El conde Maurice de Madre, residente francés en Suiza, legó, hace algunos años, una cantidad importante al CICR, destinada a ayudar a los delegados, a los médicos, a los enfermeros o a las enfermeras y a los socorristas que se hayan entregado con generosidad en el transcurso de operaciones de socorro y estén, por ello, en situación difícil o se vean disminuidos en su salud.
Los ingresos de este fondo se han utilizado, desde 1979, para efectuar asignaciones en favor de los colaboradores de la Cruz Roja, heridos o enfermos como consecuencia de una misión humanitaria. A partir de 1981, se han efectuado asignaciones similares para las familias de los colaboradores de la Cruz Roja que perdieron la vida en acto de servicio y que no pueden beneficiarse de ninguna prestación de seguro.