El cercamiento de tierras forma parte de un proceso de transformación de la economía rural en el que figuran otros aspectos como el de la apropiación o el control de los bienes comunales. La conexión de estos elementos permite ver cómo se produjo la destrucción del antiguo sistema agrícola comunitario; es decir, el origen de la explotación individualizada de la tierra.
El caso de Cataluña puede mostrar cómo esta destrucción empezó mucho antes de que una burguesía liberal presidiera, de manera más o menos compartida, la actividad económica y política del país. En efecto, desde 1770 una oligarquía rural consiguió erosionar en beneficio propio las leyes que regían la actividad económica de la comunidad campesina en Cataluña. Los procedimientos utilizados para ello fueron variados; en unos casos se recurrió a mecanismos avalados por una larga tradición, en otros se apeló al celo de un funcionariado que, en muchas ocasiones, fue un buen representante del reformismo ilustrado.