En el año 1584 aparece publicado, en las prensas sevillanas de Alonso de la Barrera, el libro de Cristóbal de Tamariz, Historia de los santos mártires de la Cartuxa. El poema, escrito en octavas, está dividido en seis cantos y relata unos acontecimientos ocurridos unos cincuenta años antes. Entre 1535 y 1540, Enrique VIII mandó ajusticiar a varios monjes de la cartuja de Londres que se habían negado a aceptar el Acta de Supremacía.

La autoría de la obra sigue siendo discutida, ya que la crítica difiere sobre la identidad del escritor: en tanto que algunos estudiosos (McGrady 14–15) identifican al poeta con el licenciado Tamariz, autor de una famosa colección de cuentos eróticos en verso, otros lo consideran un personaje diferente (Rodríguez-Moñino El licenciado XXV). La fecha también resulta problemática, pues me inclino a pensar que la obra se había escrito algunos años antes de su publicación. En efecto, el texto está dedicado a “Don Fernando de Pantoja, prior digníssimo del monasterio de la Cuevas y visitador d’ esta provincia de Castilla” (A3v). De Fernando de Pantoja sabemos que fue prior de Cazalla y de Aniago, antes de convertirse en prior de Santa María de las Cuevas a principios de septiembre de 1567, y en visitador de su orden en la provincia de Castilla. En 1575 actuó como protector de Santa Teresa durante su visita a Sevilla y dos años después, en 1577, se opuso al proyecto que preveía la separación de los cartujos españoles de la Gran Cartuja de Grenoble. En 1579, ya octogenario, dejó de ser visitador. Murió tres años más tarde, el 8 de julio de 1582 (Cuartero 442–484; Gómez 172–180; Hogg 146).

La dedicatoria parece dar por supuesto que Pantoja está todavía vivo (“El ánimo que de servir tengo a V. Paternidad […] me ha puesto atrevimiento de ofrecer estos borrones”), por lo que hubo de redactarse antes de 1582. Y teniendo en cuenta que Pantoja figura en ella como “visitador d’esta nuestra provincia de Castilla”, lo más probable es que se escribiera antes de 1579.