Hacia 1820, luego de una expedición dirigida por Louis Claude de Sauces de Freycinet, el dibujante del equipo científico, Jacques Arago (1790-1855), negoció un conjunto de objetos de curiosidad con el recién fundado Museo Real, en Rio de Janeiro, entonces capital del Imperio luso-brasilero. Entre los ítems negociados, se encontraban dos cabezas embalsamadas de reyes neozelandeses. Éstas, en particular, accionaron un intrincado conjunto de actores, posiciones y proyectos que ponen de manifiesto la organización sociocultural de ese período, principalmente la relación entre Ciencia, Museos e Imperio-Nación. El artículo propone una primera lectura desde las condiciones de obtención de los dos restos, enfatizando los múltiples regímenes de objetivación por los que han pasado; desde el intercambio de armas en el contexto de las guerras coloniales; su negociación como artículos de colección científica; y finalmente, los recientes debates sobre la humanización de la Antropología y la repatriación de antepasados desaparecidos.