El artículo examina la relación entre institucionalización del movimiento indígena boliviano y su dinámica en el sentido de su actividad de protesta y su cohesión interna durante el período 1997–2014, para capturar el posible cambio en la institucionalización del movimiento con la llegada de Evo Morales al poder en 2006. En base al estudio hemerográfico de la prensa boliviana, el análisis concluye que el movimiento indígena pasó por la institucionalización bajo el gobierno de Morales, el hecho que está reflejado en la creciente representación indígena en las estructuras del poder estatal. Sin embargo, la institucionalización era un proceso selectivo y prefirió organizaciones campesinas antes que el sector indígena originario, que al contrario experimentó más bien cooptación que institucionalización. La selectividad del proceso produjo diferentes efectos en la movilización de las organizaciones individuales. La política favorable y el acceso a la estructura estatal moderó al sector campesino, mientras las organizaciones indígenas originarias afrontaron las estrategias gubernamentales de división.