y de la conducta alimentaria así como la experiencia de un accidente grave predecían la estabilidad.

Al menos para una proporción sustancial de individuos, el cuadro global de la somatización parece ser relativamente estable, pero con fluctuación en el cuadro de síntomas con el tiempo. Ser mujer, la experiencia de uso de sustancias así como el trastorno de ansiedad parecen constituir factores de riesgo para el comienzo de nuevas afecciones somatomorfas lo mismo que para un curso estable en el tiempo.

El propósito de este estudio era evaluar la evolución de las afecciones comórbidas del trastorno de angustia después de 1 año de tratamiento, poniendo de relieve la detección de los síntomas residuales y su relación con otras variables clínicas.

Se evaluó a los sujetos (n = 64) por la Entrevista Clínica Estructurada para el DSM-III-R y el Cuestionario de Personalidad de Eysenck. La comorbilidad con otros trastornos, las puntuaciones en la Escala de Ansiedad de Hamilton (HRSA) y la Escala de Depresión de Hamilton (HRSD) se evaluaron en la línea de base y después de 12 meses. Se definieron criterios para la ansiedad/los síntomas somáticos residuales.

La reducción en las tasas de trastorno de ansiedad generalizada explicaba una disminución significativa en la comorbilidad en el seguimiento anual con respecto a la evaluación de línea de base. Cuando los síntomas más intensos del trastorno habían remitido, un tercio de los pacientes refería síntomas físicos, con cierta preocupación por un estado fluctuante de ansiedad. Los síntomas mencionados no eran una recurrencia del trastorno de angustia ni daban cuenta de otros trastornos de ansiedad o somatomorfos. Las puntuaciones más bajas en extraversión predicen un riesgo más alto de síntomas residuales.

La persistencia de los síntomas residuales de ansiedad/somáticos en un tercio de los pacientes que aparentemente lograron una buena respuesta al tratamiento de trastorno de angustia podría caracterizar una forma menor de persistencia crónica de esta afección.

El subgrupo de pacientes con síntomas residuales no sería detectable por los estudios de seguimiento, que se centran en la evaluación de la recaída del trastorno de angustia por medio de criterios diagnósticos definidos estrictamente.

El objetivo de este estudio era desarrollar nuevas claves estandarizadas asociadas al alcohol y evaluar sus efectos sobre la activación cerebral con resonancia magnética nuclear funcional (RMNf). Se presentaron imágenes de bebidas alcohólicas y neutrales e imágenes neutrales afectivamente a 44 alcohólicos abstinentes y 37 sujetos de control sanos emparejados por la edad. Evaluamos la respuesta de conductancia de la piel, y la activación y la valencia provocadas. Los alcohólicos y los sujetos de control no difirieron en la activación, la valencia o la respuesta de conductancia de la piel evocadas por los estímulos asociados con el alcohol y los neutrales afectivamente, mientras que los alcohólicos evaluaron las bebidas no alcohólicas como más desagradables y activadoras, comparado con los sujetos de control. En el estudio piloto de RMNf, se presentaron imágenes relacionadas con el alcohol y abstractas a seis alcohólicos abstinentes, e indujeron una activación significativa de las áreas cerebrales asociadas con los procesos emocionales visuales, como el giro fusiforme, partes del sistema de recompensa del cerebro (ganglios basales y giro orbitofrontal) y otras regiones cerebrales en las cortezas frontal y parietal asociadas con la red de atención. Estas observaciones indican que se pueden utilizar imágenes estandarizadas de bebidas alcohólicas para evaluar los circuitos cerebrales implicados en el procesamiento y la evaluación de las claves de alcohol.

Nuestro objetivo era identificar los factores que predicen la presencia y la gravedad del trastorno por estrés postraumático (TEPT) después de un ataque terrorista.

Evaluamos a 32 víctimas de un ataque con bomba en el metro de París en diciembre de 1996 a los 6 y a los 32 meses.

Se utilizaron las características sociodemográficas, los datos clínicos y las lesiones físicas para predecir la presencia y la gravedad del TEPT en 32 víctimas. Se usó la Entrevista del Trastorno por Estrés Postraumático (PTSD-I) de Watson y la Escala del Impacto del Acontecimiento (IES) de Horowitz para evaluar la presencia y la gravedad del TEPT, respectivamente.

El 39% de los participates cumplía los criterios de TEPT a los 6 meses y el 25% lo tenía todavía a los 32 meses. Las mujeres tenían TEPT 32 meses después del ataque con bomba con más frecuencia que los hombres. El empleo predecía la gravedad del trastorno a los 32 meses. Las puntuaciones del TEPT evaluado por el PTSD-I a los 6 meses se asociaban significativa y positivamente con las puntuaciones de la IES en el seguimiento a los 32 meses (r = 0,55, P = 0,004). El uso de medicamentos psicotropos antes del ataque con bomba predecía significativamente la presencia y la gravedad del TEPT a los 6 y a los 32 meses. En un modelo de regresión lineal, las lesiones físicas, la situación laboral y el uso de medicamentos psicotropos antes del ataque con bomba fueron predictores independientes de la gravedad del TEPT a los 32 meses.

La exposición al ataque con bomba se tradujo en TEPT persistente en una proporción significativa de víctimas; las lesiones físicas, el uso de medicamentos psicotropos antes del ataque terrorista y la puntuación del TEPT unos meses después del ataque con bomba predecían la gravedad a los 32 meses.

Las repeticiones de trinucleótidos se han asociado con la esquizofrenia, pero los datos, basados en información clínica transversal, son equívocos.

Examinar la relación entre el tamaño de la repetición de CAG/CTG genómico y el desarrollo premórbido en la esquizofrenia.

Se evaluó por entrevistas con los padres el desarrollo temprano y el funcionamiento premórbido de 22 pacientes con diagnóstico de esquizofrenia del DSM IV. Se utilizó la técnica de detección de la expansión de repeticiones (DER) para medir el tamaño de la repetición de CAG/CTG genómico, y la RCP para el tamaño de la repetición de CAG en los loci ERDA-1 y CTG 18.1.

Hubo una asociación inversa entre el tamaño de CAG/CTG y las complicaciones perinatales. Los pacientes con retraso evolutivo del habla y motor tenían repeticiones mayores. Los resultados no se debían a la expansión en los genes ERDA-1 y CTG 18.1.

La expansión de la repetición de CAG/CTG se asocia con retraso evolutivo del habla y motor en la esquizofrenia. Proponemos que el modelo evolutivo puede ser útil para la investigación en la genética de la esquizofrenia.