La muerte, el 22 de enero de 1984, de la señora Marguerite Gautier-van Berchem, ha llenado de tristeza a cuantos han tenido el privilegio de conocerla.

Hija del célebre erudito Max van Berchem, Marguerite Gautier prosiguió la obra paterna y llevó a cabo importantes trabajos arqueológicos. Es, además, autora de una serie de publicaciones de gran valor.

Al estallar, en 1914, la primera guerra mundial, ofreció su benévola colaboración al CICR, que abrió la Agencia de Prisioneros de Guerra, cuya actividad daría a conocer el nombre del CICR hasta en los antípodas. Con entera abnegación, Marguerite van Berchem dedicó todo su tiempo y toda su energyía a esta tarea. Pronto se la nombró jefa del Servicio alemán, un puesto en el que pudo demostrar su capacidad.