Hace justamente un siglo, en 1914, Lucas de Torre publicaba su extenso trabajo sobre la vida y obra de mosén Diego de Valera. Junto a las obras más conocidas incluía, con epígrafe propio, una Historia de la casa de Guzmán. En dicho epígrafe comentaba la atribución también a Valera de una Historia de la casa de Zúñiga, que decía desconocer por completo y que mucho tiempo después fue editada por Pedro Cátedra a partir del manuscrito por él localizado en el Archivo de la Casa de Alba (2003). Ajeno a la existencia de este ejemplar, Lucas de Torre tomaba el dato de Nicolás Antonio (1788: 316–17), que añadía su carácter de posible fuente para José Pellicer, afamado historiador y genealogista del siglo XVII. Aunque Torre no pudo consultar esta Historia de la casa de Zúñiga, la de los Guzmanes no parece plantearle dudas:
La que conocemos de Valera es la Historia de la casa de Guzmán, de la cual hay copia en la Biblioteca Nacional, entre los manuscritos que pertenecieron a D. Pascual Gayangos, y otra mucho más antigua en la selecta biblioteca que posee el distinguido académico y bibliófilo Duque de T’Serclaes. (1914: 161–62)
De hecho, Lucas de Torre no duda en criticar a Valera por las deficiencias de contenido que observa en el texto sobre los Guzmanes:
Si la de la casa de Zúñiga fue obra de Valera, y estaba escrita con el mismo espíritu histórico que ésta, dudamos mucho que pudiera servir de base ni a Pellicer ni a nadie para estudio alguno. Las más absurdas fábulas forman su narración, en la que intercala sin ningún orden algunos Guzmanes, los cuales, por obra y gracia de mosén Diego de Valera, resultan a veces padres de sus abuelos o hijos de sus nietos. La obra termina mucho antes de alcanzar su época. (1914: 62)
Evidentemente, se refiere a la época de Valera, cuya paternidad sobre tan desatinado opúsculo no se cuestiona. Años más tarde, en 1927, Juan de Mata Carriazo y Arroquia publicó su edición de la Crónica de los Reyes Católicos de mosén Diego de Valera, primera de una larga serie de ediciones de textos historiográficos (Beltrán Llavador 2001).